Destinada a amarte

El físico cambia, pero los ojos no.

Alex se encontraba en su habitación, acaba de despertar era muy temprano pues había pensado mucho en Clara. De pronto tocan la puerta con fuerza.

 

-Ya voy. Respondió Alex al llamado de la puerta, levantándose de la cama. Era Carlos.


-¿Qué es lo que sucede? Preguntó Alex.


-Solo quería hablar contigo. Respondió Carlos.


-¿De qué quieres hablar? -Hizo una pausa. -¿Te envió Fernanda? Preguntó Alex extrañado.


-No precisamente, solo me comentó que estabas extraño con ella. Respondió Alex dejando a Fernanda fuera de sospecha.


-¿Tú podrías volver a confiar en una persona que no ves hace años y que también te ha hecho daño en tan solo un mes de vacaciones? Respondió Alex dejando a Carlos casi sin palabras.


-Fernanda nunca me ha hecho daño a mi, porque te haría daño a ti si prácticamente se tratan como hermanos... ¿A qué te refieres con un mes de vacaciones? Respondió Carlos.


-Quizás te hizo daño y no te diste cuenta, o como dice el dicho... "No hay peor ciego que el que no quiere ver"... Puede ser que la maldad siempre estuvo ahí y no te diste cuenta... lo del mes de vacaciones quiero decir que hace dos años Fernanda vino de vacaciones y conoció a Paulette, me hizo mucho daño. Respondió Alex recordando lo que había sucedido hace dos años atrás


- No dijiste que no ves a Fernanda hace más de 10 años y ¿Me dirás o no lo que te sucede? Preguntó Carlos enfadado.


-Quise decir que hace más de 10 años se fue a vivir a Estados Unidos y cuando vino de vacaciones no la reconocí, pues era otra persona, quizás por fuera no había cambiado mucho, pero por dentro era irreconocible, era mala... -Hizo una pausa -Te diré para que Fernanda no siga indagando y tratando de hacer daño a Clara... -Hizo otra pausa corta. -No volveré a ver a Clara porque se fue del país ayer en la noche, y no estoy enojado o disgustado con Fernanda, solo es que no confío en ella, y tu deberías hacer lo mismo. Respondió Alex.


-¿Mala? Pues conmigo y mi hermana ha sido buena, y yo confiaré en la persona que trató de ayudar a mi hermana cuando estuvo a punto de suicidarse. Respondió Carlos defendiendo a Fernanda.


-Enserio estás ciego, pero haz lo que tu quieras. Respondió Alex.


Tocaron la puerta muy suavemente que apenas se escuchó.


-¿Esperas a alguien? Preguntó Carlos.


-No que yo recuerde. Respondió Alex poniéndose de pie para atender a la puerta. 


Al abrir no reconoció a la chica que estaba tocando la puerta, era alta, delgada, cabello muy largo y muy bien cuidado, vestía muy a la moda y traía un maquillaje que la favorecía.


-¡Hola Alex! Dijo aquella chica.


-Disculpe, ¿la conozco? Respondió Alex. 


-Mírame bien y te darás cuenta de que si me conoces. Respondió la chica.


Alex la observó de pies a cabeza, al llegar al rostro se detuvo en los ojos los observó muy detenidamente, esos ojos grandes, color miel, que expresaba inocencia y pureza.


-¿Paulette? Preguntó Alex.


La chica; más bien dicho Paulette sonrió mostrando su sonrisa perfecta


-Pensé que jamás me reconocerías, te he extrañado. Respondió Paulette muy alegre y abrazando a Alex.


-Ya no eres... Dijo Alex sin salir de la impresión.


-Si, ya no soy la misma chica fea de la que todos se burlaban, tampoco soy la chica ignorante de la que todos hacían menos y no podía defenderse... -Paulette hizo una pausa. -Tampoco soy aquella chica de buenos sentimientos que se enamoró de ti, pues me he enamorado de otra persona, aunque él está en España.


Alex estaba sorprendido con el cambio de Paulette que apenas y la reconoció.


-¿Y a mi no me saludarás? Preguntó Carlos.


-¡Hola hermanito! No te había visto. Respondió Paulette acercándose a Carlos para darle un abrazo.


-¿Por qué no me dijiste que vendrías? Preguntó Carlos.


-Quería darles una sorpresa, la última vez que les vi fue hace 2 años y después de lo que sucedió decidí darme un cambio. Respondió Paulette refiriéndose a como la trató Fernanda.


-Deberías haberme avisado para ir a verte en el aeropuerto. Dijo Carlos regañando a Paulette.


-Deja de regañarme, ya no soy una niña y mis padres saben que vine a Ovidia a encontrarme con ustedes y a recordar viejos tiempos. Respondió Paulette muy alivianada. -Por cierto, sabía que Fernanda también estaba con ustedes, ¿en qué habitación está ella? Preguntó Paulette muy curiosa.


-Ella está en la habitación 123. Respondió Carlos rápidamente.


-Gracias hermanito, voy a saludarla, aunque creo que no me va a reconocer.


Paulette caminó hacia la habitación 123 y golpeó con fuerza.




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