Despues Del Final

40: Astronauta

Solo dos días más.

Juego con las páginas de su cuaderno, moviéndolas de un lado hacia el otro, como si por arte de magia apareciera una confesión más o alguna pista extra. Pero no, durante el tiempo que pasaba a solas, lo revisé todo.

Vuelvo a tomar mi teléfono y veo sus cuentas de nuevo. Nada. Ni siquiera en los comentarios de publicaciones pasadas alguien le pregunta donde está, es como si el mundo supiera algo que yo no.

Stanley me ha dicho que no sabe nada más de Corey además de esa fotografía, que al igual que yo, lo único que sabe es que se fue y ya.

— ¿Me vas a pagar con dinero o con besos? —Stanley pregunta parado en el marco de la puerta de mi habitación.

Suspiro, girando en la silla. —Con nada.

Él y Shane estaban bañando a Callie, algo que usualmente se hace en el día pero Callie prefiere baños en la tarde cuando hace calor. O al menos, eso dice Shane y creo que tiene razón porque Callie realmente ama los baños y se le nota.

—Callie me empapó —señala su camiseta.

Veo su torso, parece como cuando entrenaba en la escuela y tenía sudor por el cuello y la parte media de la tela. —Pensé que habías sudado.

Niega, separando la camiseta de su cuerpo. —No, creo que Callie me bañó a mí.

—Lo necesitabas —bromeo.

— ¿Tienes algo para prestarme? —Pregunta—. Tú usas camisetas extra grandes, dame una de esas.

Frunzo el ceño. —No te voy a dar mis camisetas.

Hace una mueca. —Vamos, no seas egoísta, muñeca —sigue sosteniendo la tela—. No quiero ir a mi casa, estoy cansado.

Chasqueo la lengua. —No es una gran distancia, ve por tu ropa.

Bosteza por unos segundos. —Lacey Masie, dame algo o me quitaré la camiseta e iré así por tu casa.

Levanto ambas manos. —No gracias —suspiro, rindiéndome ante la necedad de Stanley.

Voy a mi closet, busco una que no sea de mis favoritas y que no esté tan gastada porque yo puedo usarlas, pero siento que eso sería un poco vergonzoso. Tomo una azul, tiene un dibujo animado al frente y es como cuatro tallas más grandes.

Se la lanzo y él la toma antes que caiga. —Cámbiate, iré a ver a Shane, si tú estás así seguro él está empapado.

—No —die—. Shane no fue atacado por Callie, ellos tienen una complicidad.

—Igual cámbiate aquí —camino hasta la puerta—. Y sales después, ¿bien? No quiero que husmees mis cosas.

Me hace una cara de fastidio y luego comienza a levantarse la camiseta, ahí yo salgo cerrando la puerta para darle privacidad. Bajo las escaleras y desde la mitad de ellas puedo escuchar las risas de Shane jugando con Callie.

Me asomo y ambos corren por todo el jardín, creo que Shane debería entrar a algún equipo de atletismo porque ama dar vueltas y vueltas sin parar.

— ¿Tienes hambre? —pregunto.

Sin parar de correr me grita: —No, todavía no.

Asiento. —Bien, Shane ten cuidado, no te vayas a caer.

Shane niega, riendo. —Soy muy rápido, ¿lo ves? Callie no puede alcanzarme.

Pero Shane dio un mal paso y se tropezó, cayendo directamente al suelo, su rostro contra el pasto.

Voy rápido hacia él y me inclino. —Shane.

Él se mueve pero está juntando las cejas. —Auch, me duele.

Miro hacia abajo intentando encontrar algún golpe. — ¿Qué te duele? ¿Dónde?

—Mi brazo —afirma—. Y mi pierna, auch.

Lo ayudo a levantarse y se sienta sobre el pasto, reviso sus piernas y no parece que haya sido algo muy grave, creo que solo fue el golpe y el susto. — ¿Te duele algo más?

Niega. —No.

Reordeno su cabello y lo atraigo hacia mí. —Ten cuidado, por favor.

— ¿Todo bien? —Stanley aparece, ahora con mi camiseta que a él le queda como si fuera suya.

—Me caí —Shane dice—. Pero casi nunca me caigo, me distraje.

Stanley camina al otro lado para sentarse con mi hermano en medio de nosotros. — ¿Te lastimaste mucho?

—No —responde, ahora más tranquilo.

Stanley le da una palmada en la espalda. —Eres un chico fuerte, pero no tengas miedo de pedir ayuda cuando algo te duela, ¿sí?

—Sí —contesta—. Ah, mi hermana tiene una camiseta así.

Abro mis ojos y niego viendo a Stanley, ese comentario puede darle muchas oportunidades para que haga una broma.

Él las toma.

—Es la de tu hermana —afirma—. Como ahora es mi novia, quiere que use su ropa para que sepan que no estoy soltero.

Shane ríe y me señala la cara. —Entonces si es tu novio.

Tomo su dedo y lo bajo. —Tú no deberías señalar así a las personas, es de mala educación.

Hace una mueca. Tú no deberías tener novio.

Ruedo los ojos. —No tengo novio.

Aprieta los labios por unos segundos. —Pero ya me confundí, ¿Quién te gustó primero? ¿El otro chico o Stanley?

Por supuesto que Shane había visto a Corey varias veces y aunque no interactuaban mucho, Shane siempre me preguntaba si él era mi novio. Creo que no importa si tu hermano es menor o mayor, siempre intentaran meterse en tu vida amorosa.

— ¿Qué? —mis mejillas están calientes.

—A Lacey le gusté primero —Stanley responde—. Nos conocimos antes, tú eras un bebé, ¿recuerdas?

Shane le sonríe tiernamente. —Sí.

—Yo fui primero y luego llegó otra persona pero, el primer amor nunca se olvida —afirma.

Shane ríe, arrugando su nariz. —No quiero amar a nadie, que asco.

Ahora yo me río. —Ay, Shane, espera unos años y veras que yo seré quien te moleste con tu novia.

Niega, entornando los ojos. —No quiero, solo quiero jugar videojuegos, jugar con Callie y ya. Ah, y comer, me gusta comer y jugar baloncesto.

Stanley acaricia su cabello. —Ese es un buen plan para el futuro, me gusta.

Shane se levanta y estira sus brazos por encima de la cabeza. —Voy a ver algo en la tele.

— ¿Qué vas a ver? —pregunto porque sí, intento cuidar lo que ve.

Se encoje de hombros. —Un episodio de Perdidos en Los Bosques —una serie sobre un grupo de amigos que se pierden en bosques mágicos.

—Bien —le digo—. Ve un rato, luego tienes que comer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.