Bienvenidos a Esperanza
Cuando muere un bebé o un niño por causas naturales es muy difícil de superar, lo mismo pasa con un joven o adulto con una larga vida por delante. Cuando muere una persona de edad avanzada por causas naturales suele lamentarse pero más temprano que tarde se termina por aceptar. Después de todo, es el ciclo de la vida.
Lo que relaciona a cada hecho es que sucede por suceder, tal vez podríamos llamarlo mala suerte y eso hace que, de alguna manera, la persona afectada por tal pérdida termine por aceptar que no hay otra opción que superarla.
Cuesten los años que cuesten.
En cambio, cuando una persona, sea de la edad que sea, muere a manos de otra (o, en este caso, de demonios) suele despertar un justificable sentimiento de impotencia en la población.
Ahora convengamos que en un pueblo de no más de dos mil habitantes ocurre una gran catástrofe en el asilo para ancianos en el cual terminan muertos el 98,2% de ellos, dejando a un sólo sobreviviente... Aquel hecho no sólo despierta impotencia en las personas, sino que provoca el ansia de querer hacer justicia por mano propia y lo primero que se les ocurre es atacar contra la estación policial, alegando la mala seguridad del pueblo.
Sin duda una catástrofe en todo sentido de la palabra.
De haber sido otra la situación, lo más probable es que hubiera tomado el primer autobús para llegar a dicho pueblo y atentar contra dicha comisaría. Pero viendo los hechos desde mi nuevo punto de vista, la policía no podría haber hecho nada en contra de una horda de demonios y vampiros sedientos de sangre y almas humanas.
Luego de la espectacular interrupción de Shopie y las malas noticias que la llevaron a tal acción, nos apresuramos a subir al coche de Derek, decididos a llegar lo más pronto posible al lugar de la masacre. No había dudado en preguntar porqué usábamos su coche en vez de ir a nuestra velocidad, puesto que llegaríamos en minutos y nos ahorraríamos las dos horas de viaje. La respuesta de ellos fue simple: no se podía llegar a un pueblo de tan pocas personas caminando o corriendo, mucho menos cuando el lugar que queríamos investigar estaba lleno de policías y, tal vez, periodistas.
A través de la ventana noté los relámpagos adornar el cielo nocturno, aun resultándome increíble que el clima se acoplara a mis emociones. Se me hacía difícil asimilar la tormenta que poco a poco se iba formando al tiempo que mi ira e impotencia crecían.
Ellos sólo eran ancianos que deberían de haber tenido una muerte justa y natural en sus lechos, luego de tanta historia vivida se merecían un momento de paz. No dañaban a nadie por estar reunidos un atardecer de primavera jugando bingo y tomando té ¿y qué es lo que recibían? Una muerte sanguinaria y sus almas atrapadas para la eternidad en las tinieblas.
Un estruendo seguido de un gran brillo cerca de nosotros logró sacarme de mis pensamientos y al poco tiempo me percaté de que se trataba de un rayo, el cual había impactado muy cerca de nosotros.
Derek se giró a mirarme desde el asiento del copiloto mientras Shopie conducía, estiró su mano para pasar un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y sonrió con una ternura a la que silenciosamente me iba acostumbrando.
—Trata de controlar tus emociones, Annabeth —aconsejó y yo bajé mi cabeza, apenada.
—¿De qué va todo esto? ¿Qué está en juego realmente?
—El infierno quiere apoderarse de la humanidad, destruirla, manejarla a su antojo y luego seguir por las fuerzas celestiales. Quieren apoderarse de todo y eso... —Derek suspiró—. Eso es algo que no podemos permitir.
Al ver que de mi boca no salían palabras, Shopie me miró por el espejo retrovisor y habló—: El caos comenzará poco a poco —hizo un mohín y se acomodó en su asiento, tal y como hace quien no quiere aceptar la realidad—. Iniciarán por pequeñas muertes en masas, luego seguirán con desastres naturales y serias catástrofes que se llevarán miles de vidas para que, una vez el miedo se haya apoderado de la humanidad, descenderán del infierno y... y si antes creías que todo era un desastre, morirás al ver lo que podrían llegar a provocar si se apoderan de la Tierra en su totalidad.
—Guerras entre amigos, muertes a manos de seres de la noche, demonios apoderándose de almas inocentes, torturas a los más pequeños y una vida llena de desgracias para los pocos sobrevivientes. Sin mencionar lo que pasará para las pobres almas que vaguen por el infierno —añadió su hermano—. Nosotros no podemos estar de acuerdo con ello, por más poder que llegáramos a tener... eso no está bien. Por eso el Cielo quiere impedirlo y tú... tú eres un punto clave para vencerlos.