Destello.

Despedida.

Por fin había llegado el día en que los chicos junto con Eamon se fueran del pueblo, una parte de ellos estaba emocionado por ir a recorrer de nuevo el mundo, pero por el otro, estaban asustados, teniendo en cuenta lo que había pasado en el puerto, al recordar eso les cambiaba el semblante, se ponían rígidos, pensando una y mil cosas que les pudieran pasar, no estaban muy confiados a pesar de que Eamon había prometido protegerlos a toda costa.

Los niños estaban reunidos justo en la puerta del pueblo. Xan llevaba un pantalón azul, zapatos tipo bota de cuero, una camisa blanca, llevaba un conjunto de tirantes negros entre cruzados en la espalda, en los cuales cargaba una funda con una de sus dagas, cargaba en el brazo una chamarra café, con forro de borrego, a un lado estaba su cachorro de lobo, esperando órdenes para salir, en días pasados le había enseñado a seguirlo sin necesidad de una cuerda, el cachorro estaba un poco más grande. Astu traía un pantalón negro, botas cafés, una camisa azul marino, un cinturón negro en el cual cargaba un par de fundas a los lados, ambas con dagas y otros utensilios, en su hombro cargaba su chamarra naranja, con la que había llegado.

Elicia llevaba unos pantaloncillos tipo marinero azul marino, con algunos bolsillos extras a los costados, una camisa blanca con algunas runas escritas en los bordes con hilo azul, era la única que llevaba una funda larga, para cargar una de las espadas echas por Yawri, no la sacó en el momento, solo le pasaba la mano por encima.

Bimori, que se escondía en la espalda de Astu, llevaba casi el mismo conjunto que él, a excepción de la chamarra, era azul marino con forro de borrego, en la espalda cargaba una aljaba con algunas flechas.

Solo estaban a la espera de Eamon, que aún no salía de la casa.

-¿Y tu hermano a qué hora piensa salir?- Elicia ya estaba un poco desesperada.

-No lo sé, estaba guardando unas cosas y hablando con mi mamá, esperemos que salga pronto- contestaba Xan sin voltear a verla, ya que estaba jugando con su cachorro.

Después de un rato salió Eamon junto a sus padres, se les veía hablar, los niños no podían distinguir bien lo que decían, se fueron acercando un poco más. Después de ellos salieron Elaine y Silvano, llevaban consigo un arco y un par de espadas, a Astu se le hizo algo extraño, eran un poco cortas para ser espadas normales.

-Astu, pequeño prodigio, te tengo un regalo, bueno en realidad de Yawri y mío, tuvimos que trabajar muy duro para hacer este par- Silvano sacaba de entre las fundas, un par de espadas cortas, de algunos ochenta y cinco centímetros contando con el mango, tipo sables, con una pequeña curvatura en el filo, totalmente negras, el mango estaba cubierto con una venda blanca para el agarre.

Astu las tomó entre sus manos, notó algo grabado en las orillas, unas runas, no sabía distinguir bien que significaban, solo reconoció un par de ellas, una tenia forma de “Z” invertida con una ligera inclinación a la derecha, y la otra era una “Y” con una línea adicional en medio, la primera de ellas significaba fuerza, y la segunda defensa, estaban grabadas en ambos sables.

-Nos tomó bastante tiempo y dedicación hacer ese par, no los vayas a perder- le decía Silvano bromeando -están hechas con los guantes de los Marfan que nos trajo Eamon, así que supongo que deben de ser muy fuertes, otra ventaja es que son demasiado ligeras, perfectas para ti- Silvano sintió una mirada rozar por su cuello, se giró y era Elicia que lo miraba con algo de desprecio -vamos hija mía, tú tienes mi espada, no me mires así, sabes que te amo, pero Astu era el único sin un arma, bueno y Xan, pero a él le tiene algo mejor Yatziri- Silvano acariciaba la cabeza de su hija.

-Yo ya tengo las dagas, no creo necesitar algo más señor Silvano- Xan le recriminaba a Silvano.

-Eso crees niño, pero creemos que serias más eficiente en el ataque a larga distancia, así que no rezongues y deja que tu madre te de un obsequio de despedida- Silvano se levantaba y le tocaba el hombro al niño.

Yatziri se acercaba a Xan sin decir ni una palabra, no podía, sentía que si hablaba el llanto llegaría a ella y no podría dejarlos ir, llevaba algo enredado en algunas sábanas blancas, lo fue descubriendo poco a poco, le mostro a Xan un arco, de algún metro y medio de largo, el mango de treinta centímetros de largo, dejando los otros extremos de sesenta centímetros, un poco curvo, a los extremos una cuerda atada, lo que le llamaba la atención es que estaba reforzado con algo de metal en las partes anchas, al igual que las espadas cortas de Astu, era muy ligero. Xan lo tomaba con cuidado, apreciaba el color de la madera reluciente y los bordes negros, giro a ver las espadas de Astu, las mismas runas estaban talladas en su arco.

Yatziri también le entregó un pequeño aljaba, con algunas flechas, le ayudó a colgárselo en la espalda y eso fue todo, no podía más con el nudo que llevaba en la garganta, comenzó a llorar, se agacho para poder abrazar al más pequeño de sus hijos, Xan la abrazo de vuelta.

-Estaremos bien mamá, Eamon nos protegerá…

-Sé que lo hará, sé que estarán a salvo con él, pero aun así me preocupan, aun así no quiero que se vayan…

-Regresaremos, te lo prometo, además, tengo un guardián adicional conmigo, no me pasara nada…

-Debes de proteger a mis hijos, sé que lo harás, te los encargo pequeña sombra- Yatziri acariciaba al cachorro.




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