Despues Del Dolor ,el Amor Verdadero

SUEÑOS COMPARTIDOS

Las semanas siguientes transcurrieron como si el tiempo se doblara a su favor. Emma y Leo vivían una burbuja, una especie de refugio donde el mundo exterior parecía no existir. Se buscaban constantemente: mensajes matutinos, almuerzos espontáneos, videollamadas nocturnas donde a veces no decían nada, pero sentían todo.

Leo tenía una agenda apretada, con conferencias, reuniones y viajes, pero siempre encontraba el modo de hacerle saber a Emma que estaba presente. Y ella, que había aprendido a construirse sola, descubría ahora la delicada sensación de dejar que otro le acompañara sin invadirla.

Una tarde de domingo, mientras compartían un picnic improvisado en el parque Metropolitano, Leo se tumbó en el césped con los brazos detrás de la cabeza.

—¿Te has imaginado cómo te gustaría que fuera tu vida en diez años?

Emma se quedó pensativa, pelando lentamente una mandarina.

—Creo que más que imaginarla, la he sentido —respondió—. No me veo en una mansión, ni rodeada de lujos. Solo quiero paz. Una casa con libros, plantas, y una pareja que no tenga que prometerme eternidad, pero sí presencia.

Leo giró el rostro hacia ella y sonrió, sin decir nada al principio. Luego, con tono reflexivo, replicó:

—Yo me veía solo. Siempre lo pensé así. Logrando metas, viajando por el mundo, ganando premios. Pero desde que te conocí… no sé, todo eso parece vacío si no estás tú al lado.

Emma lo miró con ternura. No le gustaban las palabras bonitas por inercia, pero las de Leo no eran frases prefabricadas. Se sentían honestas.

—¿Y cómo sería tu casa? —preguntó Emma, retomando el juego.

—Con ventanales enormes, madera, una chimenea. Y un estudio para escribir —dijo él.

—¿Tú escribes?

Leo rió.

—Solo ideas sueltas. Pero contigo cerca, se me ocurren historias completas.

Emma bajó la mirada, sonrojada. Leo se incorporó, se acercó a ella y le tomó la mano.

—Sé que esto va rápido —dijo, con una seriedad que contrastaba con el aire liviano del momento—. Pero hay algo en ti que me calma. Y también me impulsa. Siento que por fin todo tiene dirección.

Ella no respondió enseguida. Lo miró a los ojos, buscándolo más allá de la emoción del enamoramiento.

—Yo también siento que contigo todo encaja —murmuró—. Pero tengo miedo. Porque cuando todo ha estado bien en mi vida… algo termina rompiéndose.

Leo le acarició la mejilla con la yema de los dedos.

—Entonces hagamos un pacto —susurró—: si algo se rompe, lo hablamos, lo enfrentamos, y lo intentamos reparar. No prometo no equivocarme. Pero sí estar.

Emma cerró los ojos. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que podía confiar en alguien sin temor a ser defraudada. Aceptó el pacto con un beso largo, profundo, que selló una promesa aún invisible.

En los días siguientes, comenzaron a compartir más que tiempo. Proyectos. Planes. Sueños. Emma lo llevó a conocer a su madre, una mujer sabia y reservada que solo necesitó unos minutos para sonreír y decir: "Tiene algo verdadero."

Leo, por su parte, la invitó a acompañarlo a una charla en otra ciudad. Viajaron juntos por primera vez, y el hotel fue testigo de una noche mágica donde no solo se amaron físicamente, sino que se confesaron dolores pasados, cicatrices que aún dolían, y anhelos que nunca antes habían dicho en voz alta.

Esa noche, mientras descansaban entrelazados, Emma sintió que el universo finalmente le estaba devolviendo todo lo que alguna vez perdió.

—¿Sabes qué quiero? —le dijo Leo, rompiendo el silencio.

—¿Qué?

—Despertar a tu lado todos los días. No solo los fines de semana, ni en viajes. Todos. Quiero vivir contigo, Emma.

Ella lo miró en la penumbra. No sabía si era demasiado pronto, pero sí sabía que lo deseaba también.

—Dame una semana —respondió—. Necesito ordenar mi mundo… pero sí, también quiero eso.

Leo la abrazó con fuerza, y por primera vez, Emma pensó seriamente que podía amar sin temor.

Pero lo que ninguno de los dos sabía, era que en la misma ciudad donde tejían sus sueños, también comenzaban a surgir los hilos de una sombra… una presencia que, sin ser invitada, se colaría entre ellos con el propósito de desbaratar todo lo que habían construido.

Una sombra con rostro. Con intención.

Y con una historia que Leo no había contado del todo



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En el texto hay: dark romance, romántico

Editado: 16.08.2025

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