Destinados

Capítulo 5

 

Artemisa

Estaba sentada en el banco que tenía en la ventana. Siempre me sentaba ahí para ver las tormentas en las noches, cuando estaba preocupada, cuando quería leer, cuando quería estar sola y que nadie me molestara… era mi refugio hasta que un día mis padres se fueron de viaje como siempre hacían.

Prácticamente vivía sola, mis padres solo se preocupaban en que no me faltara el dinero, el cual me lo mandaban en cantidades generosas.

Esa noche había tormenta, me encontraba sentada en la ventana leyendo y estaba sola, como siempre.

Escuché un ruido en el jardín así que me levanté para echar un vistazo. Pensé que sería Dave, quizá quería hacer las paces después de ponerme los cuernos delante de todos sus amigos y de mis antiguos amigos.

Me asomé al jardín desde la puerta trasera, pero no vi nada.

Los truenos cada vez eran más fuertes. Después de ese último estruendo se apagaron todas las luces. Los relámpagos iluminaban toda la casa. Subí hasta mi habitación, encendí mi lámpara de pilas y continué con mi lectura.

Cuando estaba terminando el capítulo, la puerta de mi habitación se abrió de golpe, revelando la silueta de un hombre. Cuando se acercó, su rostro se iluminó por la luz que desprendía la lámpara. Ese hombre era el mejor amigo de mis padres y el padre de Dave.

-¿Qué haces aquí?- le pregunté a Jason.

-Lo que he querido hacer desde el momento en que te vi con mi hijo.-me contestó

-No te entiendo-le dije. Jason se iba acercando lentamente.

-No te haces una idea de las veces que he deseado ser yo quien te tocara y no ese mocoso que se hace llamar mi hijo.

Jason me agarró de las muñecas, me separó de la ventana, la cerró y puso toda su atención en mí.

-No te hagas la santa- dijo este con una mirada lasciva-Sé que tú quieres

Oí un ruido, me di cuenta de que me dolía la cabeza. No quería abrir los ojos. Escuchaba una voz, era casi imperceptible, lo que si se escuchaban eran unos gritos. Pero me di cuenta de que era yo quien gritaba.

 

 

No tenía que haber recordado eso, hacía mucho tiempo que no lo soñaba. Y encima me ha visto Tyler. No me podía pasar nada peor.

Parecía tan real… como si se estuviera repitiendo. Era la misma sensación de aquella noche. Daría lo que fuera por no recordarlo.

-Te he traído agua- dijo Tyler entrando por la puerta, examinando mi expresión.

-Gracias-dije tan bajo que dudaba que pudiese oírme. Tyler seguía mirándome-Deja de mirarme- le dije y bajé la cabeza.

No soportaba sentir sus ojos puestos en mí.

-Estabas gritando y llorando. Me asustaste, por eso entré- dijo Tyler.

-Solo era una pesadilla. Ya sabes lo normal- le dije.

-A mí me parece que eso no ha sido nada normal.

-¿Me quieres contar por qué antes has reaccionado así y ahora tienes esa pesadilla?- añadió él al ver que no tenía intención de contestar.

-No he reaccionado de ninguna forma- dije.

-Está bien.- dijo Tyler al levantarse-Ya sabes dónde estoy por si lo necesitas-añadió antes de salir de la habitación.

Después de esa pesadilla me pasé la noche en vela, temiendo que en cualquier momento apareciera de nuevo.

 




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