Desterrada

4. El cuaderno de la Cazadora

— ¡solo mátame y acaba con mi vida!— grito la mujer, nada calmaba su lagrimeo.

 Me levante fastidiara y la solté, las demás se miraron sorprendidas pero no sabían la suerte que tenían al estar atadas. 

— sigan caminando— dije a Mila, el grupo siguió mientras yo miraba a la mujer. 

Cuando el grupo se aparto lo suficiente, silbe. Silbe y me gire dándole la espalda a la mujer sorprendida. 

—  suerte...—  me aleje de ella y sonreí cuando escuche a los lobos y el grito de la mujer, al llegar con el grupo todos los humanos tenían la cabeza abajo.

— en ese caso solo serán nueve—dijo Dhalia.

— Eso es suficiente— caminamos con el grupo de humanos llevándolos a nuestro refugio.

La noche había caído y al llegar al refugio entramos, las personas se estaban alistando para empezar a partir.

— Nivarna— me gire para ver a Aura. 

— dime—los humanos siguieron mientras yo me quedaba esperándole.

— Para desviar a Ariana ocultaremos a nuestro grupo en las afueras de la manada de Luna menguante, no podemos acercarnos demasiado.

— Esta bien Aura, no pondré objeción alguna a tu idea.

Camine a mi tienda y aliste lo que llevaría, solo era lo necesario y luego me deshice de mis armas dejándolas en mi mochila.

Tome mi cabello y lo trence para poder dormir.

Estaba por recostarme cuando alguien entro a mi tienda.

— ¿Vlad?— él estaba cabizbajo observando sus pies.

— ¿iremos a Luna Menguante?

— si ¿sucede algo?

Él levanto la mirada.

— pertenecía a esa manada... 

— Así que mataron a tu madre en ese lugar...

— Si, fue su alfa.

— Lo lamento— dije imitando dolor, cuando en realidad la situación me era graciosa. 

— Cuando estuve con los cazadores escuche a la Artemisa decir que los cazadores irían a dos zonas, luna menguante y luna creciente.

— ¿para que?— me levante de la cama caminando a él.

— Un libro.

— La artemisa está recolectando información de cada desterrado, para asegurarse de que ninguno quede vivo, por cada uno de nosotros puso un precio...

— Es una....—mordí mi labio inferior.

— Una bruja los está ayudando para averiguar cada lunar en que se escondan.

— ¿la Artemisa llevara ese cuaderno personalmente?

Él se encogió de hombros.

— Lo único que sé es que en ese cuaderno se encuentran los nombres y manadas del que cada uno de nosotros fue desterrado. 

— Gracias Vlad...

— A cambio quiero algo...— lo mire sorprendida.

— ¿que quieres?

— al alfa Adrian muerto...

— dalo por hecho— salí de la tienda buscando a mi equipo, al encontrar la tienda en la que las dos dormían entre.

— Despierten— ordene, Dhalia estaba dormida mientras Mila leía un libro.

— ¿ahora que quieres?—preguntó Dhalia fastidiara mientras se cubría con las mantas.

— Es hora de partir, es mejor hacerlo ahora, esperar hasta el amanecer nos traerá problemas si cazadores andan vigilando. 

— ¿que harían cazadores vigilando a esta hora? — preguntó Mila. 

— eso es algo que arreglaremos cuando lleguemos a Luna menguante— salí de sus tiendas y continué con las demás, Aura, Zack y Cole despertaron a todos.

— la mayoría están cansados Nivarna — dijo Zack en regaño.

— Aura—la llame— Por favor encárgate de que todos lleguen bien.

— Claro.

— Cole, ayuda a los elfos a crear y esconder el escondite, al amanecer te quiero a cinco metros de distancia de la frontera de Luna menguante.

— ¿que piensas hacer?—preguntó Cole mirándome con inquietud. 

— cuando lleguemos te lo diré ¡Lobos!—grite llamando la atención del grupo— ¡para seguir vivos necesitamos huir, transformarse en sus formas lobunas y llevar a niños y mujeres que lo necesiten, deben ayudarse! ¡Les prometo que pronto les daré una manada!—grite escuchando los agradecimientos de los desterrados.

— ¿a quienes llevaras contigo?—preguntó Aura ocultando su preocupación.

— Zack y Dhalia, su velocidad me ayudara para alcanzarlos.

— Cuídate— dijo dejando en mi mano la pasión para cambiar la esencia.

Mientras las tiendas eran recogidas de manera rápida saque a los humanos.

— Tomen un trago y pásenlo— ordene, ellos lo hicieron y cada vez que tomaban hacían mueca.

— ¿acaso nos envenena?—preguntó un hombre.

— para nada, su muerte sera a causa de una cazadora— Zack iba a la cabeza mientras Dhalia iba a mi lado observando a los humanos.

— que fue lo que encontraste— preguntó Dhalia en susurro.

— Ariana Venandi conserva un libro con el nombre de cada uno de los desterrados, a puesto precio a nuestra cabeza.

— ¿y que esperas hacer?

— Si ese libro contiene información de cada uno de nuestros refugios tengo que deshacerme de el. Si le están poniendo precio a nuestra cabeza los lobos nos buscaran hasta matar a cada uno de nosotros.

— ¿en donde estará ese cuaderno?

— Alfa Adrian, antes de que llegue a las manos del alfa lo tomare y volveremos a cambiar nuestros refugios para asegurarnos de que no nos encuentren.

— ¿Que es lo que te preocupa? Ese cuaderno no es impedimento para nosotros.

— Y tomarlo tampoco, Ariana estará esperando por mí a las afueras de la cueva, mientras que yo estaré en luna Menguante,  quiero burlarla...

El sol empezó a salir mientras nosotros llegábamos a la cueva de las sombras.

— Entraran ahí y serán libres—empezamos a desatar a los humanos.

— ¿hablan ensero?—preguntó la mujer esperanzada.

— lo hacemos— hable.

Cuando soltamos a todos los mire entrar con miedo, no se miraba la luz pues el camino era largo.

— La sorpresa que te llevaras Arian-

— Nivarna...— Dhalia empezó a retroceder al ver el sol.

Me quite mi chaqueta y se la tire, ella la atrapo mirándome confundida.




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