Destello Nocturno

Capítulo V: Llamados del bosque

«Nada podrá descubrir quien pretenda negar lo inexplicable. La realidad es un pozo de enigmas»

—Carmen Martín Gaite.

🥀🥀🥀

El sol empieza desvanecerse en el horizonte, tiñendo el cielo de un rojo profundo, mientras avanzamos por el árido terreno. Lo que había empezó como un día lluvioso ha cambiado al eterno calor del día que apenas empezaba a refrescarse. Siento la piel pegajosa y las mejillas hirviendo; aunque no todo se debe al calor.

La silueta de jaguar camina en silencio, guiando a todos entre las profundidades del bosque que habíamos recorrido en dirección contraria hace apenas un día.

¿Qué se le había pasado por la cabeza al ofrecerse a guiarlos en este maldito viaje? El atardecer, como bien sabía, era el momento más peligroso del día. Las criaturas más inquietantes suelen aparecer cuando el sol se hunde, los inmensos depredadores comienzan a tomar forma en las penumbras.

Even, con toda su experiencia, sabe que lo mejor es mantenerse en movimiento, sin mirar atrás, sin volver por el mismo camino. Pero ahí se encuentra, tan decidido como siempre, como si no hubiera nada que temer.

Y, de alguna manera, Malani tiene los peores hijos. Arriesgándose a romper la principal ley de todo nómada y dejándola entre desconocidos. Razón por la que debo confiar en que Darren la protegerá junto al resto, y eso no es muy reconfortante.

En mi interior, el enojo se mezcla con una sensación de impotencia. Sé que Even quiere mostrarse valiente, como siempre lo hace, pero no puedo evitar preguntarme si alguna vez dejará de arriesgarlo todo, incluso cuando la razón le grita que está cometiendo la peor imprudencia. Luego creen que soy la hermana desconsiderada.

Pero, no es el asunto que me carcome por dentro. Más bien uno mucho más alto y de mirada hipnotizante; el comandante Miller. No puedo dejar de recordar nuestras últimas palabras. Él, con ese tono tan calculador, tan seguro de sí mismo, y yo, tan incapaz de cerrar la boca.

Por supuesto que sus palabras fueron un duro golpe para mi ego, pero fue más doloroso saber que Even no se compadeció del ridículo escándalo que estaba montado y cambió de opinión. Ni siquiera le dirigió una palabra de advertencia o un gesto que le indicará al tedioso comandante que dejara de humillarme.

A mi lado, Dave, el muchacho que ha sido asignado para acompañarnos, camina en silencio. Su amigo es mucho más hablador y difícil de silenciar. En cambio él, luce como una persona de pocas palabras, demasiado sereno. Su rostro permanece impasible, y sólo después de unos minutos de caminata, rompe el silencio. Su voz, profunda pero serena, me sorprende.

—Los tipos que te estaban molestando, suelen hacerlo con los que consideran más débiles —menciona sin mirarme, algo que ya había deducido—. No te lo tomes tan a pecho. Se alimentan de lo que creen que es fragilidad.

Lo miro de reojo, todavía con esas ganas de lanzarles las dagas a sus gargantas. Más débiles, sí. Eso era lo que habría sentido si no hubiese estado tantas veces al borde de la muerte. Debo admitir que llegué a sentirme vulnerable, después de todo, eran tres hombres fornidos intentando doblegarme.

—Es bueno saber que les he demostrado lo contrario —por un momento creo verlo sonreír.

—¿Sabes? —ahora sí me mira con esos ojos tranquilos —. Crecí con mis abuelos. Mi padre...mi padre fue un explorador. Él me enseñó a superar el miedo y me inspiró a convertirme en un explorador como él —se toma una pausa, como recordando algo difícil de procesar—. Murió en un ataque de lo que ustedes llaman "lupinos". Licántropos, para ser exactos. Desde entonces, me dediqué a entrenar en la torre blanca, esperando, algún día, obtener mi venganza.

Me quedo en silencio, procesando sus palabras. Los lupinos. No es la primera vez que escucha hablar de ellos. Esas criaturas...los dueños de la mayoría de los territorios y una de las amenazas más mortales que el mundo aún no ha logrado contener. Quienes se enfrentan a ellos no sobreviven. No es algo de lo que se hable, no de manera abierta. Después de todo, solo nos dedicamos a camuflarnos y avanzar para sobrevivir, evitando cualquier tipo de interacción con alguna de esas bestias.

No esperaba que Dave me contará un poco de ese pasado, o mencionará su propósito de estar entre ellos.

—Lamento lo de tu padre —no quiero parecer condescendiente, pero es lo único que pude decir.

Él simplemente asiente, sin añadir más.

Continuamos avanzando en un cómodo silencio. Y, mientras nos acercamos más al lugar donde todo comenzó, Dave habla de nuevo.

—Entonces, ¿de verdad cazaste a la hiena que llevas encima? —tuve que voltear a verlo para asegurarme que no tuviera algún gesto incrédulo en su rostro.

¿Era tan difícil de creer? Seguramente con nuestros armamentos tan rudimentarios les parece algo imposible.

—Era ella o yo —respondo, con una tranquilidad que me sorprende a mí misma.

Dave guarda silencio por un momento, luego, sonríe abiertamente.

—Es bueno que les hayas dado su merecido. Son unos imbéciles.

Concuerdo con él.

Cuando llegamos a la zona donde el moribundo nos había encontrado, la tensión en el ambiente es demasiado palpable. El lugar en donde todo empezó a tomar un rumbo diferente.

Jared Collins, el segundo al mando que envió Miller en su lugar, nos da la orden de dispersarse.

—Busque rastros, huellas, cualquier señal —su profunda voz llenó los aires. Aunque tenía una innegable autoridad, no podía compararse con Miller.

Todos asentimos y comenzamos a adentrarnos en el terreno. Somos alrededor de doce personas con complejo de héroes, arriesgándonos a mitad del atardecer. Even, como siempre, me detiene antes de continuar su marcha.

—Ven conmigo —su tono es igual de sereno, aunque sé que continua molesto por haber venido con él. Con un leve gesto me indica que avancemos por la derecha.




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