Bajé a la cocina y empecé a preparar una ensalada para la cena. Estaba cortando unos tomates en la isleta cuando noté que me estaban observando. Supe que era Tyler puesto que no había nadie más en la casa. Me apresuré a cortar y preparar lo necesario para deshacerme de su mirada lo antes posible.
-¿Te echo una mano?-preguntó Tyler al ver mis rápidos movimientos.
-Puedes poner la mesa- le dije para que se alejara de mí.
No quería estar mucho tiempo con él, parecía analizar mis palabras. Me costó mucho olvidar mi pasado y empezar de cero, no me podía permitir volver atrás.
-¿Te pasa algo?-me preguntó después de quedarse mirando.-Estás muy rara desde que llegamos aquí.
-Solo estoy algo cansada, no tiene importancia-dije, esperando que sonara segura.
Tyler pareció obviar nuestra pequeña conversación. Cenamos en un silencio que ocultaba todas las preguntas que nos hacíamos en nuestro interior.
Yo quería saber qué era lo que nos esperaba, por qué habían cogido a Ángel y qué tenía que ver Tyler en esto. Estaba segura de que ocultaba muchas cosas.
Mientras lavaba lo que habíamos manchado durante la cena Tyler se fue al salón, no habíamos vuelto a hablar. Por una parte me alegraba, pero por otra no me gustaba lo que pudiera estar pensando Tyler.
Me dirigí hacia el salón.
-Me voy a dormir- anuncié al entrar
-Está bien, que descanses-me contestó-pero tenemos una conversación pendiente- añadió con sorna.
Yo me limité a subir hacia mi cuarto. Cuando entré me coloqué los cascos y me puse a escuchar música. No quería pensar en esa conversación que pronto tendría. Me quedé dormida mientras recordaba el día en que mi vida cambió.
Tyler
Estaba viendo la tele, pensando en el extraño comportamiento que Artemisa había tenido al final del día. Me encontraba cansado así que decidí ir a dormir. Al pisar el primer escalón de las escaleras se comenzaron a oír sollozos, poco a poco el sonido iba en aumento, convirtiéndose así en gritos de terror.
Me di cuenta de que los ruidos provenían de la habitación de Artemisa. Pegué la oreja a la puerta y la escuché hablar.
-No, no, no. No quiero-se escuchó otro sollozo- suéltame Jason.
¿Quién es Jason? Me di cuenta de que estaba sufriendo. Entré a la habitación alarmado por si uno de los chicos de Darren se había colado en la casa y estaba con Artemisa.
Tardé un rato en acostumbrarme a la penumbra del cuarto. Artemisa estaba sola, pero no paraba de removerse y llorar. Estaba dormida.
-¡NO!- me sobresalté- me duele-dijo sollozando.
-Artemisa- decidí despertarla-Vamos Arte despierta-volví a intentarlo.
Se movía con más brusquedad, como si notase mi cercanía. Se estaba alterando mucho y sudaba debido al miedo que tenía.
-Despierta- dije elevando el tono y zarandeándola por los hombros.
Artemisa empezó a abrir los ojos.
-¿Quién eres? ¿Tyler?-parecía confusa y asustada. Tenía la voz ronca por los gritos.
-Soy yo, ¿estás bien?- me parecía una pregunta absurda, estaba claro que no lo estaba.
-Sí, sí estoy bien.- se incorporó en la cama quedando sentada.
No tenía color en la cara y parecía mareada. Le pasé la mano por la espalda, intentando tranquilizarla.
-Ahora vuelvo, ¿de acuerdo?- inquirí.
-Si- contestó.
Cuando estaba saliendo de su habitación escuché cómo soltaba con suspiro. ¿Qué será lo que la ha perturbado tanto como para ponerse a gritar? Y ¿Quién cojones era Jason? Ese tío ya me caía mal por molestar su sueño.
Pero qué me pasa, me da igual lo que le pase o deje de pasarle a esa chica.
Fui a la cocina a por un vaso de agua para Arte.
#47741 en Novela romántica
#13245 en Thriller
amistad y drama, amor juvenil novela romantica, carreras ilegales
Editado: 28.11.2018