Destello Nocturno

Capítulo XIV

«Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad»

—Guy de Maupassant.

🌹🌹🌹

Evans.

La última orden del comandante Miller había causado disturbios entre las personas que llevaba conociendo desde que nací, pero al ver la confianza que le tenían los del escuadrón seis, y analizando la trayectoria, no parecía tan mal plan. Éramos un grupo más grande del que estaban acostumbrados a tener, eso atraería a las bestias que se dejaban guiar por el calor corporal.

Se habían apiadado al dejar a Marceline a mi lado, pero no fue lo mismo con Julietta. La preocupación era inevitable, solo esperaba llevar a todos sin ningún problema a la última área y darle un fuerte abrazo.

Por algún tiempo fui el líder de los nómadas, dejar nuestra establecida ruta, la seguridad de los refugios bajo tierra y arriesgarnos a explorar era algo que mi padre nunca hubiera hecho. Mucho menos mi abuelo, de los primeros líderes nómadas. Aunque me había liberado de unas responsabilidades, no dejaría de importarme el bienestar de los demás.

Si podía salvar, aunque fuera una sola vida, incluso arriesgaría mi vida para conseguirlo.

—¿Sabes algo de Julietta? —volteé en dirección a la voz de mi madre.

Había estado viajando a mi lado en todo momento, la mayoría íbamos a pie. Solo contábamos con dos vehículos grandes para transportar municiones y descansar por turnos. Solo el grupo omega contaba con un vehículo adicional, al llevar más ancianos de su parte.

—El comandante Miller dijo que él sería quien se comunicaría con nosotros.

—Entonces habrá que esperar, sé que puede cuidarse, pero es la primera vez que nos separamos de esta manera.

Estaba de acuerdo con sus palabras, le llevaba seis años de diferencia, pero habíamos crecido como hermanos desde que la encontramos en aquel oscuro bosque. El tema de su antigua familia era algo que sabía le quitaba el sueño algunas noches. Podía recordar como solía despertarse llorando, quizás de algo que recordaba como una pesadilla, pero no había manera de saber lo que realmente sucedió con ella en aquel momento.

Recorremos el sendero indicado, entre mis opciones nunca hubiera pensado en separarnos, pero ya le había otorgado mi ciega confianza al comandante. Estaba ansioso por conocer lo que llamaban la torre blanca, estuve demasiado sorprendido al conocer de ese lugar. Pero nada superará lo que pasó con el joven que Miller, Anderson y Julietta descubrieron como el infiltrado. Nunca habría creído que las bestias fueran capaces de adquirir forma humana, eso les otorgaba un grado más extenso de peligro.

Observé el mapa que Grey me había entregado antes de separarnos, habíamos atravesado el área número dos. Solo debíamos avanzar más, cruzar lo que parecía un río y reunirnos en el área número tres.

—¿Crees que podamos detenernos a descansar? — preguntó el hombre que había tomado el puesto de Rafael.

El sol comenzaba a ocultarse, pero parecía que íbamos adelantados a lo planeado. Coloqué una mano sobre su hombro y asentí.

—Hidrátese, aún nos queda recorrido.

—No te preocupes, muchacho, con unos minutos bastarán.

Me había contagiado su optimismo, era un hombre admirable, y había sido gran amigo de mi abuelo. Anuncié a los demás el descanso de diez minutos que tendríamos, y asigné a algunos para mantener la guardia.

No detenernos para descansar estaba entre las estrictas indicaciones del comandante Miller, pero era inevitable, además íbamos adelantados y eso no afectaría las cosas.

Tomé un tiempo para verificar que todos estuvieran bien, observé a la jovencita que cambiaba la venda de su pierna, me acerqué a ayudarla.

—Parece mucho mejor—agregué al notar la mejoría.

Terminé de acomodar las vendas otorgadas por el escuadrón seis y ella procedió a acomodar sus prendas. Era algo que también nos habían otorgado, vestuario que no fueran pieles. No establecernos en un lugar fijo y exponernos a diversos climas nos había obligado a cubrirnos con lo disponible. Ahora parecíamos un poco más civilizados, y a Natalie le quedaba demasiado bien ese cambio.

—Creí que no volvería a verte liderar.

Sonreí, también lo había pensado.

—Aún necesitan de mis increíbles dotes de liderazgo—nos reímos—. O no han encontrado a alguien más capacitado en su grupo.

—No digas eso, fácilmente podrías remplazar a ese hombre.

Dudé, pero no le contradije.

Por ese momento, me permití recostar mi cabeza sobre su hombro. Habían pasado demasiadas cosas en poco tiempo, y era el primer respiro que me daba a su lado. La sentí enredar sus dedos con mi cabello, esas caricias me habían hecho dormir en muchas ocasiones. Cerré los ojos.

—Te esfuerzas demasiado.

—Es parte de mi personalidad.

Su melodiosa risa era encantadora.

—Desde que tengo memoria, te frustras por cosas innecesarias, cosas que quizás estén fuera de tu alcance.

Sabía que se refería a mi preocupación por mantener a todos a salvo, además de la inquietud de no tener a mi hermana cerca.

Mamá llegó poco después con el comunicador que nos entregó Grey. Lo tomé entre mis manos y seleccioné el lugar en donde el muchacho me había indicado al enseñarme nuestro único medio de comunicación.

—Evans Jones, grupo beta.

—Allek Grey, reportándose—me inquieté al no escuchar al comandante, pero recordé que Grey era lo que llamaban faraute, encargado de ese aspecto—. Nos comunicamos para saber si todo está en orden.

Observé a los demás para confirmar.

—Sí, todo en orden. No ha habido ningún inconveniente—hice una mueca a Darren para que alertara a todos de continuar—. Pronto estaremos atravesando el área número dos por completo, listos para reunirnos en la última área.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.