Después de un Café

Capítulo 1

Anna Bianconi

"La vida es simple, pero nos empeñamos en volverla complicada". 

Confucio.

Me desperté a las 6:00am como de costumbre, apagando el ruidoso sonido de ese aparato que tanto odiaba, pero que tan vital era. Apoyé mis pies en el piso helado de mi habitación y con pasos torpes me encaminé hacia el cuarto de baño, solo a unos pocos metros de mi cama. Amaba la sensación de mis pies descalzos sobre la superficie de madera oscura que predominaba en mi hogar. Sonreí perezosa. Aún teniendo una edad promedio, no dejaba de pensar en cosas tontas cuando el sueño dominaba el noventa y cinco por ciento de mi cuerpo. Eso jamás iba a cambiar. 

De pequeña me quedaba viendo cualquier cosa "interesante" de mi habitación, como un zapato en el piso o el mismo techo, con el único fin de atrasar el arduo trabajo de tener que levantarme de una vez por todas para ir a bañarme. Era una maña que no iba a soltar por nada del mundo. Aún mi cuerpo necesitaba de aquellos trances, teniendo 24 años o no. 

A tientas, y dándole un masaje de buenos días a la pared, prendí la luz de mi baño y me detuve a lavar mis dientes, saludando a la Anna desaliñada de todas las mañanas. Lavé mi rostro y me metí a la ducha después. No podía tardar demasiado, por muy reconfortante que se sintiese el agua tibia sobre mi piel. 

Caminé de vuelta a mi habitación y apagué el aire acondicionado. Estos últimos días de "calor promedio" estaban yéndose, el frío iba a ser mella en mi vida -y la de todos los newyorkinos- pronto. Temblando me dirigí hacia el vestidor que si estaba a una temperatura no tan fría, más bien acogedora. 

Escogí ponerme una franela holgada cuello en V de color blanco, con BlueJeans sencillos y tacones de cinta solitaria de color verde militar, en mis manos, para ponérmelos justo antes de salir. Encima de mi vestuario, un abrigo estilo rústico del mismo color de mis tacones. Mi cabello caía en sus ondas naturales. Tampoco me esforcé en mi maquillaje, solo lo esencial. Trataba de mantener un minucioso cuidado con mi piel porque odiaba maquillarme demasiado. 

Mi madre siempre trató de inculcar en lo más profundo de mí el gen de sentirse femenina, y aunque si me siento de esa forma y me gusta el glamour medianamente, jamás voy a soportar toneladas de maquillaje en mi rostro. Ya tenía que hacerlo en ocasiones especiales y con eso me bastaba y sobraba. Mi novio no tiene problema con ello, así que no tenía porqué darle algún tipo de importancia. 

No tienes novio, Anna

Resoplé mentalmente porque mi subconsciente tenía razón, como en la mayoría de las ocasiones. Pero de igual forma, si tuviese novio, sabría que no tenía que importarle la cantidad de maquillaje en mi cara, ¿no? Al fin y al cabo, al natural es como tiene que quererme. 

Pensemos en la descendencia, amigos. Se supone que tu pareja debería querer tu rostro hasta con las pecas más pequeñas. Si las cosas llegasen a ponerse, tu sabes, serias... ¿Sus hijos no heredarían tus rasgos también? 

Pero no. La mayoría de la población masculina quería Barbies

Continué mi rutina mañanera con mi parte casi favorita: Mi desayuno. Y digo casi favorita porque no era totalmente mi desayuno. Trataba de comer algún cereal con frutas o avena en la mañana en mi departamento, pero jamás estaba completa hasta ingerir mi café. Corté algunas fresas y las tiré en el pequeño bowl blanco que contenía avena en hojuelas y un poco de Yogurt. Encendí mi iPod -conectado a las bocinas por Bluetooh- para escuchar una de mis canciones favoritas estos últimos días. "Smokin' and Cryin'" de Alex Roe. 

Tarareando la canción me dediqué a comer con más calma, a sabiendas de que en unos minutos estaría saliendo de mi departamento para ir por mi café. 

Los próximos siete días serían un poco ajetreados para mí. Trabajo para el New York Newsuna compañía televisiva con su periódico independiente, redactando y haciendo un poco de todo. Había estudiado periodismo, especializándome en impresos, pero en realidad me gustaba todo de la carrera, así que como no me quedé sin aprender nada, había terminado siendo alguien multifacética que el periódico necesitaba con urgencia hace un poco más de tres años. 

Algunas veces me volcaba a dirigir un programa o a presentarlo, pero ya había culminado una sección hace poco y quería permanecer fuera por un período de tiempo bastante largo. Por ahora solo me dedico a seleccionar qué noticias salen el día de publicación en una sección específica y una plataforma digital de entrevistas, escritas o grabadas, de personajes influyentes. 

Miré el reloj al final de tope del mesón de mi cocina y me levanté a lavar los platos que había ensuciado. Me encaminé hacia mi habitación otra vez a retocar mi perfume y lavar mis dientes. Terminé poniéndome los zapatos en ese momento y tomando mi cartera y mi celular con mis llaves, salí de departamento. 



#12277 en Joven Adulto

En el texto hay: amor, cafe, periodismo

Editado: 01.11.2018

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