20. El errante del rayo

El sujeto golpeo con su puño electrificado a Eme , quien salio volando hasta rodar por el suelo, su cara se revelo ante la luz dorada del sol, lo que provoco que Eme se enrollara, poniendo su cara sobre el suelo frío para calmar su ardor.

-Este es su Dios, un cobarde, que escogió a un debilucho como su escudo- grito con una sonrisa hacia los vecinos que se asomaban por el ruido y se ocultaban por el miedo.

El gobernador apareció corriendo y se inclinó a los pies del malvado hombre

-Por favor, Señor David, tenga compacion es solo un niño-

-Es un numen, ya no es humano, niño o bebé, solo es un estorbo para mi gente- dio un paso hacia adelante

El gobernador lo tomo de la chaqueta de David, con la cabeza agachada, su mano temblaba, pero mantenia un fuerte agarre.

-Ah ya entendí... La culpa no te deja continuar- quita la mano del hombre con un golpe- pero debes recordar que cada persona, cada criatura que pise este lugar, le pertenece a los errantes, algo que te agradecemos con dejarte vivir-

El gobernador se quedó con la cabeza agachada, David pasó sobre el y se dirigió a Eme con paso lentos y vagos. Se escuchó un siseo filoso, lo que hizo voltear a David, Raj saltó sobre su rostro, pero el errante logró atrapar su cuello con una mano y lo golpeo contra el suelo, dejandolo inconsciente.

Catalina estaba apoyada sobre una de las paredes de la calle intentando llegar a Eme, tomó una de las lanzas, que los guardias de la ciudad habían dejado en el suelo, y lo usó de apoyo. Al ver a Raj siendo golpeado se inclinó para acercarce, pero Samy se interpuso, aleteando sobre su rostro intentando alejarla. Catalina observa como el errante levanta a Eme por el cuello y Eme jadea sin aliento, agotando los pies tratando de tocar el suelo.

Catalina se apoyo sobre la lanza, acercándose con largos saltos, se abalanzó sobre el errante, tomándolo por el cuello, David dejó a Eme, tratando de recuperar su equilibrio. Catalina aprovecho su mano libre para sacar de su pierna biónica una pequeño tridente de metal, que encajo sobre el cuello del hombre, que por el dolor arroja una energía eléctrica sobre su cuerpo.

Catalina se soltó y todo por el suelo hasta llegar a Eme, se levantó adolorida y cubrió a Eme con su cuerpo de los rayos solares.

-Mocosa desgraciada- se quitó el tridente del cuello y su herida empezó a brotar gotas de sangre, la mirada del furioso hombre se llenó de rayos y pulverizó la pequeña arma en su mano

-PAGARÁS!

Acumuló en su puño una sobrecarga de rayos y cuando se disponía a acabarlos una enorme ave se tumbó sobre el errante, con sus enorme patas lo retuvo bajo su cuerpo.

Catalina levantó la mirada al escuchar el graznido ronco de aquel búho, que le hizo esbozar una sonrisa.

-Uza!!!

El enorme ave acomodó sus plumas erizadas y estiró su largo cuello hacia Catalina con un repiqueteo tierno, Samy se acercó revoloteando y la gran búho grazno hacia el frente llamando a su dueña. Una mujer de coleta alta, con un palillo dorado adornando su peinado, con medallas doradas brillando en su pecho y detrás de ella un gran ejército con una insignia dorada sobre sus cuellos.

-CATALINA- La mujer dejó su digna mirada y se tornó preocupada al ver a la niña sobre el suelo, golpeada y llena de tierra.- Eres un desastre querida-

-Lorena...- Catalina la abraza en cuanto la tiene cerca