destinados

capítulo 11

Mi cuerpo se sentía pesado, mi cabeza me estaba matando y todo me daba vueltas, maldita resaca, solté un gemido antes de levantar la mitad de mi cuerpo y quedar sentada, mala idea, ya que mi cabeza palpitó y me vi obligada a apretar los ojos para controlar un poco el dolor, necesitaría unas aspirinas, me coloqué de pie con un poco de dificultad pero me escandalicé un poco cuando vi que estaba desnuda, tardé un poco en recordar que inmediatamente salí de la tina me arrojé a la cama sin molestarme en colocarme una pijama, caminé hasta el closet y me vestí con la primera cosa que vi, un enterizo de franela color negro, peiné mi cabello como pude y complemente mi relajado aspecto de resaca con una sandalias.

Asomé la cabeza por la puerta y observé a todos lados antes de salir, no sabía que había sucedido con Esteban ni con Jeremy después de que los mandé a volar el día anterior y tampoco deseaba saberlo, ambos hombres estaban compitiendo por quien era más idiota y yo sinceramente estaba harta de eso, llegué a la cocina y amablemente le pedí a una de las encargadas que me brindara unas pastillas.

—Lo siento señorita, se agotaron —me dijo ella con algo de pena.

—¿Cómo es eso posible?

—Bueno, todos amanecieron con resaca, solo que vinieron más temprano.

Solté un jadeo cansado, el castillo estaba demasiado lejos de una farmacia y no conocía esta ciudad ¿Un UBER llegaría hasta acá?

—Si quieres te llevo —habló Jeremy detrás de mi haciéndome brincar del susto.

La mujer se retiró dejándonos solos, Jeremy se veía agotado también y estaba sirviéndose una taza de lo que parecía ser café.

—No quiero causarte problemas ni que me vuelvan a humillar por ti, gracias —le dije cruzando los brazos.

—Solo vamos por unas pastillas, Alice, yo también necesito unas.

—No te vi bebiendo mucho ayer.

—Después de que te fuiste a dormir si lo hice.

—¿Con quién? ¿Solo?

—No te imaginas el increíble placer que da el beber solo —replicó dando un paso hacia mí y bebiendo un sorbo de su café—. Así que vamos, de verdad lo necesito.

—¿Por qué no le dices a Megan que te traiga unas?

—¿Por qué habría de decirle a ella?

—¡Oh no lo sé! ¿Por qué es tu prometida, tal vez?

—No es por ofender a Megan pero si yo le pidiera unas aspirinas ahora probablemente me las traería a las cinco de la tarde y ni siquiera serían aspirinas así que ¿Vienes o te cargo?

Puse los ojos en blanco antes de adelantarme evitando su mano, porque ciertamente yo también lo necesitaba.

—¿Por qué no te fuiste con ella en lugar de encerrarte en tu habitación a beber? —le pregunté después de subir a un auto.

—No quería ir con ella, tuve suficiente soportándola en la boda como para también dormir con ella.

—Se nota que su matrimonio será un paraíso —musité observando la carretera.

—¿Por qué hablamos de esto? Mejor hablemos de otra cosa.

—No entiendo de que más pudiéramos hablar tú y yo.

—Sobre tú y yo puede ser, quisiera saber más cosas de ti.

—¿Para qué? En unos días nos alejaremos y desapareceremos de la vida del otro.

—Yo no estaría tan seguro de eso, algo me dice que tú y yo estaremos más cerca de lo que crees.

—Eso no es posible, yo nunca te había visto antes de esto.

—Y yo tampoco, pero si mi padre conoce a tu padre y mi primo se casó con tu prima eso quiere decir que si o si nos vamos a ver forzados a vernos otra vez.

—No quiero hablar sobre mí —murmuré jugando con mis uñas.

—Bien entonces comenzaré yo, mi nombre es Jeremy Price Smith, tengo veintisiete años, soy socio y dueño de la constructora Milenium, en donde soy socio mayorista junto con mi padre por cierto, no tengo hijos, no tengo hermanos, soy alérgico a las fresas y a los gatos, calzo del cuarenta y dos y mi comida favorita es la china ¿Algo más que quieras saber?

—Se te olvidó mencionar “me casaré en dos meses con una psicótica” olvidaste ese detalle.

—¿Es necesario mencionarlo? Creí que eso ya había quedado claro.

—Por supuesto que quedo claro.

—Así como que no es algo que quiera y que le pediré el divorcio en seis meses.

—¿Qué? ¿Es algún trato por una visa o herencia?

—Por una herencia, es eso o la nieta loca que le apareció al abuelo en el último momento se quedará con todo y nadie en mi familia quiere eso.

—¿Y por qué con Megan?

—Porque fuimos novios, porque fue la única novia que el abuelo me conoció en vida y porque no había nadie más.

—Dios mío Jeremy, que gusto tan terrible tienes.

—No eres la primera que me dice eso, ahora te toca a ti hablar.

Lo observé un segundo antes de soltar un suspiro.

—Mi nombre es Alice Addams Williams, tengo veinticuatro años, soy la futura heredera de Addams S.A.S, una empresa familiar que se encarga de la venta de inmuebles a multimillonarios de cualquier parte del mundo, no tengo hermanos, no tengo hijos, no soy alérgica a nada, no te diré cuanto calzo y mi comida favorita es la griega ¿Algo más que quieras saber?

—¿Por qué te metiste con Esteban?

—Porque es atractivo y porque fue el único que se fijó en mí cuando era invisible.

Jeremy arrugó el ceño.

—¿Por qué no se fijarían en ti?

—Tú dime.

—Alice yo quiero coger contigo, no soy indicado para darte respuesta.

—¡Oh por Dios! ¡Qué cosas tan románticas dices! Ahora me imagino que te sacarás un ramo de rosas del trasero y un anillo de tu pene.

—Por favor no hablemos de mi pene —me pidió con picardía.

Puse los ojos en blanco y desvié la mirada, cuando llegamos a la farmacia él se encargó de buscar las aspirinas y yo me dediqué a revisar mi teléfono, Esteban le había escrito varios mensajes a Brooke pidiéndole mi numero pero mi prima se negó a dárselo a menos que yo le diera permiso, cosa que le negué inmediatamente además de pedirle que lo bloqueara, cuando Jeremy apareció me estiró una pastilla junto con una botella de agua.




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