Mis padres se tomaron de las manos. —Te amo —susurró papá.
Arrugué la nariz. —Ay no, váyanse de aquí —cerré los ojos, borrando las cursilerías de mis padres.
Escuché a mamá reír, luego a papá, contagiado por ella. —Ay, Stannie —se sentó a mi lado en la cama—. Eres tan adorable.
Papá se sentó también, del otro lado. —Hijo, cuando ames a alguien, entenderás esto.
Saqué la lengua. —Nunca ocurrirá, me da asco eso. No seré como ustedes, que horror.
Mamá resopló y luego, sonrió. —Ay cariño, yo también pensaba como tú. Pensaba que jamás tendría un novio y mucho menos me casaría, pero mírame, soy la mujer más feliz del mundo.
—El día que encuentres a la persona correcta, será uno de los mejores días de tu vida.
Fruncí el ceño. —No quiero eso, no creo que yo me vaya a casar.
Mamá se encogió de hombros. —Tal vez no lo hagas y eso está bien, pero si lo haces, solo recuerda esto: Esa persona vale oro y todo lo que tú quieras de ella, dalo tú también. Respeto, amor, paciencia, todo.
—Y —papá levantó el dedo—, sobre todo, ámala como el primer día y como si fuera el último, así nunca tendrás arrepentimientos.
No entendía mucho de lo que decían, pero asentí.
Papá se levantó avisando que iría a cambiarse, mamá se quedó conmigo y se movió para poder abrazarme, yo me recosté en su hombro mientras peinaba mi cabello.
—Stannie, eres el mejor chico del mundo y solo quiero que seas feliz, siempre. No importa si no te casas o si lo haces, solo se feliz, ¿bien?
Asentí.
—Te amo, hijo —besó mi cabeza—. Sé que en el futuro, encontraras una persona que cuide y valore tu corazón, solo asegúrate de hacerlo tú también, de esa forma su amor durará por siempre.
—Yo solo te amo a ti y a papá —dije, elevando la mirada—. Um, bueno, también a mis abuelos y a mis tíos, también a mis primos y…
Mamá soltó una carcajada. —Amo eso, Stannie. Estás lleno de amor, que bendición es ser así como tú.
Sonreí. —Mami, digamos que me caso… um, ¿Qué sentirías?
—Pura felicidad —afirmó—. Sería un tanto conmovedor ver a mi pequeño irse a formar una familia pero, estaría tan feliz que lloraría de la emoción. Casi puedo imaginarlo ahora, esa chica con su hermoso vestido y tú, tan guapo como tu padre. Tendrás que disculpar a tu futura madre, porque voy a llorar.
Volví a sonreír, mamá tenía ese efecto en mí, hacerme feliz todo el tiempo. —No llores mucho, Viviana dice que si lloras se te arruina el maquillaje, pero no sé porque.
—Bien, bien, intentaré no llorar —contestó—. Pero estaré muy feliz, tan feliz que no puedo describirlo. En realidad, estaré siempre feliz por ti si tú estás feliz, cada día soy feliz por tu existe, mi amor.
La abracé y ella a mí, fue un momento especial, uno que ahora no puedo dejar de repetir en mi cabeza.
Mamá no está en mi boda hoy, ella aún no ha sido encontrada y no hay avances de su desaparición pero, sé que esté donde esté, está feliz.
Y yo solo espero que ella esté bien y que sea feliz.
A veces prefiero pensar que está allá arriba, con sus padres, quienes fallecieron antes que yo naciera. Quizás me está viendo, sonriendo y diciendo algo como: ¿acaso no decías que no te ibas a casar?
También puedo imaginarla viendo a papá y tirándole un beso, prometiéndole que algún día volverá a tomar su mano y bailar con él.
La imagino saludando a mi tía, sacudiendo su mano y diciéndole que se ve genial con ese vestido violeta. Sonriéndole a Bastian y a Vivian, admirada de lo mucho que han crecido y enviándole sonrisas a mis abuelos.
La veo saludando a todos, a sus conocidos y a quienes no llegó a conocer. También puedo imaginarla sonriendo en dirección a Lacey, contenta de verme con una chica tan hermosa por dentro y por fuera.
“Respeto, amor y paciencia, Stannie, no lo olvides” diría.
La imagino de ese modo y resisto las lágrimas, ya lloré cuando Lacey entró con su vestido blanco y su ramo, al lado de su padre. Voy a mantenerme calmado por ahora.
Pero, subo los ojos un instante al cielo ya que nos casamos en un salón al aire libre, como Lacey quiso y yo también, y veo las nubes acompañándonos.
Espero que mamá regrese a mi vida, de verdad, pero sino, espero que esté viéndome y que sepa que la amo.
—Respeto, amor, paciencia, lo prometo —susurro.
Lacey me da un apretón y me sonríe, yo a ella.
Después del final, hay más y este no es ningún final sino otro capítulo, luego vendrán más y más.
Quien sabe que me espera en esos, solo sé que quiero seguir, para descubrir que hay en ellos.
—Te amo —susurro en dirección a Lacey.
—Te amo —responde, con sus ojos brillantes.
Y luego de pronunciar lo último de la ceremonia, estamos oficialmente casados.
Y lo más importante, somos felices.
FIN