Doy vueltas sin parar en esta cama que limpie cinco veces por lo tan polvosa que estaba, no puedo dormir, por lo mismo que me desconcertó al ver que por arte de magia el hombre había desaparecido. Cerraba mis ojos pero era inútil, siempre lo recordaba y quería saber quién era, porque me sentía tan rara.
Son preguntas que pronto encontrare unas respuestas, por ahora debo descansar, mañana debo arreglar bien esta casa. Además debo conseguir trabajo lo antes posible.
Despierto agotada en vez de estar mejor que nunca, prefiero olvidar lo que sucedido ayer pero al ver mi dedo que está cubierto por una curita, mi mente se invade de esos ojos verdes intensos. Me levanto con toda la pereza de mundo averiguar si hay agua en esta casa, para mi sorpresa, cosa que me parece extraño ya que lleva años desolada; tengo demasiadas dudas que me tienen con sospechas, una de ellas son.
¿Cuándo es que consiguieron esta casa?
Nosotros vivíamos en Australia pero al viajar a New York sucedió el accidente, no recuerdo mucho de lo que pasó, amanecí en el hospital a los días siguientes, estaba triste por la muerte de mis queridos padres, no recuerdo mucho sus rostros. Según dijeron es que perdí la memoria.
Me di una ducha caliente, luego baje a la cocina a movilizarme con todo, primero comencé con el piso de madera, empecé a barrer para luego trapear, limpie las escaleras una por una quitando las telarañas que me hacían que me diera alergia. No comí pero me saboree unos ricos chicles que compre ayer, me encanta hacer burbujas con ellas.
Luego de terminar todo, me descanse en el sofá que ahora está como nuevo, revise mi celular que no le había puesto nada de datos pero ahorita lo que me importa es la hora, reviso y me doy cuenta que son pasadas de las tres.
¿Cuánto me tarde?
Ni idea pero será mejor que me prepare algo antes que me muera de hambre, aprendí a cocinar en el orfanato, me gustaba hacerlo cuando la rectore no estaba, las cocineras me permitían a hacer muchas cosas.
Después de cocinar, me comí todo lo que prepare, lave los trastes y me dedique a usar mi celular, debía descargar muchas músicas, siempre escuchaba una por ahí en las calles y me aprendía el nombre para luego buscarla.
¿Pero que creen? Ya se me olvidaron.
Anocheció muy rápido, al quererme ir a mi cuarto me percato que no he sacado las bolsas de basura. Me ajuste el pantalón para luego agarrar las bolsas, me había recordado que ni pude hablar con mis nuevos vecinos, debía saludarlos pero mañana porque ahorita el sueño me está matando.
Dejo las bolsas lejos de la puerta, observo la oscuridad de la noche en estas calles, un escalofrió recorre mi cuerpo y me tenso por la situación, de repente escucho un ladrido al interior de un callejón cerca, mi curiosidad esta al máximo, próximo mis pasos hasta el ruido, ladeo la cabeza al interior del callejón, un cachorro de raza samoyedo está ladrándole a un… basurero, le silbo con temor a que me muerda pero están hermoso, es color blanco.
-Ven – lo llame, el perro me hace caso y se dirige a mí con tranquilidad moviendo su cola, una sonrisa aparece en mis labios al acariciarlo y él ni se inmuta - ¿Por qué estás solo?
Empieza a lamerme las manos, acaricio su pelaje; reviso en su cuello si hay un collar, así que me dedico a buscar a su dueño, sorpresa que no se encuentra nada.
-Creo que te adoptare, te llamare Yuna – le nombre al ver que era hembra, como si me entendiera comenzó a lamerme moviendo su cola, me gustan los perros y este no es la excepción, me levanto y empiezo a caminar esperando que me siga, cosa ridícula pero lo hace.
Frunzo el ceño confundida, quizás debe estar entrenado para hacer todo eso, mi corazón se detiene al ver dos hombres casi cerca.
-Hola cariño – dice uno de ellos, Yuna en seguida ladraba a los hombres pero estos ni se inmutaban, me iba hacia atrás cuando los sentía cerca – no tengas miedo amor, solo queremos conocerte.
-Serán mejor que se vayan – digo evitando parecer intimidada, ellos comienzan a reír.
-Solo queremos conocer tu cuerpo – dice el otro, mis pasos se detuvieron al sentir el muro frio en mi espalada.
-¡Aléjense! – grite, Yuna en seguida mordió a un hombre, este quería quitárselo de su pierna, el otro se iba acercando más a mí, lo golpee en su entrepierna haciendo que se enojara más, vi como su mano se levantó para darme una buena bofetada, cerré los ojos con muchas fuerzas.
No sentí nada y solo escuche un gruñido, al abrir mis ojos me topo con lo que nunca me imaginé, un lobo está mordiendo al hombre, pero este al tirarlo se convierte en… ¿un lobo? ¡Que!
Cierro y abro los ojos de nuevo pensando que es mi imaginación, pero no, los dos pelean mordiéndose, observo a Yuna quien está ladrando mientras que una chica pelea con el otro ¿Alaska?
#1094 en Fantasía
#651 en Personajes sobrenaturales
#4446 en Novela romántica
brujas magia, licantropo amor romance, deseo pasion amor celos
Editado: 27.03.2020