Destinada a amarte

Triste decepción

Alex y Clara dormían profundamente… el día anterior habían pasado paseando así que estarían muy cansados como para dormir tanto…Afuera había un Sol resplandeciente que iluminaba por todas partes… era verano por ende había muchos turistas y la ciudad estaba llena de gente y sería más difícil de que Clara encontrara el camino al palacio.

 

- ¡Ah mis ojos! Clara había despertado. - ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy durmiendo con él? Vinieron a la mente de Clara fotos de lo que había sucedido la noche anterior... ¡El beso! ¡Dormí con él! ¿Estaba borracha? ¿Por qué hice eso? ¡Mejor me voy! Fue un error pedir tu ayuda… pero de todas formas gracias Alex… la pasé muy bien contigo.

 

Clara sabía que no la estaba escuchando... por eso era mejor que se fuera antes de que Alex despertara de lo contrario empezaría hacer preguntas...

 

- ¿Qué hago? ¿A quién pido ayuda? ¡Ya lo tengo! Necesito un directorio telefónico… quizás debe haber el número del palacio.
Clara se dirigió al lobby del hotel para buscar al gerente… lo encontró de inmediato.

 

-Señor buenos días… por favor me podría prestar el directorio telefónico.

 

-Si señorita… enseguida se lo traigo.

 

Clara esperaba ansiosa por el directorio... después de 5 minutos de espera que para Clara habían sido horas porque necesitaba salir de inmediato de ese hotel.

 

-Aquí tiene el directorio señorita.

 

-Muchas gracias.

 

Clara buscó en el directorio con el nombre de "palacio” … no lo encontró… buscó como "casa real" tampoco lo halló.

 

- ¡¿Con qué otro nombre lo busco?! ¿Castillo? ¿Palacio real? Eran los nombres más lógicos que Clara pensó que estaría registrado el número del palacio.

 

- ¡No hay! ¿Qué hago? Y si le pregunto al gerente del hotel… no tengo otra opción.

 

-Señor disculpe... estoy de paseo aquí y me gustaría conversar con la reina de esta nación… pero no encuentro el número de teléfono del palacio.

 

-Gran número.

 

- ¿Qué?

 

-Búsquelo con ese nombre... lo encontrará de inmediato.

 

-Está bien señor… muchas gracias.

 

-De nada señorita.

 

Clara se apresuró a buscar el número… en efecto el número se encontraba registrado con ese nombre.

 

- ¿Gran número? ¿Qué clase de nombre era ese? Quizás lo pusieron para que nadie llame… y quien lo haría con ese nombre.

 

Clara anotó de inmediato el número y se dirigió a las cabinas más cercanas… marcó el número en realidad tenía muy pocas posibilidades de que contestaran a su llamada. Entre tantas llamadas que recibiría la reina ¿Por qué atender a una llamada de una cabina?

 

-Palacio real buenos días ¿Con quién desea hablar? Contestó alguien con voz de mujer.

 

-Bueno… soy… soy... quiero hablar con Israel.

 

-Me diría su nombre por favor.

 

-Clara.

 

- ¿Su majestad?

 

-Sí… soy yo.

 

-La hemos estado esperando en el palacio… ¿Qué es lo que ha sucedido?

 

-Por favor… pon el número con Israel… no tengo mucho crédito para llamar.

 

-Sí su majestad.

 

De inmediato contestó Israel.

 

- ¿Su majestad?

 

-Israel… por favor ven a verme en el centro de la plaza central… estoy perdida.

 

- ¿Qué? Está bien su majestad… ahora mismo voy a la plaza central.

 

Clara esperaba en el centro de la plaza central... de pronto observó de lejos a Alex… ¡la estaba buscando! Clara entró en pánico…si la encontraba la llevaría al hotel y empezaría con las preguntas… alcanzó a esconderse atrás de un monumento… mientras se mantenía alerta de que Alex no la encontrara también observaba la llegada de Israel en la limusina. Israel llegó escoltado por 2 guardaespaldas antes de que Alex la encontrara.

 

-Su majestad ¿Se encuentra bien? ¿Qué es lo que pasó?

 

-Hablamos en el auto sí.

 

Clara estaba desesperada por llegar al palacio… de esa forma evitaría volverse a encontrar con Alex… excepto por el sábado quería volver a verlo para decirle todo lo que sentía por él pero que sería una pena no poder seguir juntos... ya que ella debía cumplir con el último deseo de su padre… que, aunque no lo conoció él creía que ella podría llegar a ser una buena reina y a gobernar con el corazón que heredó de su madre.




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