Destinada A Ser Bruja

Capitulo XIII: Sentenciado

 

LOGAN.

 

Llame a Tobías quien estaba hablando con Susan, quería saber de qué era su conversación porque al final mi amigo le dio un beso en la mejilla.

Le dije a Susan que luego hablaríamos de su desobediencia al salir de la casa y no quedarse, aunque no lo negare que si no fuese por eso Carlota me hubiese hipnotizado.

 

 

Ahora nos transportamos hacia donde esta Kenia, llegamos al pueblo y buscamos el bar donde ella es dueña, al verlo nos adentrarnos, este supuestamente es un bar pero es más un cochinero donde las personas no pierden la oportunidad para tener sexo, el alcohol entra en mis fosas nasales al entrar.

 

-Nada mal el lugar – dice Tobías tapándose la nariz por el olor a cigarrillos que contiene mariguana - ¿no lo crees Logan?

 

-Hay mejores – digo cortante, nos sentamos en el pilar donde se nos acerca Jessi la camarera.

 

-Hola – dice comiendo un pedazo de pan - ¿y este milagro a que se debe?

 

-Por venir a ver a tu madre – responde Tobías llevándose un poco de wiski a su boca - ¿esta?

 

-Siempre esta… - dice sonriendo – pero ahorita me está procreando un hermano.

 

-Tan vieja y aun con sus locuras – digo al recordar que ya es muy vieja y se ha llevado su vida a tener hijos de sobra – dile que queremos verla.

 

-Ya te dije que está teniendo sexo – dice cruzándose de brazos – aquel día casi me mata por tocarle la puerta en ese momento.

 

-Bien, entonces iré yo – digo levantándome, Tobías me imita - ¿Dónde está?

 

-Está en esta habitación – dice en un susurro – por cierto les deseo mucha suerte.

 

-¿Para que, por lo de tu madre? – pregunta Tobías.

 

-No, bueno si pero ya nos enteramos que Carlota ha vuelto por la tercera bruja – dice en voz baja indicándonos el camino, hasta que por fin llegamos a una habitación – aquí esta, bueno me voy.

 

-Gracias Jessi – decimos los dos al mismo tiempo.

 

Se escuchan los gemidos a través de la puerta, Tobías me mira haciendo una cara de asco.

 

Me acerco a la puerta y con mi mano toco tres veces.

 

-¡Ya te dije que no me molestes Jessi! – exclama enojada, me da risa saber que tan vieja y aun con su locura.

 

-No soy Jessi – digo colocándome mis manos en mi bolsillo, escucho como la pareja se discuten adentro, se tarda más de cinco minutos para abrir.

 

-¿Qué quieres…? – Corta la voz al ver que soy yo - ¡Logan!

 

-Hola Kenia – digo mirando el interior del cuarto donde está el hombre recogiendo sus cosas, es un joven – deberás que no entiendo que es lo que te ven lo hombres.

 

-¿Celoso? – pregunta maliciosamente.

 

-Para nada – digo bromeando – no eres ni bruja para atraparlos.

 

-Pues al leerles las manos, deben de pagarme con algo – dice guiñándome el ojo - ¿y ese milagro que vienes a visitarme?

 

-Pues creo que ya lo sabes – digo cruzándome de brazos – Carlota.

 

-Claro – dice asintiendo – solo cuando hay problemas vienes, ¿acaso Brany te tiene bien ocupado en la cama?

 

Tobías se empieza a reír como loco, pero al voltearlo a ver lo fulmino con la mirada.

 

-Lo siento Logan – dice mi supuesto amigo, Kenia nunca ha simpatizado con Brany.

 

-Bien, dejemos de hablar de la rata muerta – dice refiriéndose a Brany.

 

-No le digas así – advierto enojado – ella es la reina de mi manada.

 

-Hay por favor Logan – exclama Kenia riéndose – todos sabemos que cuando no se ha tenido un bebe con el fruto de su amor, no será capaz de ser la reina.

 

-Veo que has leído – digo entre dientes.

 

-Un poco – dice sonriendo enseñando todos sus dientes, se arregla la bata y voltea donde se encuentra el joven – ya vengo cariño.

 

-No me busques Kenia – dice el joven enojado, Kenia cierra la puerta y pone los ojos en blanco.

 

-Hombres... síganme.

 

Le hacemos caso dirigiéndonos a su oficina, donde al abrirla veo que cambiado su club favorito, antes era todo color rosa y rojo refiriéndose al mundo fresa y ahora es un color tono verde que no sé qué significa.

 

-¡Ay Logan! – Exclama Kenia volteándome a ver - ¿Por qué siento tu energía a odio?

 

-No lo sé – digo encogiéndome de hombros pero realmente lo sé.

 

-Es una mujer – dice llevándose su manos a la cabeza – pero que odio a esa brujita.

 

¡Rayos lo supo adivinar!

 

-Como sabrás la detesto – digo sentándome enfrente de su escritorio, Tobías me ve confundido.




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