Destello Nocturno

Capítulo VIII: Cazadores de sombras

«Hay que mirar a los ojos al misterio»

—Lance Armstrong.

🥀🥀🥀

Siento las suaves manos de Malani acariciando mi cabello. A su lado sigo siendo la pequeña niña que encontró en medio del bosque hace diecinueve inviernos. El manto de hiena descansa sobre mi espalda. Realmente necesitaba algo de tranquilidad.

Hemos viajado durante horas y finalmente hemos hecho otra parada para descansar. Entonces, decido aprovechar el momento para preguntarle sobre los cambiaformas.

—¿Te he contado la leyenda, Julietta? —Su voz suave me hace mantener la guardia baja. Acomodo la cabeza entre sus muslos esperando a que inicie el relato.

Malani sonríe y su mirada parece lejana, como si intentara recordar cada detalle.

—Hace siglos, nuestros ancestros aseguraban que existían criaturas que podían cambiar de forma a voluntad. No eran humanos, pero podían camuflarse con facilidad y confundir a quienes los rodeaban. Era difícil identificarlos y mucho menos confiar en ellos. Podría ser tu amigo, tu hermano e incluso tu enemigo sin que lo supieras—Se cubrió mejor del repentino viento, antes de poder continuar—. Se cree que cuando la luna llena ilumina el cielo, su verdadero rostro se revela. Aunque otros aseguran que solo viéndolos directamente a los ojos se encontrará a la bestia escondida en el interior.

Siento un repentino estremecimiento. Entre los cazadores siempre existe el dicho de "apunta al verdadero animal" como si se tratara de un cambiante, pero siempre creí que no era más que un mito. Aunque, con el misterio que trato de descubrir con Marco y Dave, y esa sombra que creo ver escabullirse a nuestro alrededor, empieza a parecer más real. La idea de alguien entre nosotros tan...diferente, tan inhumano, me inquieta.

—¿Alguna vez descubrieron uno? —mis ojos se sumergen en la calidez del fuego. Del otro lado, un erguido hombre de cabello oscuro afila un arma.

—No realmente, aunque muchos aseguran que cuando están a punto de ser descubiertos, cambian de nuevo—No consigo calmar esa tensa sensación que recorre mi piel.

Mis ojos, una vez más, se deslizan lentamente al otro lado del fuego, donde está Denrek como una sombra. Cada facción luce como un grabado en piedra, las finas líneas del contorno de su rostro indican cansancio lejano, y esos ojos...tan concentrados en lo que tienen entre sus manos, me hacen creer que es capaz de absorber cualquier cosa con esa intensa mirada.

Hay algo demasiado extraño en él, algo inquietante. Cada músculo de su cuerpo, aunque relajado, permanece siempre alerta. Sus anchos hombros, la firmeza de su espalda, la forma en que la tela ajusta sus brazos sin perder esa postura de alerta constante. Aunque luce concentrado en lo que hace, sé que también vigila cada rincón del campamento, y lo hace con una tranquilidad perturbadora, como si nada pudiera sorprenderlo.

Sus ojos se levantan ligeramente hasta encontrarse con los míos. Y todo parece desvanecerse. La fogata, el viento, el crujido de las ramas... como si estuviera absorbiendo todo. De nuevo el estremecimiento recorre cada partícula de mi piel.

Sus labios apenas se mueven, pero en ese gesto hay una seguridad inquietante, como si estuviera disfrutando su propio poder, como si conociera el efecto que causa. Una sonrisa, efímera, que me deja sin aliento.

Ahora lo sé, oculta algo. Voy a descubrirlo.

Me quedo allí, inmóvil mientras Malani continúa acariciando mi cabello. Ese hombre parece tener toda la calma del mundo y empiezo a sentir el aire más pesado. Aquel gesto no es amistoso, pero tiene una carga demasiado inquietante. Me pregunto si podré soportar descubrir lo que esconde. Si realmente está relacionado con el misterio del infiltrado que posiblemente sea un cambiaformas.

Desvanece la sonrisa, casi tan rápido como apareció. ¿Qué demonios sucede?

Paso el resto de la noche tratando de averiguarlo, sin obtener alguna teoría que me satisfaga.

El viaje continúa, lleno de desconfianza y vigilancia constante. Marco y Dave me incluyen en su observación hacia sus principales sospechosos, aunque evito informarles que tengo el propio. Mis ojos se centran en Philip, que por muy arrogante que sea, dudo que se trate del cambiaformas. Jay, por otro lado, es un hombre más meticuloso que intenta no llamar demasiado la atención, y dedico la mayor parte de mis días a seguir sus movimientos. Pero, no logro encontrar algo que lo marque con seguridad.

Para el final del ciclo lunar, la comida empieza a agotarse. A medida que el tiempo pasa, la necesidad de encontrar algo que sustente a tantas personas se hace más urgente. Entonces, Even, tan firme y decidido, propone que los cazadores nos encargaremos de sustentar.

Veo al grupo de cazadores prepararse para la primera cacería después de mucho tiempo, un grupo de hombres vestidos de negro nos acompañaran para otorgar protección de algunas bestias que estén por los alrededores. Acaricio levemente las dagas que rodean mi cintura, cada vez son menos, tendré que buscar la manera de conseguir más.

Una vez termino de ajustar la tela alrededor de mis tobillos, una mano me detiene de avanzar hacia donde están los otros cazadores.

—No vas —mis ojos encuentran los suyos, tan apacibles y decididos al mismo tiempo.

—No voy a quedarme atrás, Even, también soy una cazadora —le respondo con firmeza.

Planeo ir sin su consentimiento. Sé que lo hace con las mejores intenciones, la de un hermano mayor protector, pero debe aprender a confiar en mí. No soy tan frágil como cree.

—Todavía no eres cazadora, falta una temporada para que completes el proceso—protesta frunciendo el ceño—. Jul, solo trato de protegerte.

Y ese es el problema, nunca ha confiado en que pueda ser una cazadora. Aun cuando le he demostrado que se equivoca. Supongo que nunca estará listo para aceptar que ya no soy una niña.




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