Desterrada

21. Una Futura Luna

uno...

Dos...

Tres...

— ¡ha!— grito el chico golpeándome el rostro.

Me di la vuelta y estire mi pie dándole en la cara para luego tirarlo al suelo.

— felicidades, pasaste— dije asintiendo en dirección a la persona que estaba apuntando en un portapapeles las personas que pasaban.

Hasta el momento tres no habían pasado.

De veinticinco parecía que solo veintidós llegarían.

— siguiente— dije para que el último pasara.

— ¿tengo que hacer lo mismo?—preguntó el tipo— ¿solamente llegar a golpearla?

Y si, ese era el entrenamiento, si me llegaban a dar un golpe pasarían, Adrián decidió que así fuera. 

— solo eso— él sonrió de lado.

— fácil— dijo arrogante, claro que el chico se creía demasiado para ser muy poco.

— en ese caso ¿quieres algo más difícil?

— adelante.

— si logras tirarme al suelo  y hacer que permanezca por lo mínimo cuatro segundos, haré que no seas un simple guardia— me miro con atención— haré que seas considerado un beta.

— que tentador... La manada no tiene beta desde hace veinticuatro años.

— no hagas que sean veinticinco y gana.

Me prepare, corrí hacia el tipo y levante mi puño, él me esquivo y levanto su pie queriéndome patear, detuve su patada con mi mano derecha y me agache golpeando con mi pie su tobillo haciéndolo caer.

— la arrogancia no es mala— dije al verlo en el suelo— al contrario yo suelo serlo, pero tienes que aprender ante quien lo seras. Yo puedo serlo ante un ser inferior a mí— camine a él y antes de que se levantara puse mi pie en su cuello.— pero si traes al rey de los lobos, a la reina de los demonios o al rey vampiro, créeme que sabre callar la boca. 

— tú no eres nadie— esculpió.

— oh vaya— reí— aquí yo soy el cazador y tú la presa.

Quite mi pie de su cuello.

— más de cinco segundos en el suelo, no lograste ni tocarme, estúpido.

— reprobado— dije a la chica que escribía.

— veintiuno pasaron— dijo la chica dándome la vuelta— señorita Nivarna, por favor síganme.

En dos días volveré a la manada, necesitaba ver a Oliver, Livia me lo pedía y yo lo quería, camine al lado de la chica llevándome hasta la oficina del alfa.

— buenos días— dije al verla.

— Nivarna— dije ella contenta.

— ¿en donde esta Adrián?—pregunte al no verle.

— aún no termina de examinar.

— ¿pasa algo?—pregunte al verla tan feliz.

— siéntate por favor. Retírate— dijo a la chica.

Ella abrió la puerta con intención de salir y al abrir Layla entro.

— ¡Nivarna!

— Layla— dije, ella se acerco a mí llegando a abrazarme.

— vamos a jugar— dijo la niña cargando un oso de peluche, sonreí apartando su cabello de su rostro.

— luego Layla— contesto su madre— ahora necesito hablar con ella.

— ¡¿le dirás?!— dijo la niña emocionada.

— ¿decirme que?—pregunte a la mujer.

— ¡mamá quiere que te quedes!— dijo la niña emocionada.

Mire a Celia.

—esperamos afuera hija— pidió Celia a su hija.

Ella asintió y salio.

Layla era una niña muy tierna y lo que amaba más de ella era su estilo de competencia, parecía ser decidida y querer enfrentar a todos.

Últimamente paso mis noches con ella luego de que Adrián y Celia arreglen unos asuntos.

— Nivarna— dijo Celia— Quería pedirte que te quedes, tu compañía es tan agradable para mí y mi hija.

— creo que anteriormente di-

— sé lo que dijiste— dijo levantándose. — pero piénsalo. No serias un simple delta...

Me senté mejor en la silla aferrándome a ella, mis uñas se clavaron en la madera al escucharla.

— serias como de la familia...

— ¿por qué?

— eres fuerte, eres perfecta para el puesto de Beta, no tengo beta desde que el mio me traiciono— dijo llegando a mi lado.

— ¿como la traiciono?—pregunte.

Ella se alejo caminando hasta su ventana y mirando en ella.

— él ayudo a los desterrados a llevarse a mí hija...

— lo lamento...

— quédate— dijo girándose— quédate aquí, tendrás un puesto alto y todos te trataran como si fueras mi hija....

Me levante y tome la espada que estaba en la puerta, era de Celia. 

— ¡mamá!—grito Layla.

Salí de la oficina de Celia y al hacerlo observe como el tipo con el que acaba de luchar hace poco la tenia sujeta.

— Suéltala ahora mismo— dije molesta.

— ¡Nivarna!—grito la niña.

— suplica...—dijo divertido— vamos...

— ¡hija!— antes de que Celia llegara al tipo la sostuve.

— ¿eso quieres?— pregunte— ¿que suplique por su vida nada más?

— si

Mis sentidos sintiendo olores nauseabundos, desterrados estaban entrando a la manada.

— ¿fuiste tú?—pregunte.

—  es hora de que Celia caiga— fue lo único que dijo.— ahora hazlo y no matare a la niña. Arrodíllate  y pide piedad.

Mierda...

Levante la espada, si era rápida podría cortarle la cabeza.

— ¡suelta la espada o la mato!— sus garras salieron apuntando al cuello de la niña.

— Nivarna...— me llamo su madre con miedo.

Ante nadie me e arrodillado... Ante nadie e pedido piedad, al contrario, ellos lo piden para que vivan, y él, no sera la excepción.

Solté la espada.

Levante mis brazos en rendición y sentí impotencia mientras me arrodillaba con lentitud.

— ¡Nivarna!—escuche a Adrián en mi cabeza.

— a...ayúdame— dije a lo alto.

— ¿pides ayuda?— preguntó el hombre divertido— vamos Nivarna, unos centímetros más. Hazlo por la futura Luna...

— ¡con esto traicionas a tu manada!— grito Celia.

— y no me interesa, estoy arto de este lugar, preferiría hasta formar parte de los desterrados, quizás la líder de los desterrados me acepte.

Reí.

— estoy segura que hasta ella te detestaría.




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