Despues Del Final

36: El novio literario perfecto según Stanley

— ¿A qué te refieres? ¿Ya conocías a Corey? —pregunto ansiosa.

Baja la mirada. —Mira, um, cuando mamá desapareció y fuimos a reportarlo, la policía llamó a los vecinos para que ayudaran con la búsqueda. Varias personas se unieron y como te digo, es un lugar pequeño entonces llegaron de áreas cercanas —explica—. Entre todos estaba Corey y su padre, pero Corey iba con otros chicos que conocía, todos estaban revisando las áreas determinadas.

— ¿Corey? —pregunto como si necesitara más confirmación.

Asiente. —Pero ellos no me habían notado o tal vez no sabía que yo era el hijo de la mujer desaparecida, entonces caminé cerca de donde ellos y Corey se quejó porque ya llevábamos un rato en la búsqueda —los músculos de su mandíbula se tensan—. Él les dijo a sus amigos que estaba cansado y aburrido, que seguramente mamá… que, seguramente un oso ya se la había comido.

Abro los ojos y la boca al mismo tiempo, exhalo y no tomo aire.

Eso sería lo último que quieres escuchar a esa edad, o cualquier edad, cuando tu mamá acaba de desaparecer.

—Eso es… —me llevo la mano a mi boca.

Asiente lentamente, viendo hacia abajo. —Luego sus amigos empezaron a agregar comentarios desagradables —junta las cejas marcando líneas en su entrecejo—. Giraron y me vieron, uno de ellos susurró que yo era el hijo y se fueron corriendo.

Muevo mi cabeza, negando. No sé qué decir ahora, tampoco sé que pensar. Yo sé que eso ocurrió cuando Corey y Stanley eran niños pero, nunca imaginaria que el Corey que yo conozco, podría decir algo así.

—Y bueno, luego vino a este lugar y te vi con él —afirma, su voz es rasposa—. Lo odié tanto, por esa vez y por estar cerca de ti, por ser un idiota y yo, sé que no debí guardar rencor o desquitarme pero, cada vez que veía su cara recordaba ese momento.

Coloco mi mano sobre su antebrazo. —No te culpes tanto, escuchar algo así debió ser tan malo y pues, no tenía idea. Corey nunca me dijo que ya te conocía o algo sobre eso.

—Pero sé que pude ser mejor —admite—. Por otra parte, tú me preguntaste porque nos distanciamos y tú crees que simplemente nos comenzamos a llevar mal pero no, fue cuando Corey estaba cerca de ti, todo cambió.

Recuerdo la primera vez que Corey mencionó lo mucho que Stanley le desagradaba, me dijo que era un egocéntrico y un falso. Una muy pequeña parte de mi no estaba de acuerdo porque Stanley también fue el chico que me hablaba cuando nadie más lo hacía y que fue a mi cumpleaños cuando nadie más lo hizo.

Pero en ese momento, él ya tenía otros amigos y ya se comportaba diferente. Casi no hablábamos, ya no iba a su casa o él a la mía. Creo que, comencé a pensar que era cierto. Que Stanley era malo y cada día, alimenté más esa idea.

No culpo a Corey, fue mi culpa también. Yo podía simplemente acercarme a Stanley y preguntarle o intentar comunicarme pero de pronto, solo respondía con sarcasmos y acepté que nunca más seriamos amigos.

—Lo siento —digo.

Mueve su cabeza de un lado hacia el otro. —No me digas que lo sientes, yo lo siento. Lamento tanto que pensé que tenía que estar rodeado de personas para no ser un perdedor, que nunca tuve el valor de dejar de ser un impostor, creo que mis acciones no harían que mamá se sintiera orgullosa de mí.

No creo que sea cierto, puede que no haya sido perfecto pero Stanley no es malo. Me acerco más y sin intentar pensarlo por un segundo, beso su mejilla. No puedo hacer mucho por él pero esto se siente correcto.

Stanley me mira, confundido pero sonrojado. —Um, gracias.

Y ahí está de nuevo, mi corazón y sus latidos aumentando el ritmo. —Creo que tu mamá está orgullosa de ti, hablo enserio.

Sus ojos encuentran los míos y mientras el comienzo de la noche nos rodea, mi interior se siente tan despierto por cómo me mira. No puedo evitar preguntarme, ¿Qué hubiera pasado si nunca nos hubiéramos dejado de hablar?

—Entonces —baja el tono de su voz—. ¿Qué ibas a pedirme a cambio por la apuesta?

—Ah —quiero dejar de verlo pero no puedo, está tan cerca que solo necesito averiguar qué pasaría si nos acercáramos un poco más—. Bueno, yo —luego lentamente lo recuerdo, recuerdo el cuaderno de Corey, su confesión y la mía—. Em, yo quería que me llevaras a ese lugar, quiero preguntarle a sus abuelos sobre él. Supongo que saben algo, ¿no? Puede que no sea lo que espero pero, solo necesito saber que está bien.

Stanley hace una mueca y luego asiente. —Ah, Lacey, escucha —dobla sus piernas—. Hay otra cosa que no te he dicho, lo siento.

Permanezco en silencio esperando que hable.

—Yo sigo muchas páginas de ese lugar, en caso haya una noticia sobre mamá. Sigo a la página de la comisaria, de los bomberos, del hospital y de la alcaldía —aclara su garganta—. Em, a veces solo publican de actividades o situaciones que no tienen nada que ver con su trabajo, reuniones, convivios y fiestas.

No sé porque me está contando esto pero sigo en silencio escuchándolo.

—En la página de la alcaldía hubo una exposición de arte de unos niños pequeños pero, um, en una de las fotos aparece Corey —abro los ojos—. Ahí está, es de hace un mes más o menos.

Abro la boca pero las palabras no salen. Corey. Está. Bien.

—Debí decírtelo cuando me hablaste sobre querer encontrarlo pero, tal vez yo… no sé, no quería que lo supieras —exhala ruidosamente mientras se rasca la nuca—. Lo lamento, creo que tenía celos. Lo siento, Lacey.

Lamo mis labios. —Espera, Corey, ¿está ahí? ¿Está bien? —Me falta aire mientras hago esas preguntas—. ¿Cómo sabes que era él? ¿Seguro?

Asiente. —Te puedo enseñar la foto después, ahí está él. Lo vi y lo reconocí, no se ve diferente, por eso te decía que está bien.

Entorno los ojos mientras muchas más preguntas llegan a mi mente. Si Corey está vivo y está bien, ¿Por qué no me contesta? ¿Por qué se fue de esa manera?

Quiero llorar pero siento que no tengo derecho de hacerlo, hace un momento Stanley me hablaba de su madre desaparecida y yo, estoy triste por un amigo que está bien y solo no me dijo adiós.




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