Destello Nocturno

Capítulo XXXV

«Hay cosas conocidas y hay cosas desconocidas, y en el medio están las puertas de la percepción» 
— Aldous Huxley. 
 

🥀🥀🥀
 


Julietta.

Las cosas podrían suceder por alguna razón. Había perdido demasiadas cosas, y también conseguí algo que creía inútil; respuestas.

Puede que sea parte de un balance demasiado absurdo, y aún debatía en si cambiase algo. Hay cosas que no podría recuperar, aunque lo intentase, y hay respuesta que podría conseguir arriesgando demasiado

—¿El vurline puede ayudar a más de uno?

Corolla levantó la mirada mientras continuaba mezclando algunas cosas en un recipiente metálico.

—Solo se ha usado dos veces en toda la existencia, un poder tan extraño no suele ser compartido. —un golem le pasó una hoja atrapada en su cuerpo que vertió en la mezcla.—. Te diré lo mismo que le he dicho al mestizo: el camino es lo más sencillo de mostrar, pero si las intenciones de tu corazón no son dignas, jamás encontrarás el vurline.

Había esperado esas palabras, era algo que dificultaría demasiado las cosas.

—No sé si dejar atrapada a Adelaide e impedir que se apodere de mi sea considerado una intención digna.

—Eso dependerá de cómo lo propongas—el sentido de sus palabras era inquietante, no entendía a lo que se refería. — Aunque, tengo una corazonada.

—¿Una corazonada? —asintió—. Espero que sea favorable.

—También dependerá de cómo lo veas, por el momento, ya está todo listo.

El vapor del caldero había adquirido una tonalidad oscura.

—Observa—me pidió.

El reflejo de unas empinadas montañas y un seco bosque aparecen, la misma imagen que había visto a través de la luciérnaga.

—Este es tu destino, detrás de ese bosque se dice que está la entrada hacia un enigma, que, a su vez, te dirigirá al corazón de las montañas—las imágenes a través del humo no eran tan claras, parecían figuras formadas con nubes grises—. El vurline aparecerá en ese lugar desde que se abra la entrada, hasta que el sol termine su ciclo.

Había un límite para llegar a la entrada.

—Si la entrada no se abre, no hay posibilidades.

Mis palabras fueron confirmadas con su asentimiento.

—Solo dos seres han logrado abrir la entrada y sobrepasar los enigmas que ahí se aguardan—desvaneció el humo oscuro sobre el caldero—. Querida, cualquier cosa puede suceder, y eso es lo interesante de esta vida.

No podía quitarle el mérito a sus palabras. De eso se trataba, avanzar y esperar a que algo sucediera para bien o para mal.

Sin embargo, había un detalle. Denrek tenía una enorme ventaja, estaba cerca de aquel lugar en donde podría aparecer la entrada y seguía sin saber hacia dónde dirigirme exactamente.

Observé a Corolla, parecía curiosa con lo que fuera a hacer.

—¿Cómo puedo alcanzarlo?

—No hay deidad más astuta que la que tienes presente, eso conlleva tener algunos atajos.

Colocó una mano sobre el tronco, cerca de la salida. Hubo un momento en donde cambió de tonalidad, parecía un tronco diferente.

—Si lo cruzas, te llevará a los inicios del bosque que te he mostrado. —no pude ocultar mi asombro—. Pero, debes saber algo, en ese bosque estarás más expuesta al poder del Suus, después de todo, son sus dominios. Podría aprovechar para intentar entrar a tu mente, o confundirla para sus propios objetivos.

Era demasiado estremecedor saber eso, había pasado un tiempo desde que estuve cerca de su influencia. Aunque había prometido dejarlo divagar en mi mente, no conocía sus verdaderas intenciones.

—Tendré que enfrentarlo en algún momento.

Colocó una mano sobre mi hombro.

—Ahora que conoces más de ti misma, puedes utilizarlo a tu favor.

Era reconfortante escuchar eso, aunque habría esperado su compañía.

—En verdad le agradezco, aún hay cosas que debo resolver después de esto y podría molestarla nuevamente.

—No me será ninguna molestia, querida, me será un placer ayudarte en lo que pueda—me hizo extender la mano y colocó una flor—. Si algo llega a suceder, confía en los insondú.

Confiar, Una palabra con inmenso poder y no tenía las mejores experiencias.

Solo pude asentir antes de cruzar esa puerta. Era difícil de sobrellevar el hecho de la existencia de ese tipo de poder. No podía imaginar lo que implicaría llegar a encontrar el vurline.

El exterior era más helado, la puerta del árbol a mis espaldas desapareció. Tenía un arco y algunas de las armas que Corolla me pudo proporcionar. No eran como las que poseía el escuadrón seis, pero me ayudarían a defenderme de ser necesario.

Acaricie una de las ramas del árbol y coloqué la flor.

—Veamos los alrededores—musité a los destellos luminosos que me habían acompañado.

Algunos se esparcieron por diferentes direcciones, otros permanecieron a mi lado. Pude visualizar algunas sombras en el lado sur del bosque, pero fueron desenfocados por una presencia más cercana a mi derecha.

Preparé el arco y apunté en esa dirección. Las luciérnagas permanecieron a mi lado, podrían ayudarme como en aquella ocasión con los golems y darme más posibilidades de sobrevivir.

Cuando la presencia estuvo demasiado cerca, disparé, aunque no pude evitar que se me acercara más de lo debido.

Sangre escurrió por la herida que provoqué, aunque intenté decir algo sentía la garganta seca.

—Debí esperármelo, señorita Jones—Denrek sacó la flecha de su hombro y liberó mi brazo con el que sostenía el arco—. Lo que no esperaba era verla en este lugar después de tantos días. Juraría que la velocidad no es uno de sus dones, y sabiendo lo largo que es el recorrido, ¿cómo ha llegado hasta aquí?

Volví a colocar el arco a mis espaldas.

—He aprendido muchas cosas con Corolla. 




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