— Adrián trajo estas armas, escoge la que mejor se adapte a ti—dije a la princesa, estábamos afuera de la mansión en el patio trasero y Adrián había traído las armas.
— ¿una ballesta?—preguntó dudosa.
— no, te recomiendo algo más liviano.
Tome la CZ SP-01 y se la extendí.
Tome las balas y las coloque.
— usaras estas.
— pero no dañan a los desterrados—dijo molesta.
— no, por eso se crearan balas de plata.
— eso es razonable.
Camine al árbol y con la punta de la daga dibuje el punto a donde ella tenia que dispara.
— primero— me acerque a ella y acomode el arma en sus manos y posicione sus pies— toma el arma con ambas manos, cuando lo controles tomaras dos.
Me coloque detrás de ella y puse mis manos sobre las de ella, lo que menos quería era que la fuerza del arma la hiciera rebotarle en la cara.
— dispara— ella lo hizo y tan pronto como disparo soltó el arma dejándomela solo a mí.
— ¡ahh!—grito cubriéndose los oídos.
La empuje al suelo y tome el arma apuntándole a ella.
— ¡no seas una chillona!— le grite.
— ¡perdón por no ser criada como una arma letal que asesina a diestra y siniestra!—contesto.
— Levántate— ordene.
Ella me obedeció y le volví a dar el arma.
— sostenla y no la sueltes, mira bien el punto y no titubees— volví a colocar su mano— el enemigo no esta haya— señale a la izquierda y derecha— esta frente a ti ahora, dispara.
Me aleje y ella así lo hizo, sin embargo el miedo la hizo dar fuera del punto.
— de nuevo—ordene, al menos dale al árbol.
Ella siguió y siguió, pero no lo logro.
— de nuevo— dije dándole el arma con balas nuevas.
Ella suspiro y continuo.
— hace una hora que no se dejan de escuchar disparos ¿Cuando acabaran?—preguntó la mujer.
— cuando la princesa le de al árbol y no a la nada—conteste a la mujer.
— ella podrá.
— lo sé...—susurre.
— señorita Nivarna, el alfa manda a lla-
— ¡lo logre!—grito la princesa.
Mire a la mujer y luego corrí al árbol, lo había logrado... Quizás.
Tome el pedazo de corteza que había caído del tronco, su bala solo roso.
— ¡suficiente por hoy princesita! ¡ve y dúchate que apestas!—ella rodo los ojos y dejo el arma entrando a la mansión.
Camine a la mujer y aguarde las armas.
— Taylor o Luna, así puedes decirle— dijo la mujer.
— la llamare de esa manera cuando se gane mi respeto, hasta entonces, sera una princesita.
— Como usted lo diga, señorita Nivarna.
Ella estaba por retirarse.
— Su nombre—dije limpiando la daga.
— No es relevante.
— dígame su nombre—volví a pedir con mas calma.
— Refugio.
— un gusto conocerla, Refugio.
La esquive entrando a la mansión y caminando a la oficina de Adrián, abrí la puerta y entre.
— modales— volvió a decir Adrián.
— Dime— dije al ver al hombre del gimnasio.
— él es Said, se encargara de tu protección— dijo Adrián sentando en su escritorio.
— no la necesito, puedes dársela a tu humana.
— no—dijo Oliver— si la necesitas.
— ¿tanto miedo de que huya?—pregunte burlona.
— para nada, pero me preocupa que en cualquier momento la artemisa o la loba vengan de manera desprevenida y te atrapen, ellas tienen aliados y todos buscan tu cabeza.
— creo que valgo más viva que muerta.
— en eso no miente— dijo el hombre.— tienes demasiada información.
— la cual no revelare—dije a Said.
— ya me dijiste mucho en el gimnasio— mi sonrisa se borro.
— no confió en él, no lo quiero de guardián porque no lo necesito.
— no me import-
— ¡no quiero a nadie detrás de mí!—grite llegando a su escritorio y golpeándolo con fuerza.
— ¡no me importa lo que quieras!—regreso Adrián.
— ¡todas tus estúpidas ideas puedes metértelas por donde el sol no te pega! ¡y si eres lo suficientemente listo comprenderás que antes lo asesino!—señale al tipo.
— él se ofreció— dijo calmándose, su lobo estaba molesto.
Mire al tipo.
— ¿Cuál es tu plan?
— su pasado— Oliver entro a la oficina dejando unos papeles en el escritorio.— ¿hay inconveniente con que lo lea?—preguntó Oliver a Said.
— para nada— negó, tome el folder y lo revise.
Sus nombres y apellidos se encontraban en el documento, su edad, manada y quien era...
— ¿Luna nueva? — pregunte confundida— si eres de Luna nueva que haces aquí, en luna creciente.
— larga historia.
Seguí leyendo.
A los quince años fue encontrado, era un desterrado y fue recibido al compartir información.
— por ti ella perdió a la mitad de los desterrados...—dije levantando la mirada. —¿como es que lo permiten estar aquí?—pregunte a Adrián.— traiciono primero a Luna Nueva y luego a los desterrados ¿que le hiciste a Luna Nueva?—pregunte pero nadie respondió.
— la artemisa le concedió su perdón al entregar a los desterrado.
— sabes quien es la villa de la historia, sabes lo que hizo...— dijo Said. Claro que Aura era la villana.
— No quiero, no lo quiero a mi lado— dije dejando los papeles sobre la mesa— si fuiste uno de nosotros no vengas con intención de cuidarme.
— ¿que tengo que hacer para poder hacerlo?—preguntó dando un paso adelante.
— nada, no piens-
Said fue arrodillándose lentamente hasta quedar delante de mí.
— Nivarna, déjame ser tu protector.
— en cualquier momento me apuñalaras por la espalda, lo has hecho con todos— dije negando.
— eres más fuerte que yo, sabes que si lo hago...— trago fuerte— podrás matarme.
Mire a Adrián y Oliver y ambos estaban igual de sorprendidos.
— ¡alfa!—un chico entro a la oficina— ¡algo está pasando en la frontera!
Oliver y Adrián salieron de inmediato dejándome sola con Said.