Despues Del Final

11: Papá me confiesa algo

 

—No le hice nada —afirma—. Ni siquiera la besé.

Retrocede un poco. Frunzo el ceño pensando en eso, ¿Realmente no pasó nada de nada? ¿Ni siquiera un beso? Eso parece imposible, por muchas razones.

— ¿Por qué? —pregunto—. Digo, Julia es casi una supermodelo.

Esa chica era hermosa, su cabello largo, su piel siempre perfecta y alta. Además, todo el tiempo olía a rosas y nunca parecía hacer algo mal, era la descripción de perfección.

Stanley vuelve a sentarse. —Porque no quería y ella estaba tomando alcohol, yo no —baja el rostro—, no la besé, le ofrecí llevarla a su casa pero se enojó. Créeme, tengo pruebas.

— ¿Pruebas? —siento como mis hombros ya no están tensos.

Asiente. —Me envió mensajes asegurándome que era su venganza por rechazarla, que nadie la rechazaba.

Tuerzo los labios. —Pero si tienes pruebas, ¿Por qué nunca intentaste desmentir esos rumores?

Resopla. —Porque las personas tienen un concepto de mí y no quieren pruebas, quieren seguir creyendo en eso. Además, no fue ni la primera ni la última vez.

No lo entiendo, ¿Por qué no hizo nada? —Pero Stanley, ella te acusó de algo muy grande.

—Y lo creíste, ¿no? —se levanta—. ¿Ves? No es su culpa, las personas no le hubieran creído si yo no tuviera una reputación pero la tenía y por eso fue tan fácil creer en algo así.

Trago saliva, me siento un poco culpable pero en mi defensa, no podía no creer en eso. Stanley ha sido un mujeriego y un engreído, es fácil asumir que ese tipo de cosas son ciertas.

El auto de papá se escucha al frente de la casa.

—Mejor me voy —anuncia, caminando hacia afuera de mi habitación.

Lo sigo porque aun quiero preguntarle más cosas pero él camina sin voltear, baja las escaleras y justo cuando estamos en la sala, la puerta se abre. Papá sonríe, dejando sus cosas en la mesa pequeña de al lado.

— ¿Cómo fue todo? —pregunta.

Stanley sonríe, como si jamás hubiera tenido la conversación de hace unos minutos. —Todo genial, entrenador. Hay comida en el refrigerador en caso tenga hambre, iré a mi casa ahora, tengo que ir al trabajo mañana.

Papá asiente y le da una palmada en la espalda. —Claro, chico, descansa.

Stanley sale sin voltear a verme, solo se va.

Papá se acerca a mí y con una sonrisa juguetona, afirma: —Es un buen chico, me agrada.

Ruedo los ojos. —Basta papá, ni siquiera somos amigos.

Papá suelta una carcajada. —Aún tienen tiempo de convivir, además, tu universidad y la de él están muy cerca, no sería imposible…

—Papá —cruzo los brazos—. ¿Por qué me emparejas tanto con él? Siempre creí que serias de esos padres que prohíben a sus hijas hablar con los chicos.

Me toma de los hombros. —Eres una mujer independiente, no puedo prohibirte nada —afirma—. Aunque lo hago porque Stanley se preocupa más por ti de lo que piensas.

Niego. —No le importo, solo me ha molestado toda mi vida.

Se encoje de hombros y camina a la sala, sentándose a un lado de Callie quien sigue dormida. —En la escuela, quizás en tu primer año de secundaria, uno de los chicos mayores estaba hablando de las chicas —me señala—, te mencionó a ti, lo escuché y estaba a punto de regañarlo cuando Stanley le dijo que jamás te hiciera nada, que no iba a permitirlo.

Frunzo el ceño y me siento a su lado. — ¿Stanley? ¿Estás seguro?

—Sí —dobla sus piernas encima de la otra—. Lo hizo, te defendió y no fue la única vez, por eso me agrada. Es bastante obvio que le gustas y…

Suelto una carcajada, tan fuerte que Callie se despierta por un segundo y luego regresa a dormir. —Eso es imposible, no le gusto, él me odia y yo a él.

Rueda los ojos. —No te odia, creo que tú quieres que te odie pero no te odia.

— ¿Qué significa eso? —pregunto, recostándome en el respaldo.

—Que si te odia, es fácil para ti convivir con él, pero si no te odiara, ¿Qué pensarías? —pregunta.

Resoplo. —Que es terrible demostrándolo, enserio papá, tú no lo puedes ver porque estás cegado pero él no es tan bueno como quisieras que lo fuera.

Asiente y se levanta. —Está bien, Lacey Masie, no tienes que hacer nada al respecto, solo digo que si un día sientes algo por él, esta familia te apoya.

Bufo. —Que raros son.

Él ríe mientras camina a la cocina.

Pienso en lo que me dijo Stanley y en lo que papá acaba de confesar, ¿Qué se supone que tengo que creer? ¿Es eso siquiera importante? Claro que no.

Supongamos que sí le gustaba a Stanley, eso es algo del pasado. Lo he visto con las chicas que sí le gustan y no se comporta como lo hace conmigo. Él no siente nada de eso ahora, tal vez fue algo casual o simplemente quería verse como el héroe cuando me “defendió”.

De todas formas, no importa lo que pueda o no sentir. La realidad es que conmigo se ha portado mal y a mí me sigue gustando Corey, yo voy a encontrar a Corey y luego de muchas preguntas, le diré lo que siento y él me dirá lo que siente.

Con o sin Corey en la historia, yo sigo escogiéndolo a él. No a Stanley, no me gusta y no quiero estar con él, ni siquiera pienso que al final del verano sigamos hablándonos. Él se irá a la universidad y yo también, ambos dejaremos de ser vecinos y nada nos unirá.

 

 

Me despierto temprano, como siempre.

Odio que mi reloj biológico nunca me deje dormir un poco más, siempre tengo que despertar antes de la alarma. No importa, de todas formas tengo que limpiar el jardín y luego, ir a trabajar.

Me asomo a la ventana y rápidamente me pregunto, ¿Por qué hice eso? ¿Qué estoy tratando de encontrar?

Me muevo al escritorio y abro el cuaderno de Corey, busco otra de las páginas que ha hecho mi corazón acelerarse.

“Ella es tan hermosa, ¿acaso no es obvio lo que siento? Quiero besarla, quiero que deje de ser tan solo mi amiga. Cruzaría el mundo por ella. Iría a donde fuera.”




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