SUSAN
Mi nombre es Susan, dieciocho años recién cumplidos hace un día, siempre me he querido explicar cómo llegue aquí, soy hija única de una familia que se extinguió por completo, dejándome como prueba de que existieron alguna vez. La muerte de mis padres fue un cliché, murieron en un accidente automovilístico donde por cierto, yo estaba ahí pero no morí, ¿Qué raro? Dejando eso en el pasado, fijémonos en el presente.
Sentada en una silla bastante incomoda escuchando todos los consejos dados por mi rectora, es muy pero muy aburrido, no me lo esperaba, ayer cumplí 18 años y aún no me la creo que ha pasado tantos años, debería estar poniéndole atención a todo los consejos que me da la rectora de este orfanato, pero no, la chica está viendo por la ventana a un travesti quien está hablando con un hombre, parece que este no se ha dado cuenta que es hombre porque sus ojos están fijamente en los pechos más falsos que mi nota del segundo trimestre que tuve.
-Señorita Hamilton – volteo a ver a mi rectora que esta seria, sin duda se dio cuenta que no le puse atención a nada - ¿me escucho?
-No, pero se todo lo que me ha dicho – enarca una ceja dudosa – rectora Patricia, ya no soy una niña, se mucho más de este mundo, lo arriesgado que es y aparte sobre todo lo de mi herencia.
-Solo quiero que se cuide – dice levantándose se su silla para ir a mi lado.
-No se preocupe – la tranquilizo – la extrañare mucho, gracias por todo.
-Yo también mi niña – me abraza con cariño, de verdad extrañare este lugar, donde prácticamente viví toda mi infancia, nuca fui adoptada y eso me alegro demasiado. Las amigas de mi infancia fueron adoptada y por ahora solo tengo pequeñas niñas, las extrañare pero no tanto porque siendo pequeñas son unos demonios.
Debo ir a recibir mi herencia, mis padres antes de morir en el accidente, pusieron todo a mi nombre y me lo darían cuando fuera mayor de edad, los extraño demasiado pero estoy aquí por más de once años, mis parientes cercanos no quisieron encargarse de mí, teníamos problemas familiares así que por ello me llevaron hasta New York aun orfanato. Me quieren tanto, nótense mi sarcasmo.
Ahora voy camino hasta el bufe del abogado Jones, después de tener una triste despedida, mis emociones eran tan altas que quería llorar, pero que ¡Rayos! No puedo llorar, mis acciones son normales pero en el fondo quiero para desahogarme pero no puedo.
¡A la gran puchica!
Esas palabras son mis lemas, no me pregunten qué significa porque ni yo sé.
Llevo todos los documentos que me habían pedido, yo siento que no es necesario, digo, mi nombre está escrito en ese estúpido papel donde mis padres me heredan; al llegar en un taxi le pago con el dinero que mi ex rectora me dio para mi viaje, cuando llego a la oficina del abogado de mis padre que apropósito es muy atractivo a pesar de su edad.
-Señorita Hamilton – dice el abogado al entrar en su despacho – me alegra que por tanto tiempo al fin la pequeña Susan tiene dieciocho años.
-También estoy contenta – digo fingiendo una sonrisa, la verdad no me alegra lo suficiente – vayamos al grano.
-Ya que usted lo dice – se sienta en su silla giratoria, agarra unos papeles donde creo yo que es la herencia - ¿trajo todos los documentos?
-Así es – saco de mi cartera el folder con todas las cosas - ¿tardara mucho?
-No, hay muchas ventajas en New York sobre las herencias – dice sin mirarme, eso es bueno significa que está concentrado en lo que quiero rápido – muy bien, debe firmar aquí.
Me levanto del asiento, para acercarme a la mesa y firmar, cuando termine me dio el cheque de ¡¿Qué?! Quinientos mil dólares, mis padres robaron un banco o que, también me dio las tarjetas de créditos. El abogado Jones vio mi expresión, se puso a reír y me dio coraje, solo enarque una ceja.
-Sus padres ahorraron mucho desde antes que usted naciera – ahí entendí, solo asentí – bueno señorita Susan, también tiene una casa.
-¡Si! – exclame, se me había olvidado la casa – es la casa donde vivíamos.
-No – su respuesta me dejo con la boquiabierta – esa casa fue vendida, por medio de eso también tiene el cheque con esa cantidad.
-¿Entonces de que casa me está hablando? – pregunte cruzándome de brazos.
-La casa del pueblo Birdetret - ¿Qué rayos es esa ciudad? – sus padres tiene una casa, debe tomarla o venderla.
-Primero la veré, ¿pero no recuerdo a ver escuchado un pueblo llamado así?
-Está lejos, tiene que ir en auto personal – lo que dijo me dejo inconforme, en el orfanato fui a una escuela de manejo y aprendí pero no tengo auto, debo comprarme uno y con GPS.
-Ok, démelo – me entrego el mapa y como él lo dijo esta lejísimo – gracias por todo.
-Espero que se cuide – solo asentí para irme pero antes de eso, abrace al abogado ya que siempre fue fiel antes mis padres.
-Gracias de verdad – el señor no dudo en abrazarme, le tengo cariño y más si estuvo siempre visitándome en el orfanato.
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Editado: 27.03.2020