Destined By the Light

Cap 6

Ishnofel estaba inmerso en la penumbra, la noche lo envolvía como un manto. Las sombras danzaban entre los árboles del parque, susurrando secretos oscuros mientras el viento helado acariciaba su piel. La luna brillaba en lo alto, iluminando su camino mientras se acercaba a su objetivo.

Sus pensamientos estaban enredados en la confusión y el odio. Había estado persiguiendo a los enviados de Dios: Ruwi, Camila, Rosenda y Daniel. Su mirada se centraba especialmente en Ruwi, cuya presencia lo fascinaba y aterraba a la vez. Había algo en sus ojos oscuros, en su sonrisa y en su cabello que resonaba con ecos de su pasado.

Una noche, Ishnofel se convirtió en sombra, deslizándose a través de la puerta de la habitación de Ruwi. La atmósfera estaba tensa, impregnada de recuerdos. Abrió los cajones con manos temblorosas, buscando alguna pista, hasta que sus ojos se posaron en una foto desgastada de su exesposa. Su corazón se hundió al reconocerla, un recuerdo doloroso que no podía olvidar.

— Imposible. Esto no puede ser... es... mi hijo. —la rabia burbujeaba en su interior, como un volcán a punto de estallar.

Mientras tanto, en el parque, Ruwi, Camila, Rosenda y Daniel disfrutaban del aire fresco, aunque la extraña ausencia de transeúntes les provocaba inquietud. El sol brillaba intensamente, pero una sombra de presagio se cernía sobre ellos.

— Esto es raro, ¿no creen? —preguntó Daniel, su voz llena de preocupación.

— No lo sé, Daniel. Tengo un mal presentimiento. —Ruwi miró a su alrededor, la tensión acumulándose en su pecho.

De repente, la atmósfera cambió. Una sombra oscura emergió del bosque, y Ishnofel se presentó con una sonrisa siniestra, como un depredador acechando a su presa.

— Tenías que hablar, ¿verdad? —dijo Rosenda, la frustración evidente en su voz.

Ishnofel se lanzó hacia ellos. Ruwi se movió en un instante, esquivando un ataque con agilidad. Camila y Rosenda lo siguieron, mientras Daniel intentaba contener al demonio. Sin embargo, Ishnofel era un torbellino de fuerza y oscuridad. Detuvo el puño de Daniel y, con un movimiento brutal, lo derribó, haciéndolo caer al suelo, retorciéndose de dolor.

— ¡Camila! Ve y trae nuestras espadas! —gritó Ruwi, la adrenalina fluyendo por sus venas mientras ayudaba a Daniel a levantarse.

Camila salió disparada hacia la casa de Ruwi, los latidos de su corazón resonando en sus oídos. Al llegar, tocó la puerta con fuerza.

— ¿Qué sucede, Camila? —preguntó Liz, su rostro pálido por la preocupación.

— Un demonio nos atacó. Necesitamos nuestras espadas angelicales. —respondió Camila, la angustia palpable en su voz.

Liz y Camila se apresuraron a la habitación de Ruwi. Liz abrió una antigua caja que contenía su espada, y al empuñarla, una luz celestial iluminó la habitación, revelando una armadura angelical que brillaba en tonos de gris y rosa.

De vuelta en el parque, la lucha desatada era feroz. Ruwi intentaba defenderse con una rama, mientras Ishnofel se movía con una agilidad sorprendente, desarmando a Ruwi con un solo gesto. Las hojas crujían bajo sus pies mientras el combate se intensificaba.

— Eres sorprendentemente habilidoso. —comentó Ishnofel, su voz impregnada de burla.

Ruwi apretó los dientes y siguió atacando, pero el demonio humano, con una espada en mano, cortó la rama en dos y lo empujó al suelo. Con un movimiento rápido, Ruwi se levantó y logró golpear a Ishnofel en el estómago, haciendo que soltara su espada.

— Buena jugada, chaval. —Ishnofel se rió, disfrutando del desafío.

El aire se llenó de chispas cuando las espadas chocaron, resonando como truenos en el cielo. Ruwi se movía con determinación, pero Ishnofel era un maestro en el arte del combate, desatando una serie de ataques que obligaban a Ruwi a retroceder.

— Ruwi, ¿quieres saber qué pasó con tus padres? —Ishnofel lo miró fijamente, su voz era un susurro venenoso.

— Ya me dijeron lo suficiente. Me dijeron que tú los mataste. —respondió Ruwi, su furia ardiendo.

— No. Yo soy tu padre. —la revelación cayó como un rayo, dejando a Ruwi paralizado.

Justo en ese momento, un portal se abrió, y Liz junto con Camila aparecieron. El rostro de Ishnofel se tornó oscuro al ver a Liz.

— Tía, ¿qué haces aquí? —Ruwi intentó levantarse, pero el dolor lo mantenía en el suelo.

Liz, con una determinación inquebrantable, ordenó a Camila que sacara a Rosenda y Daniel, inconscientes en el suelo, y a Ruwi.

— No, no puedo dejarte. Siempre hemos estado juntos. —Ruwi luchaba contra las lágrimas.

— Cuídate, querido... —Liz le lanzó una mirada llena de amor, mientras el portal se cerraba tras ellos.

— Pensé que te conocía, pero me equivoqué. Mi mejor amigo no sería tan vil como tú. —Liz, con tristeza en su mirada, se enfrentó a Ishnofel.

— José Bonillas era débil. Yo lo asesiné. —respondió Ishnofel, frío como el hielo.

— Entonces yo vengaré su muerte. —Liz, con su espada en mano, se puso en posición defensiva.

El aire se volvió pesado con la tensión. Ishnofel se lanzó contra Liz con una ferocidad que reverberó en el campo de batalla, su espada oscura brillando con un resplandor amenazante. Liz, ágil como un felino, esquivó el primer golpe, chocando sus espadas con un estruendo que resonó en el aire.

La lucha era una danza mortal. Ishnofel desató una serie de ataques salvajes, su furia palpable en cada movimiento. Liz, serena y decidida, se mantenía firme, analizando cada oportunidad mientras el viento aullaba a su alrededor.

Con un giro rápido, Liz lanzó una roca hacia Ishnofel, quien, con despreocupación, la destruyó, pero su arrogancia le costó caro. En un momento de distracción, Ishnofel lanzó estacas afiladas hacia ella. Liz, con una precisión sorprendente, cortó cada una de ellas, sintiendo la adrenalina correr por sus venas.

En un instante de brillante claridad, logró desviar su espada y cortó un pedazo del casco de Ishnofel, revelando un destello de su oscuro interior.



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En el texto hay: redención, amor, religion

Editado: 11.05.2025

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