Destello.

Obsequio.

En el pueblo, después de la llegada de Silvano, los días pasaban con regularidad, aunque ahora la seguridad del lugar era más estricta, los guardias custodiaban las puertas día y noche sin descanso, se les había ordenado que cualquier movimiento extraño lo reportaran inmediatamente; las personas que iban y venían de los campos de cultivo, tal como lo había ordenado Katari, tenían que traer consigo un arma, con la que se manejaran mejor, no importaba, siempre y cuando fuera para su defensa personal, la mayoría llevaba dagas cortas, porque se sentían más cómodos, unos pocos espadas largas y solo un par llevaba arcos. 
De igual forma como lo habían predicho los ancianos, tanto Silvano como Elaine se tomaban un tiempo para volver a entrenar a los habitantes, Yawri les había ayudado a construir un campo de entrenamiento para poder hacer esa labor un poco mejor. 
Yatziri con la habilidad que poseía fabrico varias espadas de madera para las prácticas y de vez en cuando Xan la acompañaba para aprender lo que hacía su madre. 
-Mira aquí Xan, tienes que saber cómo entrelazar los hilos para hacer que el arco no se desbarate al momento que tensas la flecha- le indicaba Yatziri mientras amarraba con firmeza un extremo del arco. 
-Ya veo, estoy aprendiendo de la mejor del pueblo, pero aun así prestare mucha atención, gracias mamá- Xan se acercaba para poder observar mejor. 
-¿Cómo te está yendo con los entrenamientos con Silvano? 
-Realmente, no lo sé, al ver la pelea que tuvieron en el puerto, no creo que sea muy capaz de pelear con uno de ellos frente a frente, Astu es la mejor opción, nos lo demostró allá, Elicia también, hasta Bimori que no le agrada tocar un arma, hay algo en ellos…  
-¿A qué te refieres con eso?- preguntaba Yatziri claramente confundida. 
-No lo sé, no sé cómo explicarlo, Astu tiene un aura que no había sentido antes, algo en su interior es como una llama, a veces cálida, pero cuando arde demasiado llega a quemarte y en cuestión de Bimori también es difícil de explicar ¿alguna vez te has sentido con tanta paz que no quieres escapar de ella? 
-Claro, en los brazos de tu padre es donde encuentro la paz que necesito en momentos difíciles. 
-Pues ella irradia esa paz, pero también hay algo oscuro, una chispa que en cualquier momento puede salir a la luz… 
-Vaya, no pensé que ella pudiera ser de esa manera- ambos giraron a ver a Bimori que estaba entrenando con Silvano -pero bueno, de todos modos tienes que entrenar las peleas cuerpo a cuerpo, te diré un secreto, a mí tampoco me agradan, pero si no hay otra alternativa tenemos que hacerlo ¿No lo crees?- Yatziri le daba un beso en la frente a Xan. 
-Sí, creo que sí, de igual manera me esforzare lo suficiente para no ser una carga… 
-Tu nuca serás una carga, eres el ser más maravilloso de este mundo, eso debes de tenerlo en la mente siempre. 
-Lo entiendo, gracias, pero en ocasiones creo que no soy de mucha ayuda- decía un poco desanimado. 
-Tal vez sientas eso porque no has entrenado lo suficiente, pero cambiemos de tema ¿Qué me puedes decir de tu pequeña noviecita?- Yatziri le lanzaba una mirada picara a Xan. 
-¡Elicia no es mi novia!- le recriminaba. 
-¡Hey! ¿Quién está hablando de Elicia?- Yatziri le volvía a mandar una mirada juguetona -pero ya que estamos con ella ¿Cómo la has visto en los entrenamientos? 
-Ella se desenvuelve bien, es hábil tanto en pelea cuerpo a cuerpo, como a larga distancias, es básicamente como Silvano, aunque no le gusta el arco, ella más bien usa las dagas- le contestaba un poco avergonzado. 
-Tengo algo más que preguntar, no sé si pueda hacerlo, es sobre el animal que tienes escondido en tu cuarto ¿Puedo?- Yatziri se tomaba su tiempo para esperar la respuesta de Xan. 
-Claro que si mamá ¿Qué quieres saber?- respondía el chico. 
-¿Por qué le tienes tanto aprecio? Sabes que aquí no están permitidos, son animales agresivos…  
-Lo sé mamá, créeme que lo sé y también tengo miedo- Xan la interrumpía. 
-¿Entonces, por qué lo resguardas aquí?- Yatziri lo veía a los ojos. 
-Creo que no les he contado al respecto, en el puerto, encontramos a un niño, moribundo y su último deseo fue que me llevara a su cachorro y lo cuidara, ese niño dio su último aliento para decirme solo eso, y yo quisiera cumplir ese deseo- Xan comenzó a soltar lágrimas por la tristeza que lo invadía. 
-Entiendo, pero ¿Qué haremos en caso de que los ancianos no accedan a tenerlo aquí? 
-No lo sé, espera ¿Qué haremos?- preguntaba Xan confundido. 
-Claro que sí, eres mi luz en un lugar oscuro, además de que soy tu madre además también tú padre, te apoyaremos en cualquier cosa que quieras hacer y en cada decisión que tomes, así que asumo que deben de tener un plan para todo esto. 
-Gracias mamá, aunque no lo sé, Astu y Bimori me dijeron que no me preocupara, que ellos tenían un plan para todo esto y yo realmente confío en ellos- Xan abrazaba a Yatziri. 
Ambos se quedaron abrazados un largo rato, ahora Xan se sentía más seguro de lo que fueran a decir los ancianos, aunque dijeran algo que iba en contra de lo que dictaminaba su corazón, sabía que tenía el total apoyo no solo se Astu y Bimori, ahora también de sus padres y eso lo tranquilizaba. 
En los siguientes días, Katari mandó llamar a Xan, para que le mostrara al cachorro que tenía guardado, ya había pasado un tiempo y era hora de hablar; los ancianos estaban sentados como de costumbre, en el centro del gran salón estaban los chicos esperando que alguno de ellos empezara a hablar y poder así darles una resolución. 
Xan, acompañado de Astu y Bimori, llevaban al cachorro amarrado del cuello con una soga, le habían puesto una especie de bozal en el hocico para que no ladrara, ni aullara. El pobre animalito estaba asustado ahí adentro, temblaba de miedo, incluso se había orinado dentro del salón, algo que a los ancianos les disgusto en el momento. 
 




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