Despues Del Final

14: Una reina en el espacio

 

El planetario es mucho más grande de cómo lo recordaba.

Estuve aquí hace años, Shane aún era un pequeño y estaba emocionado por todo a su alrededor, a decir verdad, yo también. Siempre me gustó el concepto del universo, las galaxias y todo lo que no conocemos.

Hemos terminado de ver la sección de los planetas y ahora nos dirigimos a un área abierta, ahí hay telescopios donde tú puedes ver la luna, las estrellas y todo lo que haya allá arriba.

Aun no es tan oscuro así que debemos esperar un poco, en esta área hay bancas al aire libre, ciertos carteles con información del universo y una pantalla interactiva para que veas algunas fotografías que se han tomado de la luna.

Estamos sentados en una de las bancas, Stanley mira hacia arriba aunque aún no se pueden observar las estrellas y solo tenemos un cielo a medio iluminar.

— ¿Crees en los extraterrestres? —pregunta, viendo hacia el cielo.

Levanto mi mirada también. —Pues, no lo sé, solo creo que sería raro que fuéramos los únicos con vida en todo el universo, es enorme.

—Lo sé —baja la voz—. ¿Crees que se puedan llevar a alguien fuera de la tierra?

Eso me hace pensar en Corey, en como él a veces hablaba sobre ser abducido por ellos. —No lo sé, pero si existieran tal vez tengan la tecnología para hacerlo.

— ¿Y crees que sería un buen lugar? ¿Uno mejor que aquí? —sigue con las preguntas.

—No sé, pero, ¿Por qué preguntas todo esto? ¿Te gustan estos temas?

Asiente. —A veces la vida como tal no da respuestas, entonces tienes que pensar en lo que no se ve, en lo que supuestamente no existe.

Lo volteo a ver. — ¿Cómo qué? Además de los extraterrestres.

Baja la mirada a sus rodillas. —En todo lo demás, fantasmas, duendes, alienígenas, todo eso —resopla—. Incluso, tal vez, viajes en el tiempo. No sé, fallos en la realidad, dimensiones alternas.

Cuando habla no lo hace de la manera en que siempre se expresa, es como si ahora mismo estuviera mostrándome una parte oculta de él. Como la luna, como ver ese lado que no se puede ver.

Normalmente diría una broma pero no quiero terminar con este momento, no durará mucho.

— ¿Crees en lo desconocido? —pregunto.

Asiente, lamiendo sus labios. —Quiero creer que hay respuestas, aunque lógicamente hablando, no las haya.

Sus palabras golpean mi interior. Me siento así por Corey, quiero entender, aun si la explicación no tiene lógica. Solo quiero saber.

Trago saliva. — ¿Cómo que respuestas?

Parpadea rápido. — ¿A dónde va la gente después de la vida? ¿Alguien ha pedido algo tan fervientemente que se le ha cumplido? ¿Alguien ha podido regresar en el tiempo y arreglar su vida? ¿Qué pasa si alguien detiene el tiempo? ¿Lo sentimos también? —respira profundo—. Lo siento, es una tontería, solo dejo que mi mente viaje y…

—no lo es —afirmo—. No lo es, es… yo, creo que puedo entenderlo.

Me mira, con las cejas juntas. — ¿Puedes?

Asiento. —Créeme, yo también quiero respuestas que nadie me da.

Abre su boca pero luego la cierra, aclara su garganta. — ¿Alguna vez desearías regresar el tiempo para cambiar algo?

Asiento de nuevo, puedo sentir las lágrimas en mis ojos pero parpadeo rápido para alejarlas. —Sí, sin duda.

Sonríe pero de una manera triste. —Yo también.

¿Por qué Stanley se siente de esa manera? —Um, entonces, ¿lo harías aun si perderías algo en tu futuro, ósea, ahora?

Asiente sin pensarlo mucho. —A veces hay cosas que deseas cambiar y no te importa nada, solo quieres arreglarlo.

Miro sus ojos y es como si pudiera ver más allá de él. Como un telescopio a su alma, a esos rincones que no sabía que existían de Stanley, lugares donde hay oscuridad y secretos, palabras que no pronuncia.

— ¿Quieres ver las estrellas? —pregunta, cambiando de tema.

Bajo la mirada. — ¿Crees que veremos un ovni hoy?

Resopla. —Eso espero, seria genial, es uno de mis sueños.

—Es un sueño casi imposible —afirmo.

Él niega, viendo al cielo de nuevo. —También quiero creer que nada es imposible, aunque sea muy difícil.

No sé qué ha hecho que Stanley se comporte de esta manera pero no me molesta, solo espero que no sea un truco.

Nos movemos a uno de los telescopios, él me señala el banco alto para que me siente primero. Cierro un ojo y con el otro me asomo a la mirilla, veo un par de estrellas pero nada más, aunque sigue siendo impresionante.

— ¿Dónde está la luna? —pregunto.

Stanley coloca una mano sobre mi hombro y con la otra, mueve el telescopio un poco para que finalmente la encuentre, estaba apuntando muy lejos. La encuentro y puedo ver su textura, desde la tierra luce lisa y luminosa pero en realidad, hay más ahí.

Me separo. —Tu turno.

Stanley se sienta cuando me quito, mueve el telescopio y se concentra en lo que sea que esté viendo.

Mientras no puede verme yo lo observo. No es sorpresa para nadie que él sea atractivo, siempre ha sido así. Cuando éramos niños era lindo, luego pasó a ser guapo y lo es. Pero, su personalidad arruinaba todo su exterior para mí, aunque la conversación pasada y la que tuvimos en el auto me ha hecho dudar de si realmente lo conozco.

No es como si me gustara, no he olvidado a Corey, sigo queriendo a Corey pero, Stanley siendo menos tonto y más sincero, luce mejor.

Se separa pero no se levanta. —Veo la luna —afirma—. Es una locura que aquí se vean tan grande y —eleva sus ojos al cielo—, desde aquí, es tan pequeña.

Miro la luna también. — ¿Sabes? Alguien dijo que esta luna es la misma que ha visto desde el principio de todo, que tu cantante favorito la ha visto, tus bisabuelos y las futuras generaciones la verán, ¿no es eso increíble?

Stanley se levanta y queda cerca de mí, pero no me muevo y él tampoco. —Creo que es esperanzador —afirma, viendo hacia allá—, tal vez ahora mismo tú y alguien importante están viendo la luna al mismo tiempo.




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