Despues Del Dolor ,el Amor Verdadero

EL ENCUENTRO

El murmullo de las voces llenaba el auditorio como un mar inquieto. Emma Rivas se sentó en la tercera fila, ajustando con elegancia la carpeta sobre sus piernas. Era la primera vez que asistía a una conferencia nacional de comunicación estratégica, y aunque se sentía algo fuera de lugar entre tantos expertos, su determinación era más fuerte que cualquier inseguridad.

A su alrededor, las luces se atenuaron lentamente, anunciando el inicio del evento. El maestro de ceremonias tomó el micrófono con entusiasmo, y tras una breve introducción, presentó al primer conferencista: Leonardo Méndez, un joven empresario de mirada intensa, sonrisa magnética y una carrera ascendente que lo posicionaba como una de las figuras más influyentes en el mundo del marketing digital.

Emma se irguió al escuchar el nombre. Había leído artículos sobre él, lo había visto en entrevistas, pero no imaginó que en persona irradiaría tanto carisma. Leo caminó hasta el centro del escenario con paso seguro, el micrófono en una mano y una energía que atrapó al público desde el primer segundo.

—La comunicación no es solo lo que decimos —comenzó, mirando directamente al auditorio—, es lo que dejamos en el otro después de que hemos hablado.

Emma sintió un escalofrío. Esa frase… le llegó como un mensaje íntimo.

Durante los cuarenta minutos siguientes, Emma no despegó la vista de él. Tomaba notas, pero más que eso, se sentía inspirada. Había algo en su manera de hablar que despertaba en ella una chispa adormecida.

Al terminar la conferencia, Leo bajó del escenario y caminó entre los asistentes saludando a algunos. Emma, sin intención de parecer entusiasta, se levantó para salir al pasillo. Entonces, escuchó una voz cálida a su lado.

—¿Te gustó la charla?

Emma giró con sorpresa. Era él. Leonardo Méndez, mirándola con una mezcla de naturalidad y curiosidad.

—Mucho —respondió, manteniendo la compostura—. Fue inspirador… directo al corazón.

Leo sonrió.

—Ese era el objetivo. Me alegra que alguien lo haya sentido así.

Se quedaron en silencio unos segundos, hasta que él extendió la mano.

—Leo.

—Emma —dijo ella, sintiendo que al estrechar esa mano, algo en su vida había comenzado a cambiar.

No fue una conversación larga. Apenas un intercambio breve de palabras, un par de sonrisas, una promesa de seguir hablando en el cóctel posterior. Pero bastó. Emma no lo sabía aún, pero ese instante sería el principio de una historia que la transformaría para siempre.



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En el texto hay: dark romance, romántico

Editado: 29.07.2025

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