Destinatarios

16. Prueba de equivocacion

Tras las fulminantes palabras del señor Uhler, Catalina agachó la mirada.

- ¿ha fallado? Catalina nos está salvando, aún no ha terminado de luchar - dijo Eme,

-Eres un civil, este es un asunto de nuestra organización

-Son compañeros!!- agitó la celda con fuerza - si van a salvar a la gente deben luchar juntos

-Somos otra clase de Destinatarios, no luchamos. Mientras al menos uno de nosotros este fuera aun seremos útiles... Lo único que ella tenía que hacer era permanecer afuera, si no es capaz de algo tan sencillo, no pertenece a Destinatarios-

Un fuerte ruido se escuchó desde abajo, el carcelero Aracno se acercó de forma rápida hacia la celda de los presos.

-Ustedes humanos mundanos, siempre buscando a quien rechazar para sentirse superiores- Aracno movió las celdas como si de pelotas se tratara. Las personas presas solo podían gritar de miedo. Aracno tomo a uno de los soldados por el cuello y empezó a grunir sobre su rostro.

-Me pregunto si en la miseria más grande, sin el poder de sus dioses, sin hogar y olvidados por los suyos aún seguirán confiando en su fuerza...

-Por supuesto que sí - dijo Eme

Aracno lo miro de pies a cabeza y se rió fuertemente. Detuvo su risa de inmediato y se acercó a la jaula de Eme, agotandolo con un afuera brutal que doblo las rejas que protegieron a Eme del golpe.

-Que puede saber un Aqueonoma, quien jamás tuvo nada...-

La jaula de Eme se empezó a caer, las cadenas que lo sostenias habían cedido al peso de ambas personas, Aracno reaccionó de forma rápida y se trepó al lado suelto de la cadena, lo jalo y arrarro de forma grotesca.

Eme había recibido un fuerte golpe por el impacto recesivo de casi caer, no se escuchaba ni una palabra o queja. Catalina jadeo crellendo lo peor. Raj desde su propia jaula se movia y golpeaba el acero de forma estruendosa.

-¡¡Monstruo!!- gritaron algunos presos, tras presenciar esa agresividad. Aracno no decía nada más bien solo se quedó en su lugar de descanso, como si no escuchará nada.

Catalina gritaba el nombre de Eme, esperando escuchar una respuesta suya, aunque sea una pista tonta de que estuviera bien.

Eme observaba fijamente en techo de su celda, su respiración se había cortado por el susto y sentía todo el cuerpo temblar.

Luego se detuvo.

Cerró los ojos.

Y

Se levantó agitando la celda.

Forzando las barras de metal a moverse.

-BASTA EME!!- Gritaba Catalina- ¡Lo siento!

Eme se detuvo y giro su mirada hacia ella

-¡Perdón por haberte traído, por darte ilusiones falsas!- Catalina sollozó - nunca fui para salvar a nadie... Jamás he rescatado a nadie... Perdon, por haberme callado. Todo esto es mi mi culpa.

Desde el hecho de haber creído que lograría superar las expectativas de todos, como siempre lo había hecho desde su pupitre. Ella misma se había creído que esto sería simple, si se mantenía al margen. Las situaciones la arrastraron y aún se había convencido a si misma que todo estaría bajo control. Todo era una clara evidencia de su equivocacion.

-Claro que es tu culpa- dijo Eme con una sonrisa y se siguió movio balanceando su celda colgante- pero nadie podría haberlo hecho mejor...- le señaló a Catalina el palo de madera que habia traído de la cueva.




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