Después de todo, ¿serás tú?

Y esto solo es el comiezo

Hoy se terminará el paraíso, las tardes en Mandy's hablando con Dyl de como seria nuestro futuro si no estuviera el para mí, las fiestas interminables en casa de Ruby y luego las resacas que me hacían sufrir por un jodido día, algo que no me gusta recordar pero es parte del buen verano que viví. Sin embargo lo que pasaría mañana era inevitable y tenía que disfrutar estos últimos suspiros que nos regalaba el verano, así que le escribí a Dyl a ver si quería salir un rato.

Tome mi bicicleta y recorrí plácidamente por las calles de mi vecindario, todo tan tranquilo, el viento corría despeinando un poco mi cabello y el atardecer, desde pequeña me ha gustado observar los paisajes de la tarde o la noche, siempre he creído que son los mejores, los colores se difuminan tan bien entre sí y no son cualquier cosa, eran tonos mágicos y fantásticos como naranja y violeta o rojo con azul. En fin, llegué al lugar en donde venden los mejores millkshakes de chocolate y vainilla del pueblo, estacioné mi bicicleta y vi por la ventana, ahí estaba mi mejor amigo, Dyl, me apresuré a entrar y tape sus ojos con mis manos.

- Quien soy - me gustaba jugar así con él, sus respuestas eran de lo más ocurridas y esta vez no fue la excepción.

- Mmmm no lo sé, un dinosaurio robot que vino del futuro para secuestrar a este fantástico y guapo jugador de fútbol americano?... Nah es mentira como estás Ela?- se los dije, sus respuestas son de lo más locas y ocurridas.

- Cómo podría estar?! Sabiendo que el verano está a punto de terminar, Dylan! es nuestro último año de preparatoria, nuestro último año en este pequeño pueblo y posiblemente nuestros últimos meses juntos -la verdad ceo que no me había chocado tanto el hecho de que Dyl y yo tomaremos distintos rumbos después de todo y por su cara, creo que él tampoco lo había tomado tan enserio hasta ahora.

- Bebe deberías estar contenta, después de este año podrás decidir qué es lo que enserio quieres hacer con tu vida, me han dicho que este año es de los más difíciles y pero si nos ayudándonos lo lograremos y respecto a nuestra amistad no creas que te vas a librar fácilmente de mí, es algo que ha durado años, sé que podremos manejarlo - tomó mi mejilla y la acarició, es verdad nuestra amistad ha durado años y ninguna carrera podrá separarnos.

La tarde se nos pasó rápido platicando de con quien nos tocaría en clases, a que clubs entraríamos y de si habría chicos o chicas nuevas este año. Llegué a casa a eso de las siete, mis padres y hermano estaban cenando, quería evitar el interrogatorio así que trate de pasar desapercibida pero no lo logré.

-¿Qué andabas haciendo señorita?- dijo mi padre apenas pase en puntitas por la cocina, no sé si tenían algún superponer o algo parecido porque por más silenciosa pueda ser yo, siempre me notan.

- Salí un rato con Dyl, nada de qué preocuparse Pa - si ustedes conocieran a mis padres se asombrarían de los estrictos que pueden llegar a ser.

- Esta bien hija, pero la próxima nos avisas antes de hacer algo, por fa, es por tu bien - dijo mi madre antes de que yo suba las escaleras. Ya en mi cuarto preparé una bolsa con unos cuadernos y mi cartuchera, me quedé un rato revisando mis redes sociales hasta que sin darme cuenta me quedé dormida. O... al menos eso quería, aún entre sueños escuche unos golpes en mi ventana, me levante casi saltando de mi cama y me puse mis babuchas de peluche, quien más podría ser a esta hora si no, Dylan.

- Qué rayos haces aquí a esta hora de la madrugada Dyl?! - Lo regañe mientras abría cuidadosamente la ventana para que mis padres no escucharan.

- Lo siento mucho, pero no sabía a donde ir o a quien acudir Ela, entonces solo vine aquí, pero si tú quieres me voy, no hay problema. - No sé qué le pasaba pero de seguro era algún problema con sus padres, y no era de las típicas peleas, era algo un poco más grave, no por cualquier cosa me despertó a la una de la madrugada.

- No, tranquilo Dyl, cuéntame que pasó esta vez.- al terminar de decir esto las lágrimas solo salieron de sus ojos instantáneamente, como la explosión de un volcán que se ha estado reteniendo durante tiempo. Por el resto de la noche se quedó llorando en mi hombro hasta quedarse dormido, no podía creer que hasta el hombre más rudo o fuerte se desmorona a veces, pero ahí estaba yo, para construirlo nuevamente. Y me contará lo que pasó después, ahora lo único que me preocupa es que esté tranquilo.

 

 

 




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