— ¿Quien?—preguntó Oliver cubriendo sus orejas, aún estaba oscuro y alguien tocaba la puerta, tenia demasiado sueño.
— Nivarna ¿estás lista?
Lista... Yo...
Me levante de golpe, Oliver seguía dormido y la princesa del otro lado.
— baja y ya te alcanzo— grite para que me escuchara.
— claro—contesto.
Tome del armario mi ropa y me metí al baño a cambiarme, ate mi cabello y me coloque unas botas ligeras, salí y busque mis armas.
— ¿a donde iras?—preguntó Oliver adormilado.
— sigue durmiendo, yo iré con la princesa, prometí entrenarla.
— ¿que?—Oliver coloco más atención.
— lo que escuchaste.
— ¿Adrián permitió eso?
— no le queda de otra.— me acerque a él y deje un casto beso en sus labios— te veo luego.
Salí de la habitación y baje las escaleras observando a la princesa.
— si que quieres entrenar—dije observando su ropa, ella cargaba las prendas de un cazador.
— sip, Adrián me lo a dado, dijo que seria más fácil, hasta parecemos equipo vestidas igual— me señalo y luego a ella.
—lastima que peleamos para bandos diferentes—su sonrisa se desvaneció— vamos.
Ella me siguió, me aparte de la mansión hasta dar en un punto vacío del bosque.
— ¿no piensas salir de la manada verdad?—preguntó.
— para nada— me detuve en el punto— a tu alrededor hay cinco guardias, ambos apuntando en mi dirección, si te mato, me matan, así que por hoy solo entrenaremos.
Deje mis armas en el suelo y empece estirándome.
— por el momento haremos un poco de calentamiento.
Ella me miro dudosa y asintió.
Fueron quince minutos de eso para luego detenerme y sentarme en el pasto.
— ¿me siento?—preguntó dudosa.
— no— la mire— camine diez metros hacia al norte, encontraras un punto de inicio y luego unos árboles que te guiaran, correrás en círculos por el bosque, diez vueltas— exigí.
— ¿eso que? Necesito pelear no correr.
— ahora— señale el punto y ella negó fastidiara— y estaré escuchándote, si te saltas una vuelta darás cinco más.
Escuche las risas de los guardias y no pude evitar reír de la misma manera. Fueron casi una hora hasta que la volví a ver, cansada y sudara.
— ¿que tal?
— cansado...—dijo tarándose al suelo.
— okey, iniciemos con un poco de defensa— me levante y ella me siguió.— levanta el puño y dame en la cara.
Ella sonrió y al levantar el puño la detuve y lo presione.
— ¿en verdad creíste que te dejaría hace eso?—reí haciéndola sonrojar.
— idiota— dijo entre dientes.
— vamos, iremos a la sala de entrenamientos de esta manada.
— esta bien...
Ella me guio y al llegar todo estaba repleto de hombres pero había una pequeña sala en donde había mujeres haciendo estiramientos.
— empezaras con eso—dije señalándole a las mujeres que hacían ejercicios de estiramiento.
— ¿estas jugando?—preguntó.
— no— me pare delante de ella— necesito que tengas un buen estiramiento, casi llegando al split perfecto.
— no pienso desgonzarme, eso duele—dijo asustada.
— es un dolor soportable y te acostumbras, ahora vamos— la tome del brazo y la guie al lugar en donde una mujer ayudaba a las demás.
— ¿luna?—preguntó la mujer extrañada.
— necesito que la ayude, en una semana quiero ver realizado ese split perfecto.
— claro —dijo la mujer asintiendo en mi dirección.
— tienes una hora de entrenamiento—dije a la princesa— vendré por ti y te enseñare una cosa más.
Puede que Taylor no comprenda el ejercicio pero cuando lo domine, se le hará más fácil.
—hola— un hombre sudoroso se acerco a mí, estaba semidesnudo y el sudor le caía por el pecho.
— no molestes— ignore dándole la espalda.
— que agre-— antes de que continuara hable.
— ¿en donde están los sacos de boxeo?—le pregunte.
— ¿ah?— preguntó extrañado.
— si, dime en donde están o terminare usándote a ti.— él rio y me indico con la cabeza que lo siguiera.
Él me guio al segundo nivel y ahí había tanto sacos como pesas, todos eran hombres y eran igual de fortachones que el que estaba a mi lado.
— ¿podrás con esto? Princesita—dijo gracioso.
— puedo con eso—dije levantando las mangas de mi blusa.
— deja te ayudo.
El chico detuvo el saco.
— ¿cuando llego la cazadora a este lugar?
El pobre idiota no sabia ni quien era.
— hace poco—dije dando el primer golpe, él pareció divertido al ver que no logre ni moverlo un poco.
— ¿familia de la artemisa o loba de su manada?
— ninguna—dando otro golpe más fuerte que el anterior.
— ¿familia cerca?
— no tengo—dije dando otro golpe más fuerte.
— ¿como es eso posible?
— sucede que...—dije un golpe— mis padres me dejaron a cargo de la artemisa desde pequeña y ella se encargo de cuidarme—seguía dando golpes— y enseñarme lo que sé.
— ajam... Que más...
— Ahora vengo a esta manada y encuentro a mi alma gemela.
— que interesante—dijo él poniendo más fuerza sobre sus pies.
— ¡y es un beta!—golpee moviéndolo.
— sigue contándome cariño.
— mis planes se fueron al demonio— gruñí dando un último golpe que logro que el saco se callera y el fortachón lo atrapara.
— así que mate del beta—dijo mirándome.— e escuchado un pequeño chisme por ahí ¿sera cierto?—preguntó dejando el saco para acercarse a mí.
— Pensé que solo las mujeres chismoseaban.
— los guardias lo hacen mejor que ellas, desterrada.
Sonreí de lado.
— Cuidado si sigues esparciendo ese chiste, o te juro— susurre— te cortare la lengua.
Lo esquive volviendo al lugar en donde estaba Taylor. La mujer que las ayudaba se encontraba con Taylor dándoles unos ejercicios de estiramiento.
— Así que aquí estas— me gire para ver a Oliver.