Sentía que el tiempo pasaba muy lento, mi cuerpo sanaba. Necesitaba escapar de aquí e ir por Said, no lo dejara aquí.
La puerta se abrió.
— ¿acaso no te cansas de verme?— pregunte pensando que era Ariana.
— Jamás me cansaría de verte...— levante la mirada escuchando a Oliver.
— Oliver...— lo llame.
Él se acerco a mí y se apresuro a desatarme.
— huiremos de aquí— dijo decidido.
Cuando me desato completamente sostuvo mi cuerpo antes de que cayera.
— te extrañe tanto— dijo tomando mi rostro entre sus manos.
— yo también— dijo tomando mis manos para luego besarlas— gracias a la diosa sigues viva.
— ¿como te encuentras?—pregunte al verlo— ¿te lastimo?
— estoy bien, estar contigo siempre me hace estar bien y sanar más rápido de lo normal.
— Oliver...— lo llame—necesito ir por Said.
— ¿por qué?—preguntó algo molesto.
Tome su rostro y pegue sus labios a los míos, su lengua paso por mis labios limpiando mi sangre y haciendo que todo mi cuerpo cosquilleada.
— es mi amigo, un beta...
— Nivar-
— quiero que te vayas— dije— a tres metros de la frontera te esperaran, todo está listo para huir...
— No es necesario que vayas por Sai-
— ya tengo a mi alfa— dije tocando su rostro— no me quedare sin beta...
— no me iré sin ti...
— por favor, hazme caso— pedí.
— pero estas mal her-
— tú lo dijiste, estar contigo me hace estar bien.
Y no mentía, Livia me había ayudado a sanar, todo en mí estaba bien.
— si quieres ayudarme empieza despejando la frontera...— pedí.
— lo haré...
Oliver fue el primero en salir, espere tres minutos y luego lo seguí, ahora era mi chico ideal.
Pase por encima del cuerpo de un guardia que estaba muerto, Oliver no había tenido piedad y eso me agradaba.
—¿en donde está Said?— me pregunte.
Sin poder responderme a mí misma seguí la esencia de Adrián, corrí y todo me llevo a una parte alejada del bosque, cuando vi a la persona delante de mí caí en cuenta de que seguí un rastro equivocado.
— huy ¿y ese moretón?—pregunte a la princesita.
— Oliver, me golpeo y huyo, sabía que buscarías a Adrián.
— tan perspicaz— dije mientras ambas caminamos en círculo.
— tú me enseñaste a serlo.
— que orgullo— levante mi espada y ella la suya esquivando la mía, su mirada estaba llena de enojo.
— no te dejare escapar.— sentencio.
— ese fue tu gran error— dije volviendo a golpear su espada, ella esquivo mi espada y luego devolvió el ataque con más fuerza, no hacia esfuerzo mínimo pues mi cuerpo dolía.
— mentiste— dijo dolida.— llegue a creer que eras mi amiga.
— Lo soy— su espada golpeo la mía con fuerza— pero ponte en mi lugar, si te pusieran a escoger entre Adrián, la manada o a mí ¿a quien escogerías? Sé la respuesta, ahora tu entiende la mía.
Taylor fue rápida y cuando bloquee su espada levanto su pie pateando mi estómago, caí al suelo y ella tiro mi espada alejándola de mí.
— Sabes que estoy débil— dije— es injusto.
— en la guerra y el amor todo se vale.— reí. Esa frase era ideal para este momento.
— buen punto— Taylor puso la punta de la espada en mi cuello
— créeme que no quiero matarte...— lloro.
— Lastima que esa frase no aplique para ti.
Tome la punta de su espada con mi mano y levante mi pie golpeando su estómago, ella se quejo y soltó la espada, estaba embarazada, lo olvide.
Solté la punta de la espada con mi mano escurriendo de sangre.
— Debiste apartarte— dije dolida.
— No...
— que lamentable.
Con mi pie golpee su rostro haciéndola volver a caer antes de que se levantara, tome la empuñadura de la espada y la mire a los ojos.
Ella se levanto con dificultad mientras se sostenía el estomago, Ella bajo la mirada un corto tiempo y eso fue suficiente para impulsarme hacia ella y clavar la espada en su vientre. Me sostuve de su hombro y empuje con más fuerza la espada hasta atravesar su cuerpo.
— fue una gran batalla— dije sacando la espada de su cuerpo— Taylor, Luna de la manada Luna Menguante.
Su cuerpo se cayo al suelo y ella tartamudeo.
— conserva mi espada... Por favor— dijo llorando.
La primera lagrima salio de mis ojos.
— Taylor...— la llame— lo siento...
— me llamaste Taylor...— dijo por último antes de que sus ojos se cerraran completamente.
— no llores— me dije a mi misma pasando mi puño por mis ojos— no, no, no...— me dije.
Yo había prometido matarla, yo lo había prometido...
Tome su espada y luego su estuche aguardándola, me la quedaría en su honor.