Desterrada

30. El secuestro de una alfa

— ¿que pasa?—preguntó Ariana al escucharme. 

— puede que sea una distracción— dije sin pensarlo. 

— ¿Nivarna?— la loba se acerco a mí al verme casi tropezar.— ¿sucede algo?

Sostuve mi cabeza y negué.

— ¡Mi hija!— escuche un grito desgarrador.

Ariana corrio mientras la loba me ayudaba.

Al llegar a la entrada de la mansión observe a Celia en el suelo.

— ¡Celia! ¿que pasa?—pregunte olvidando mi dolor y corriendo a ella para tomar su rostro lleno de lágrimas.

Ella levanto un colgante similar al mio.

— ¿que?—pregunte confundida.

— es de Layla— dijo llorando y acercándose a mí buscando refugio en mis brazos.

Era claro, los desterrados no solo atacaron esta manada, también la de Celia.

— atacaron las cuatro manadas, doce en cada una— dijo una mujer acercándose a Ariana— volveré a mi manada.

— claro— dijo ella, era la alfa de Luna Llena.

— Nivarna... Busca a mi hija— pidió Celia llorando.

— Celia...— no quería negarme.

— no es seguro— dijo Adrián— Nivarna, ve con Taylor, tu deber ahora es proteger a mi hijo.

— ¡mi hija fue secuestrada nuevamente! —grito Celia sufriendo.

— Lo lamento Celia— dijo Ariana para luego clavar algo en su cuello.

Celia cayo en mis brazos y yo observe a la artemisa.

— ¿que es?—pregunte.

— un sedante, necesito que se calme.

— si atacaron todas las manadas ¿tus hijos están bien?—pregunte.

— si, mi hijo está protegido, mi niño es un lobo fuerte y por lo tanto el rey de los lobos le da protección para que algún día este a su lado, mi familia gracias a los dioses esta bien.

— busca a Layla, por favor...— pedí derramando la primera lágrima.— es una niña muy buena y no merece que le hagan daño...

— lo haré, no cometeré el error de perder otra futura alfa, tu cuida a la luna de tu manada.

Todos empezaron a retirarse, Ariana se llevo a Celia quien estaba empezando a despertar.

— Nivarna...— dijo en brazos del alfa Jasper.

— dame tres días y si no la encuentran iré a buscarlas— asegure tomando su mano— no dejare que se lleven a tu hija.

— no quiero perderla...

— ¿te unirás a la búsqueda si no la encuentran?—preguntó alfa Jasper viéndome.

— si, buscare a Layla si no la encuentran— él asintió retirándose.

Al entrar a la mansión todo estaba en silencio.

— ¿y la princesita?—pregunte a Oliver quien bajaba las escaleras.

— descansando.

— que linda Nivarna— dijo Adrián entrando y los guardias cerrando la mansión.

— lo sé— die sonriendo con satisfacción. 

— te ganaste a la loba, a la artemisa y a alfa celia ¿crees que sea suficiente?

— quizás— dije.

— por un momento creí que asesinarías a Ariana.

— no— negué— de hecho ella me agrada, solo espero que no crean que estuve detrás de esto.

— seria bueno decirles— dijo Oliver— antes de que acusen a la desterrada cuando ella estuvo aquí todo el tiempo.

— no— negué— esperemos a que se calmen las cosas.

— tiene razón— me apoyo Adrián.

— nos usaron como distracción para atacar a Celia ¿crees que era el mismo tipo que nos ataco en su manada?—pregunte.

— es lo más posible.

— si Layla no aparece en tres días iré a buscarlas— informe.

— esta bien— dijo Adrián— pero cuida a Taylor mientras tanto.

Asentí, Adrián se retiro dejándome sola con Oliver.

— este lugar se esta volviendo más peligroso que mi hogar anterior— dije a Oliver.

— lamento que no tengas una vida tan cómoda— dijo acariciando mi rostro.

— si pudiéramos tenerla ¿dejarías esto por mí?—pregunte.

— sé que con anterioridad dije muchas cosas, pero quiero que las olvides y tengas claro solo una cosa...— sus labios se acercaron a los míos— ve por tu vida y por lo que amas, porque no quiero perderte... 

— en ese caso solo veré por ti y por mí... Aun así debo dar mi vida por la princesita y su hi-

—no, no— negó tomando mi cintura— no pondré tu vida antes que la de Taylor...

— ¿en verdad?—pregunte viéndole a los ojos.

— si... No quiero perderte...

— mi amor, con esas palabras, te juro que jamás lo harás— separe toda distancia tomando sus labios y dando inicio a un amor que no seria detenido por ningún alfa o luna, Oliver estaba dejando todo por mí después de todo.

 

 




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