Destello Nocturno

Capítulo XXXII

«El riesgo de una decisión equivocada es preferible al terror de la indecisión» — Maimónides. 
 

 

🥀🥀🥀
 


Edgar Von Humboldt.

Capítulo treinta y ocho del libro seis.
 


 

La arena parece estar a punto de caer por completo, no hay nada más aliviador que prevalecer oculto de entre su sanguinaria presencia. No quedarán nada más que palabras una vez este infinito infierno sea calmado. Hay momentos en donde he pensado que la copa permanece medio llena, pero el vacío es mucho más evidente, no puedo ignorarlo.
 


—¿Es el momento? —la voz humano me hizo cerrar el libro y guardarlo entre mis prendas.

Podía sentir la presencia del tercero a mis espaldas, era abrumante hasta cierto punto. Podía notarse la ansiedad por culminar este trayecto, por saciarse así mismo y liberar aquello que llevaba reteniendo durante un buen tiempo. Era como ver mi propio reflejo, y podía deducir el caótico final.

—Lo estaremos esperando—musité.

—¿Cómo está tan seguro de que vendrá? —el humano Allek hacía demasiadas preguntas y eso evidenciaba la inseguridad en sus propias decisiones.

Escuchaba su apresurado palpitar y llegaba a sentirme culpable de lo que podría suceder. Pero era necesario, de manera voluntaria hacía las cosas más sencillas hasta cierto punto.

—Es el único camino.

—¿Para qué?

Observé el inmenso bosque, habían dos montañas a los lados del sol naciente.

—Para encontrar lo que también busqué en su momento.

El humano bajó de la rama del árbol en donde había permanecido observando los alrededores desde lo alto.

—¿Es una especie de poder?

Los rojizos ojos de nuestro tercer acompañante brillaban a mis espaldas, quizás el humano todavía seguía sin notar su inquietante presencia.

—El vurline es más que eso, para quienes ansían encontrarlo.

A pesar de todo, seguía pareciendo un simple mito. Nunca pude encontrarlo. Puede que muchas cosas hubieran sido diferentes, pero la circe oscura lo dijo en aquella ocasión y seguramente le dijo lo mismo a él. Solo las intenciones puras lo encontrarán, dudé en que tuviera un resultado diferente, posiblemente ninguno llegará a cumplir tales expectativas.

Intenciones o acciones, nadie es completamente digno. No se trataban más que de ilusiones absurdas que aprendí a superar.

—Vigila los alrededores—ordené al más silencioso.

—¿Me lo dices a mí? —interrogó Allek.

Negué.

—Acércate—le pedí.

Pude percibir como se alejó siguiendo mis órdenes. Cuando el humano se acercó a mis espaldas, cerré un momento los ojos.

—Cuando todo concluya, ambos se podrán marchar—de nuevo su corazón se aceleró—. Si en algún momento sucede algo inesperado, deja que se ocupe y haga lo necesario. Si no vuelve en sí, lo más prudente será que te alejes.

—¿Todo saldrá bien?

La tonalidad insegura en su voz me pareció inquietante. Hubo un vuelco en su respiración cuando me posicioné a sus espaldas en un simple movimiento. Acaricié su garganta con la punta de mis dedos.

—Al final, las cosas dependen de nuestras decisiones—desgarré uno de sus brazos y sentí el espesor de su sangre deslizarse.

Había pasado demasiado tiempo absteniéndome y cada respirar podría transformar las cosas en más caos. El humano permaneció en silencio, casi sin respirar.

—Lo que elijas determinará el tiempo que continuarás viviendo, aunque también, la condena que te apresará el resto de tu vida.

 

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Julietta.

No pude descansar lo suficiente con las inquietudes que rodeaban mi cabeza, cada vez que lo intentaba me imaginaba a esa mujer, Adelaide, apareciendo y dejándome encerrada en mi propio interior. Corolla había dicho que era casi imposible que resurgiera, pero la pequeña probabilidad era suficiente como para mantener ese caos constante.

Traté de enfocarme en algún detalle que pudiera darme algún indicio del responsable al arrebato de mis propios recuerdos, pero no había nada.

Esperaba que los dones de Corolla fueran suficientes como para ayudarme a indagar en ese aspecto.

Los destellos no tardaron en aparecen iluminando parte del lugar, cuando creí que me mostrarían algo, empezaron a formar un camino. Había una extraña confianza hacia esas criaturas, sumado a su compañía en los momentos más errantes de mi vida.

Seguí los destellos hasta sentir la fría brisa del exterior y me encontré con la incertidumbre mirada de Denrek. No necesité demasiado para notar sus intenciones.

—¿No podía dormir?

Negué.

—Tiene razones que lo justifiquen—agregó y luego observó el cielo nocturno—. Supongo que hemos obtenido lo que buscábamos.

—Tal parece es su caso—su mirada parecía más llamativa con la abundante oscuridad a nuestro alrededor—. Aún tengo asuntos por resolver, inquietudes que comprender.

Ya no estaba aquella inquietante presencia al otro lado del río. Era aliviador hasta cierto punto.

—La bruja podrá ayudarla a recuperar sus recuerdos, señorita Jones.

—Posiblemente.

—También, si sus planes son ir a la torre, le podrá indicar el camino.

—Lo sé.

La tonalidad azulada en sus iris era demasiado absorbente. El caos era abundante y no solamente en mi mente. No encontraba algo que pudiera decir sin ocasionar mayor confusión.

Nuestros caminos estaban por separarse, como debieron estar desde un inicio, pero era abrumador.

—En verdad espero que logre encontrar todo lo que está buscando—mencionó.

—¿También conforme a los destinados?

No me pareció extraño notar la sorpresa en su mirada.

—Corolla podrá explicar mejor mis razones, solo espero que resuelva lo que haga falta a su criterio.

—¿Por qué se complica al hablar? —cuestioné.




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