Desterrada

11. Palabras de un Alfa

Vi a Taylor y sonreí con dificultad.

— salve tu trasero, estas en deuda conmigo— dije al verla molesta.

— ¡en esta manada no se asesina a nadie!

Ella estaba acabando con mi paciencia, tome la daga del suelo y me acerque a ellas a zancadas grandes, acabaría con ella de una vez por todas.

Levante la daga a punto de clavarla en su cuello pero el grito de alguien me detuvo.

— ¡NIVARNA!— grito Oliver corriendo al lado de Adrián.

— te salvaste... Pero no dudes que lo haré— advertí enderezándome.

Al primero en llegar a mí fue Adrián, este me tomo de los hombros haciéndome morder mi labio inferior para no gritar.

— ¡tú los has traído aquí! ¡dejaste que entraran a mi manada! ¡casi matan a mi luna!

— ¡Adrián no!— grito Taylor.

— ¡ya suéltala!— Oliver lo alejo de mí poniéndome detrás de él.

Mire mi hombro y este volvió a sangrar, claro, ella era buena para ayudar a Taylor y darme su poder pero para ayudarme a mí era lo peor...

— ella me ayudo...— escuche a Taylor, intente dar un paso adelante pero mis ojos empezaron a sentirse pesados.

— O...Oliver...— llame.

— Nirvana

Mi cuerpo pesaba al igual que mis ojos y no sentí cuando todo cayo profundamente.

 

Todos los licántropos tienen más que la habilidad de transformarse en lobos enormes y humanos normales, yo creo que ese don viene con una maldición para algunos. Hay dos especies que ademas de su alma conservan la de alguien más. Demonios y lobos, aunque concentrándome en mi especie, cada lobo es diferente, algunos crueles, otros sanguinarios, posesivos, cómicos y algunos demasiado blandos.

Estas criaturas suelen tomar el control de sus portadores cuando estos pierden el control de sus emociones y es por eso que ella jamás ha salido. Al principio fue debilidad y esa debilidad de ella se transformo en poder para mí. Tengo su fuerza, la tonalidad azul de su mirada, pero nada más, su lobo no ha salido y por lo tanto mi cuerpo humano es el que sigue teniendo el control.

— ¿estas bien?—preguntó Oliver ayudando a levantarme, mire mi hombro y este ya estaba vendado.— está sanando de manera lenta, en dos días estarás mejor

— debí dejar que la matara— dije sentándome.

— lo lamento— levante la mirada observando a Taylor en el marco de la puerta.

— mi hombro duele, mi cuerpo tiene heridas y esos desterrados buscaran a mi grupo para matarlos— la mire molesta— desaparece de mi vista antes de que me levante y te arranque la cabeza — gruñí.

— En verdad lo lamento, Nivarna— ella se fue de la habitación dejándome sola con Oliver.

Me levante y camine al baño con la mirada del cabello de zanahoria sobre mí.

— Eres demasiado cruel con ella— dijo mientras yo lavaba mi rostro.

— alguien tiene que serlo, no todo sera color de rosa para ella teniendo a Adrián como mate— tome una toalla y seque mi rostro saliendo del baño.

— y por eso estamos aquí, para prote-

— no te confundas— negué— yo estoy aquí por ti— el amplio los ojos y escuche su corazón empezar a golpear rápido su pecho por su nerviosismo, camine hacia adelante hasta tenerlo frente a frente— a mí no me importa nadie más, ahora eres solo tú— dije levantando mi mano para acariciar su mejilla. 

Sus labios atraparon los míos con delicadeza y sus manos tomaron mi rostro en un intento de que no me apartara de él. Suave, dulce y embriagar, Oliver era capaz de hacerme olvidar hasta el dolor más grande con tan solo sentir sus labios sobre los míos y su pecho junto al mio. 

— Te estoy empezando a amar, Nivarna— dijo separándose de mis labios, mis ojos seguían cerrados esperando a que él volviera a unir nuestros labios, lo sentía tan cerca y sabia que él estaba igual o peor que yo. 

— yo ya te amo, Oliver...

Estaba por tomar su rostro pero un olor inmundo me detuvo, la puerta se abrió y yo mire molesta a Adrián.

— ¿no es suficiente con tu manera tan delicada de tratarme luego de salvar a tu amada princesa?—pregunte.

Él me vio serio y avergonzado.

— necesito hablar contigo, baja a mi oficina cuanto tengas tiempo.

— lo tengo ahora, te acompañare— dije.

Adrián salio y antes de que yo pudiera hacerlo Oliver tomo mi brazo.

— no lo enojes por favor— pidió.

— ¿él en verdad es importante para ti?—pregunte, aunque consideraba saber la respuesta.

— es como mi hermano, y nada me haría más feliz que saber que ambos pueden convivir en paz, ambos serian un gran equipo, podrías ser la loba más fuerte de la manada, Nivarna. 

— y tú eres— remarque la palabra acercándome a su oído— el lobo más fuerte de esta manada.

Me aleje y él sonrió negando.

— ese es Adrián, nuestro alfa.

Y eso era lo que todos creían, pero yo sabia la verdad.

— que equivocado estas— dije saliendo de la habitación, baje las escaleras y camine hasta la oficina de Adrián, al llegar abrí la puerta de la oficina y entre tomando por sorpresa.

— ¿los modales?—preguntó alzando una ceja.

— aguárdalos para ti— tome la silla delante del escritorio y me senté delante de él— ¿que hacías con la artemisa?— exigí saber.

— ¿Te crees demasiado como para venir a hablarme así?—  preguntó irritado y dejando caer todo su peso sobre el respaldo de la silla.

— no Adrián— dije despreocupada— no me creo, yo soy y valgo más que tú.

— tu egocentrismo no tiene limites.

— y por eso tú jamás lo alcanzaras. Ahora responde a mi pregunta.

El se levanto de su silla y yo permanecí con la mirada sobre él mientras caminaba por la habitación con las manos tras la espalda.

— le pedí disculpas por perder su libro y la invite a mi aniversario con Taylor.

— ¿cuando sera eso?

— en dos meses.

— en dos meses me iré entonces.

— no— negó rápido.

— por más que me desees muerta, seguiré viva— dije con una sonrisa.




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