Destello Nocturno

Capítulo XIII

«El miedo es una muralla que separa lo que eres de lo que podrías alcanzar a ser»

🌹🌹🌹

Julietta.

El caos resurgió y nadie estaba preparado. 

—Maldición—murmuré preparando algunas armas.

—Quizás debería liberarme, señorita Jones.

Estuve a punto de dispararle en ese momento.

—¿Por qué lo haría?

—Era solo una sugerencia.

Los chupasangre eran un problema casi tan peligroso como las bestias caninas. Pocas veces me había enfrentado a esas criaturas, mucho menos en grandes cantidades. Lo amenacé de nuevo con la daga sobre su garganta, en esa ocasión el roce hizo que derramara una rojiza gota.

—¿No será otra artimaña?

En base a lo que acababa de ocurrir, era algo razonable.

—Jamás me aliaría con esos insectos voladores.

Alejé el filo de él, había un poco de satisfacción al verlo sangrar. Las armas provenientes de la fortaleza eran más efectivas, busqué a Allek como primer instinto.

—¡Lancen fuego! —ordenaba Paul seguido de varios disparos de aquellas máquinas que eran transportadas por algunos vehículos a sus lados.

Ubiqué al muchacho alejándose de los árboles con una pierna herida y varios chupasangre persiguiéndolo. Corrí a su lado y disparé, el último me embistió contra la estructura a mis espaldas. Varias tablas cayeron a mis lados y un terrible dolor me impidió levantarme de inmediato.

La criatura se acercó con claras intenciones, en un parpadeo su cabeza fue destrozada. Detrás del cuerpo caído, Denrek guardaba las oscuras garras de su mano derecha. Las cadenas aún lo retenían del brazo izquierdo, pero solo hizo falta un poco de presión para liberarse por completo. Las partes metálicas todavía colgaban de sus muñecas cuando volteó a verme.

—Parece que tiene un problema de plaga.

Intentó ofrecerme la mano, pero rechacé su ayuda. Me incorporé por mi cuenta y le observé con cautela. Le había resultado tan sencillo romper esas cadenas.

—Pudo liberarse en cualquier momento.

Se encogió de hombros. Era lo único que faltaba, la retención nunca le fue un problema, pudo habernos matado a todos en cualquier momento. Seguramente solo se estaba recuperando. Pero lo primordial era otra cosa, le apunté a la cabeza.

—No tengo tiempo para esto, como intente atacarnos, disparo sin dudar.

Su mirada plasmada en la mía no demostraba nada en particular.

—¿Por qué no lo hace ahora?

Sentía la tensión a través de mis dientes, era demasiado inquietante y tentador. Bajé el arma para evitar caer en sus enredos, aunque habían posibilidades de que me arrepintiera después.

—Solo devuelvo el favor.

No podía ignorar ese hecho, incluso acababa de ayudarme una vez más. No era alguien a quién le gustara deber algo. El irritante sonidos de esas criaturas voladoras nos hizo voltear y percibir a la decena que se dirigía hacia nosotros, disparé a los que pude. Apenas me percaté del momento en que todos embistieron a Denrek llevándoselo por los aires.

Aún planeaba ir a la zona para apoyar al grupo beta, aproveché la oportunidad para ir con los demás.

—¡Allek!

Me dirigí hacia él, todos habían formado un círculo defensivo.

—¡Julietta!

Noté el alivio en su mirada. Me fijé en la herida de su pierna, aunque no parecía profunda.

—¿Te encuentras bien?

—Eso debería preguntarte, creí que te habían matado.

También lo había creído.

—Aún no lo logran—agregué—. Intentemos salir de esta e ir a apoyar al grupo beta.

Asintió. El nocturno cielo empezaba a despejarse y mostrar la grandeza de la luna llena. El brillo era aterrador, la lluvia estaba descendiendo, aunque con menor intensidad, mientras quizás centenares de chupasangre se esparcían por los aires.

—¡Disparen!

Eran demasiadas las criaturas voladoras, algunas municiones se habían ido en los vehículos que tomaron para apoyar al otro grupo. Pensé en las probabilidades de que todo terminara en ese momento, sin poder ver la sonrisa de Marceline una vez más, sin escuchar la pacífica voz de Evans, sin ver tantos rostros conocidos por última vez.

Lo peor era que todo terminaría sin tener respuestas acerca de mi ausente memoria, nuestros cuerpos quedarían sobre las impurezas del barro y terminarían siendo alimento de esas criaturas.

El seco rugido de una bestia congeló la escena, de la parte más oscura del bosque, por donde se habían llevado a Denrek, apareció una bestia de pelaje negro y ojos azules. No tenía ningún parentesco a alguna otra criatura que hubiera visto, era más grande que los pieles verde y estaba posado sobre sus cuatro patas como un lobo común.

Recordé las palabras de aquel hombre.

"El demonio de ojos azules"

Hasta en ese momento comprendí a lo que se refería. Era la criatura que lo había estado cazando hasta dar con nosotros. Las otras criaturas nos ignoraron por completo y se empeñaron en atacar a ese enorme lobo.

—Ese... ¿es Denrek?

La temblorosa voz de Allek era demasiado notorio.

—Eso creo—realmente no estaba para confirmarlo.

Busqué de inmediato a Paul.

—Es nuestra oportunidad de escapar e ir con los demás.

El hombre parecía una estatua desgastada, el color se había alejado de su rostro al ver a semejante bestia combatir contra los voladores. Enfoqué su vista hacia los demás.

—Ahora todos lo consideran nuestro líder. Por favor, guíenos hacia una salida.

El hombre finalmente reaccionó.

—¡Vámonos de aquí, alcanzaremos a los demás!

Los transportes que teníamos fueron desalojados de unas municiones y armas para subir a más personas. Ayudé a Allek a subir a uno. Aquellos gruñidos empezaron a sonar desgarradores, aquel enorme lobo retrocedía dejando un rastro de sangre bajo sus patas.




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