— ¡LARGO!— grite a los guardias.
Cuando vi que no querían escucharme acerque la espada haciendo que la chica se quejara.
— Lárguense, ella no me lastimara— dijo Taylor mirándome de reojo.
— No hables tan segura, princesa.
— Cuiden la zona, yo arreglare esto. Entremos Nivarna, pon tus condiciones— dijo Adrián cediéndome el paso al igual que Oliver.
Entre mientras ellos permanecían a una distancia justa alejados de mí.
Cuando entramos sostuve más fuerte a Taylor.
— ¿Que quieres?—preguntó Adrián molesto.
— Que no llames a la Artemisa, que nadie sepa que me encuentro aquí y me des protección entre los tuyos— Adrián me miro sorprendido y luego negó.
— Tarde o temprano sabrán que estas aquí.
— Pues sera tarde— conteste.
— Pero eso sera a cambio de algo más—reí.
— Adelante...
— te quedaras con Oliver— mire al cabello de zanahoria, él no seria impedimento— y cuidaras de Taylor, como deber de la mate del beta.
Empuje a la chica a sus brazos y él la sostuvo.
— Trato hecho, pero...— camine a Adrián hasta quedar a una distancia amenazante— si rompes tu promesa, destruiré a tu manada, no dudes de mis palabras porque no tienes ni la más mínima idea... de quien soy.
— Nivarna....—cerré los ojos al volver a sentirla salir.
— Eres igual que la loba, sus ojos cambian pero no tienen una form-
Ignore a Adrián y camine en dirección a la habitación en la que había salido.
— Nivarna...
— ni lo intentes— dije cerrando los ojos, gire la perilla de la habitación y la abrí, intente cerrar la puerta pero algo la bloqueo.
— ¿que sucede?
— Nivarna...
Me gire al escucharlo y tome su rostro pegando sus labios a los míos.
Eso la callo...
Tome su rostro profundizando el beso, Oliver tomo mi cintura pegándome a él. Estaba por aferrarme a su cuello y llevar esto más lejos pero tomo mi muñeca alejando.
— ¿me explicaras lo de tu loba?— preguntó.
Rodé los ojos y lo empuje alejándome.
— no tengo loba.
— no mientas
— no es verdad, Ariel la siente pero son cortos los periodos en donde ella esta ¿por qué?
— porque ella es un monstruo— volví a mentir.
— ¿no puedes controlarla?—preguntas, preguntas.
— y más preguntas, Oliver, es mejor que no sepas nada. La ingenuidad salvan personas.
— la inteligencia lo hace— ataco.
— la inteligencia solo es su salvavidas. ¿Que no el hacer de nosotros un mito salva a los humanos?
— es por su bien.
— pobre ingenuos— me burle— deberías ver el terror de sus miradas cuando los desterrados los devoran.
Oliver me miro molesto.
— No tienes que hacer eso.
— no, pero quiero.
— Tú no eres mala...— reí, mi risa fue creciendo hasta derramar una lágrima.— lo veo en tus ojos.
— si pudieras ver a través de mis ojos, temblarías de miedo, tú y toda esta manada.
La puerta fue tocada suavemente. El olor a flores era tan molesto.
— ¿puedo pasar?—preguntó gentilmente.
— vamos princesa, es tu casa, adelante— dije con burla.
La puerta se abrió y ella me vio molesta.
— Deja de llamarme así.
— deja de ser así— la señale.
— pero que molesta e infantil.
— que débil y frágil— ataque cruzándome de brazos.
— soy la luna de esta manada, debes darme res-
Antes de poder llegar a ella Oliver se interpuso.
— suficiente— Oliver me vio— tiene razón, es nuestra luna.
— da igual— dije alejándome para sentarme en la cama.
— ¿que pasa Taylor?—preguntó Oliver.
— Adrián quiere hablar contigo, con eso de que tienen que ocultar a la desterrada más buscada.
— ahora bajo.
— claro.
Ella se retiro y Oliver cerro la puerta.
— ¿tan mal te cae?—preguntó en mi dirección.
— para nada, la chica me agrada— dije con una sonrisa — es como tener un conejito de mascota.
Oliver negó y se acerco a mí.
— vendré luego, tengo que ayudar a Adran— dio un beso rápido en mi frente y se fue.
Cuando salio por la puerta mire por la ventana, lucia tan tranquilo afuera.
Necesito huir... No confió en Adrián, no confío en ningún alfa ni luna...
Después de todo, piensan que por tener un titulo de líder, son los buenos, piensan que por defender a los suyos, son buenos, pero piensan mal, porque yo no me oculto detrás de una sonrisa bonita, yo demostrare lo que soy, sin miedo a que me llamen la villana o la malvada del cuento.
Abrí la puerta y vi a dos guardias.
— ¿que hacen aquí?—pregunte confundida.
— ordenes del alfa, no debemos dejarla sola.
¿cree que puede contra mí? ¿que podrá mantenerme encerrada?
Di un paso adelante y ambos guardias se pusieron alerta.
— no huiré, aunque quisiera, di mi palabra— hable claro.
— no confiamos en usted...— hablo uno con odio.
Di otro paso observando el piso del primer nivel.
— pues tendrán que aprender— tome la camisa de uno jalándolo hacia adelante.
Con fuerza lo empuje haciendo que el barandal se quebrara y el guardia cayera.
— mal-— interrumpí al otro y tome su cabeza golpeándola con la mía.
Ambos quedamos aturdidos pero fui más rápida y pase mi pie por detrás del suyo dándome la vuelta y empujándolo al igual que el otro.
Moví mi cabeza recuperando la estabilidad y mire a los dos guardias en el suelo.
— ¡¿pero que has hecho ahora?!—grito Adrián desde abajo mientras la princesa y cabello de zanahoria los ayudaban.
— no huiré, no me mantengas como una prisionera.
— No esperes que confié— dijo molesto.
— más guardias, más lastimados, que te quede claro que prometí no lastimar a tu luna, no a tu manada.
Me di la vuelta volviendo a la habitación.