«Las lágrimas que no se lloran, ¿esperan en pequeños lagos? ¿O serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza?» — Pablo Neruda.
🥀🥀🥀
Denrek.
Llevo más de dos horas corriendo.
Mis pulmones no debería dolerme, no con esta resistencia. No con esta piel, pero duele. El bosque no es de ayuda, cada rama baja, cada raíz salida como serpiente, el suelo mojado por una lluvia que no recuerdo haber sentido caer. Mi respiración es medida, pero también forzada. Como si cada trago de aire pudiera recordarme que algo me está siguiendo, y que no parece tener indicios de rendirse.
Puedo escuchar las pisadas con claridad. Detrás, presionando cada paso. Midiendo la distancia entre nosotros como si ya supiera cuándo va a alcanzarme. Eso es lo peor.
No es la manada de Karim, de eso estoy seguro. Si fuera la manada, ya estaría muerto. Karim no se anda con juegos, me conoce demasiado bien. Y este acecho no es de sus licántropos, no hay señales de ser algo organizado, no hay patrón. Esto...es algo más personal. Casi como si estuviera siendo perseguido por un recuerdo que ha decidido ponerse cuerpo y colmillos.
Lo pienso, por un segundo. Tal vez, solo tal vez, puedo estar imaginándolo. Pero no. Mi instinto nunca miente, y todo me grita que corra.
Y mientras corro, mientras esquivo las ramas con la agilidad entrenada de alguien que ha vivido muchas vidas, la mente se me va. Arrastrada por el viento, ella siempre encuentra una manera de aparecer.
Esos pequeños destellos de luz que me siguen, es como si ella estuviera presente. Julietta.
Pero, aquella promesa sigue fresca. Una de esas que no se dicen con solemnidad, sino con los dientes apretados, como si uno estuviera sellando algo que va a romper por dentro.
"No volverás a pisar este bosque. No la buscarás. No la volverás a ver"
Las malditas brujas fueron claras al respecto, tan claras que no he dejado de preguntarme si lo que más temían era que yo...no quisiera irme.
Y no quise. Quise quedarme, por ella y un poco por mí.
Nadie podrá entender lo que es ver a alguien romperse y no poder hacer nada más que mirar. Lo que se siente ver a alguien temblar por un poder que no ha pedido, y tener que darle la espalda porque era peligroso quedarme a su lado.
Julietta está quebrándose en algún lugar, lejos. Y yo...obedecí. Me fui, sin más palabras, sin más miradas. Estoy seguro que, de haber volteado una última vez, no me habría ido nunca. Y quizás...quizás eso hubiese sido peor.
Las brujas saben cosas que ignoro, y ese poder que crece dentro de ella, solo las brujas pueden comprenderlo y ayudarle con eso.
Ahora, aquí, con los pies desgarrando el barro, con la espalda empapada y los sentidos en alerta, es como si el pasado se hubiera soltado a morderme...y me pregunto si he tomado la decisión correcta. Si irme realmente la ha protegido...o solo he empeorado el daño al dejarla más sola.
Es irónico que me haya ido para que esté a salvo, y si quien me sigue es quién creo...ella no está a salvo. Nadie lo está.
Algo cruje a mi derecha. Todos mis sentidos están al máximo, así que me detengo en seco, con el corazón tamborileando contra las costillas. Puedo sentir como el bosque respira y no soy el único. Ese aroma me golpea, no es un olor húmedo de hojas mojadas ni de animales. Es más denso, a hierro, humo y sangre vieja.
Mi garganta se cierra. Hay algo en ese olor...algo familiar que me empieza a corromper. Semejante a un recuerdo desenterrado que ha dejado de pudrirse. Lo he olido antes, hace al menos seis meses, cuando encontramos a esas personas en peligro cerca de la frontera negra. Cuando perdimos al escuadrón cuatro, pero encontramos algo más valioso. Cuando percibí su olor a través de otra piel.
Es ese mismo olor.
Sigo caminando, esta vez más lento, más alerta.
No puedo sacarme está sensación de encima. Esto no es un simple depredador, es alguien que me conoce. Y eso, asusta más que cualquier criatura.
Porque si me conoce...está claro que también a ella.
¿Estará bien? ¿Ya la habrá encontrado antes que a mí? ¿Se rindió con su poder...o está aprendiendo a dominarlo? ¿Será que, como yo, también mira hacia el cielo cada noche, recordando todo?
El susurro de una rama que se quiebra me arranca de mis pensamientos. Me doy cuenta de que mi espalda está helada, mi mandíbula tensa y mis garras listas para defenderme.
Puede que sea la primera vez en muchos años en que siento algo que no he sentido ni siquiera cuando Karim me exilió de la manada, o cuando estuvo a punto de acabar con mi caótica existencia.
Miedo.
Pero esta vez no es por mí.
Transformarme no es una opción, ya siento la luna. Alta, redonda, maldita. Una transformación completa esta noche no solo me drenaría, podría romperme por dentro. Me costaría horas recomponerme...y no tengo horas.
Además, si lo hago, si libero al lobo ahora, Karim lo sentirá. Él y todos los rougarous que esten a una distancia próxima. Y una manada de rougarous o los renegados que me perciban y crucen los límites... no solo me costaría el pellejo. Podría ser el límite rebalsando en el desastre en que me he convertido.
#752 en Fantasía
#494 en Personajes sobrenaturales
vampiros bruja y licantropos, misterio y suspenso, dolor y amor
Editado: 20.08.2025