Mire el techo mientras lanzaba la pequeña pelota que había encontrado, faltaba poco para que la noche cayera y no podía dejar de pensar en los desterrados.
Antes de buscar el libro íbamos por la futura luna...
Sonreí, los planes no se acaban solo así, solo tenía que encontrar el método para salir, y si es posible, llevarme a Oliver conmigo.
— No puedes
— rétame..— dije a mí misma.
La puerta se abrió y me levante observando su cabello rojo.
— ¿pasa algo?—pregunte al verlo con su rostro lleno de confusión.
— ¿con quien hablabas?— preguntó mirando al rededor de la habitación.
— conmigo misma, cuando me lo propongo soy una chica muy simpática — me levante caminando a él.
Al llegar a su lado tome su camisa del cuello y deje un pequeño beso en sus labios.
— sácame de aquí— pedí cerca de sus labios.
— Lo haré...— contesto— te sacare de esta habitación y te llevare al comedor.
Rodé los ojos y él rio.
— sabes que no me refería a eso— dije.
— lo sé, Nivarna. Lo lamento pero no pienso dejarte sola por nada del mundo.
— Eso suena tan lindo...— Oliver tomo mi mano.
Por un momento por mi cabeza paso ese momento tierno y lindo en donde vivíamos un final feliz, claro que esas miradas románticas se acabaron cuando sentí como algo frio enrollaba mi muñeca
— lo lamento— Oliver intento tocar mi mejilla pero lo aparte.
— Eres un idiota...—dije mirando las esposas, mi muñeca y la suya estaba unidas.
— ni tanto, es plata encantada y sé que no te lastimara
— estúpidas brujas....
— Vamos...
Oliver me jalo hasta bajar las escaleras y llegar a un comedor. Lo primero que vi fue a Adrián a la cabeza de la mesa con Taylor a su costado.
Adrián al verme arrugo la cara con molestia.
— ¿mi presencia no te es grata?— pregunte con burla— mira que puedo irme.
— cierra la boca— gruño
— haz que lo haga — rete.
— no caeré en tus provocaciones.
— claro, hazte el fuerte.
Oliver me jalo y me sentó a su lado.
Las empleadas empezaron a salir de la cocina y una al verme boto la bandeja de comida.
Entrecerré los ojos observando a la chica.
— señor...— dijo una temblando.
— adelante, no les hará daño— Oliver levanto mi muñeca enseñándole a las empleadas que no podía atacarlas ni nada.
Ellas asintieron temblando, mientras unas recogían lo tirado otra empezó a servir, la mayor de ellas servia con normal tranquilidad al alfa sin embargo las más jóvenes lo hacían temerosas.
— que disfrute su cena niño Oliver— dijo la mayor de las empleadas a cabello de zanahoria.
Cuando otra se acerco a mí la vi temblar y sin pensarlo dije:
— ¡buuu!— grite, la chica se alejo asustada mientras yo empezaba a reír.
— Nivarna...— regaño Oliver.
— por dios—reí observando a Adrián— la gente de este lugar debe usar mi nombre para que los niños duerman.
Taylor rio y asintió viendo en mi dirección.
— si te soy honesta, el coco dejo de dar miedo cuando tu apareciste.
Ella volvió a lo suyo, lo que dijo no lo tome como algo ofensivo, al contario, para ambas fue gracioso.
La comida fue mejor de lo que pensé, a pesar de ese incómodo silencio la familia vive como de la realeza.
— Adrián— Oliver lo llamo— ¿los preparativos para su aniversario siguen en pie?—preguntó Oliver.
— con tu mate aquí no tengo idea.
— que mi presencia no sea motivo para dejar tu aniversario— hable.
— podrías escapar.
— puedo hacerlo ahora, pero aquí me tienes. El amor nos hace sumisos— conteste.
La cena acabo y Adrián fue el primero en levantarse, la promesa que le había hecho al niño aÚn no la olvidaba, su cabeza...
— ¿nos vamos?—preguntó Oliver.
— claro— mi mano seguía atada a la suya.
Subimos a la habitación y vi ropa en la cama.
— ¿de donde sacaste eso?—pregunte observando la ropa cómoda y al lado el traje negro.
— los aldeanos saben quien eres pero no hablaran por órdenes del alfa.— me soltó— así que hacerte pasar por una cazadora no estará mal.
— ni loca, pienso portar el emblema Venandi— tire el traje al suelo.
— es eso o vestir como Taylor, vi tu rostro al ver su vestimenta.— arrugue el rostro, la chica vestía genial, cómoda y colorida, y era la mejor vestimenta para vivir en un día divertido, por el contrario yo vivo cada día corriendo
— Desátame— ordene.
— como usted diga...— Oliver abrió las esposas y yo tome las prendas.
— ¿así que me tengo que hacer pasar por una cazadora?
— por unos días, lograre arreglar las cosas con la artemisa y así no habrá complicaciones para que estés a mi lado —dijo sonriendo.
Si tan solo supiera todo lo que soy, Oliver piensa que serán pocas las palabras que tendrá que cruzar con la artemisa para que me deje en paz, cuando en realidad aunque ella me dejase en paz yo no dejaría mi objetivo por nada del mundo.
— la diosa luna debe odiarte...— murmure.
— ¿eh?—preguntó el confundido.
Camine hasta él y mire su rostro.
— de no ser por ti ahora mismo acabaría con Adrián—antes de que él pudiera responder tome su camisa pegando sus labios a los míos, mis manos se enrollaron en su cuello pidiendo más de él.
No tardo mucho para que él perdiera el control y tomara mi cintura hasta pegarme a su cuerpo.
— por meses vi como a Adrián se le dificultaba estar con su soulmate, pero llegas tú y das el primer paso...— dijo sonrojado.
— porque aunque no lo creas... Te espere por mucho tiempo...— trague fuerte— lastima que llegaste tan tarde...
Baje mis manos tomando el ruedo de su camiseta.
— Nivarna...
Me acerque a su oído y susurre:
— hazme tuya...