Stanley se sienta a mi lado luego de dejar su chaqueta en el otro sofá.
Sus abuelos y su padre están en mi casa, se han hecho más cercanos también en este verano y eso me alegra.
Veo a mi alrededor y recuerdo como fue todo hoy, sus palabras en honor a su madre y nuestros momentos a solas. Pienso en la ausencia de fotografías en esta casa, pero en como su madre está en el corazón de todos ellos.
Suspira, acercándose a mí y tomando mi mano. —Mañana ya no irás, ¿verdad?
Niego. Mañana tengo que empacar para la universidad y aunque todavía no me voy, ya no trabajaré ahí. Sí planeo llegar para despedirme pero, ya no estaré detrás del mostrador donde muchos recuerdos se crearon.
—Tengo que ir a la universidad —digo, Stanley todavía tiene un semestre.
Hace una mueca triste. —Nunca te olvidaré, Lacey, este verano fue el mejor de mi vida —admite—. Siempre lo recordaré y a ti, no cambiaría nada, gracias por todo lo que hiciste por mí y…
—Espera —suelto su mano, frunciendo el ceño—. ¿De qué hablas? ¿Por qué te despides?
Entorna sus ojos. —Um, bueno, tú te vas.
Trago saliva, no puedo creer que piense que esto es todo para mí. Que no quiero esto en mi vida, por mucho tiempo más. Que no amo la manera en que me besa, en como sus brazos se sienten como mi hogar y que su presencia ha mejorado todo.
—Me voy —repito, viéndolo a los ojos.
Desvía la mirada hacia abajo. —Sé que te dije que ya no podemos cambiar el pasado pero, odio tanto haber perdido el tiempo, debí decírtelo antes, no fue suficiente.
—No lo fue —repito.
Exhala lento. —Pero sin duda, siempre estuviste en mi corazón. Ahora me toca averiguar cómo serán mis días sin ti, pero te digo que no será lo mismo. Eres una persona irremplazable, gracias Lacey Stacy, de verdad.
Permanezco en silencio mientras dejo que este momento caiga por su propio peso, luego simplemente sonrío.
— ¿Es este el final?
—Eso creo —responde, su voz se apaga con cada silaba.
—Um, Stanley, ¿Qué crees que sigue después del final en los libros? —pregunto.
Sube la mirada, con las cejas juntas. — ¿Qué?
Asiento, estrechando su mano. — ¿Qué hay después del final?
Mueve su cabeza de un lado al otro. —Creo que, nada. No hay nada después del final.
Acaricio su mano con mi pulgar. —Te equivocas, después del final de cada libro, hay una página en blanco, a veces son varias o a veces, es el interior de la contraportada.
Me ve confundido. — ¿Páginas en blanco?
—Paginas para que ahora, nosotros escribamos el resto de nuestra historia —afirmo—. Pero solo si lo hacemos. Algo nos trajo hasta aquí, pero el resto de la historia depende de nosotros.
Lentamente lo comprende y abre sus ojos. —Espera, ¿Estás diciendo que quieres continuar con esto? ¿Con nosotros?
— ¿Y crees que te desharás de mí tan fácil? —me muevo para verlo un poco mejor—. ¿Crees que puedes hacer que te odie y luego te amé para luego dejarme? Oh, no Stanley Hayes, no te liberaras tan fácil de mí.
Me mira sorprendido pero comienza a sonreír lentamente. —Entonces, ¿quieres seguir con esto? Digo, ¿una relación a distancia?
Resoplo. — ¿Distancia? Tu universidad y la mía están como a veinte minutos, no viviremos frente al otro pero puedes conducir.
Y yo realmente necesito aprender a conducir.
Muerde su labio inferior aun intentando contener su sonrisa. — ¿En verdad quieres esto? Digo, te estoy dando paso libre…
Empujo su brazo. — ¿Sabes qué? No puedes darme el mejor verano de mi vida y luego dejarme, así no funciona en los libros.
Finalmente su sonrisa se amplia. —Te amo tanto Lacey Benson —me toma del rostro y me acerca para besarme—. Tú no te puedes deshacer de mí, me tendrás todos los días en tu campus.
Mis manos están en sus hombros. —Dame un poco de espacio, Hayes.
—No —mueve sus pulgares para acariciarme—. Y cuando un chico se te acerque, les haré saber que eres mi chica.
—Eh, no soy tu propiedad —digo, con el corazón acelerado.
—No lo eres, pero eres mi chica —afirma—. Y cuando tu universidad se enfrente a mi universidad, tendrás que traicionarles y apoyar a mi equipo.
Ruedo los ojos. —Ni siquiera iré a verte —esa es una mentira.
Stanley acerca su rostro y nuestras narices se tocan. —No tienes idea de lo feliz que me hizo escucharte, pensé que esto era todo para nosotros, pensé que tú te olvidarías de mí.
Me muevo para darle un beso corto. —No puedo olvidarme de ti, fuiste mi primer beso y mi primer beso real —beso la comisura de sus labios—. Fuiste la persona que me conocía tal y como soy y aun así, me diste tu corazón.
—Lacey, cásate conmigo —pide, de pronto.
Me separo y lo veo divertida pero confundida. — ¿Qué?
—Cásate conmigo —su tono es alegre—. Vamos, acepta.
Niego rápidamente. —Creo que esto es demasiado rápido, no me voy a casar contigo.
Toma mis manos. — ¿En un año?
Bufo. —Stanley, somos muy jóvenes.
Arruga la nariz. —Bien, un año y medio.
Me levanto pero sigue tomando mis manos. —Em, mejor me voy, antes que acordemos la fecha de nuestro divorcio.
—No —se levanta también—. Cásate conmigo de nuevo, entonces.
Ruedo los ojos. —Sigues siendo un tonto.
Mueve sus manos a mi cintura y me acerca a él. —Pero hablando enserio, si quiero casarme contigo, en realidad lo he querido desde que tengo diez años.
Rodeo su cuello con mis brazos. —Siempre supe que estabas perdidamente enamorado de mí.
Me acerca un poco más para besar la punta de mi nariz. —Siempre supe que tú eras la indicada.
Recuesto mi frente en su pecho. —Un paso a la vez, amigo. Por ahora, solo dime que me amas y adúlame sin parar.
—Vanidosa —besa mi mejilla—. Eres tan egocéntrica, siempre fuiste así, pero no importa —besa mi sien—. Me gustan las chicas complicadas.
Subo la mirada. —Nada de “me gustan las chicas complicadas” solo yo te gusto.