Destino

Capítulo 4

Julie

Al terminar las clases camino rápidamente y salgo del instituto. Odio esto. Llego hasta mi moto y me subo, pero antes de que pueda encenderla, llega Kira.

-Juliet, no debes manejar en ese estado- ignoro completamente su comentario y enciendo la motocicleta. Me coloco mi casco y mis guantes.

-Juliet, deja de comportarte como una niña y hazme caso- gritó.

En ese momento llega William y sujeta su cintura. Luego se les unen Caroline y Sebastian. Mi cabeza comienza a doler. Siento que me estoy quedando sin aire. Mi vista se nubla y apago mi moto. Me levanto y lentamente me quieto el casco. A penas y puedo sostenerme con mis piernas. Siento una emoción distinta corriendo por mis venas. Escucho la voz de Sabastian llamándome, pero no logro entender qué es lo que dice. Después escucho más voces y poco a poco pierdo la conciencia.

 

Abro mis ojos y la luz hace que los vuelva a cerrar. Parpadeo varias veces hasta que logro acostumbrarme. Me levanto lentamente y no reconozco el lugar en el que estoy. Es una habitación masculina.  Era de varios tonos de gris con detalles amarillos y rojos. Frente a la cama había una pantalla. Y en la mesita de noche había una lámpara. Observo cada detalle.

-¿Te gusta?- pregunta Sebastian mientras se acerca a mí con una bandeja.

-Mis gustos no son tan masculinos, pero es linda. ¿Qué hago aquí?- pregunté.

-Te desmayaste- dijo.

-¿Y ese es un pretexto para traerme a tu habitación?- cuestioné.

-No, pero no podíamos llevarte al hospital, así que decidimos traerte a nuestra casa- respondió.

-¿Nuestra casa?-

-Sí, aquí vivimos William, Adonis y yo- un momento, ¿por qué no podían llevarme al hospital?

Al parecer Sebastian leyó mis pensamientos así que respondió mi pregunta.

-Kira nos comentó que no te gustan- Kira, ¿por qué no me dejas en paz?

Me levanté de la cama, al hacerlo me maree un poco, pero no podía pasar un solo segundo más allí. Al notar la mirada desconcertada de Sebastian, dije algo.

-Tengo que irme-

-Si algo de lo que dije te molestó, te pido disculpas- respondió.

-En realidad me molesta tu presencia o la de cualquier otra persona- observé un poco de dolor en su mirada.

-Menos la de Adonis, ¿no?- cuestiona en un tono enojado.

-Si ese fuera el caso, no es de tu interés. Gracias por lo de hoy, pero no vuelvas a acercarte a mí- salí de la habitación.

Respiro profundamente, no sé dónde queda la salida.

-Te acompaño- dijo Sebastian.

Aunque mi orgullo me decía que no lo aceptara, quería irme de ese lugar. Quería irme de aquí. Quería volver a huir. Pero no podía, no era sólo la promesa que le hice a mi tía. Era algo más. Algo me ataba a este lugar. Sebastian comienza a caminar en silencio y yo le sigo. La casa era una maravilla sinceramente. Bajamos unas escaleras y llegamos a la sala de estar, allí están Kira, William, Caroline y Adonis. Continuamos caminando y antes de que lleguemos a la puerta, una voz me detiene.

-Hablemos, Julie- volteo a verlo.

-Está bien, pero no aquí- respondo.

Salimos de la casa. Siento la mirada intensa de todos los presentes. No sé qué es lo que pasa, pero siento que a nadie le gusta que hable con Adonis. Veo mi motocicleta y me acerco a ella.

-No le caigo bien a ninguno de ellos- digo.

-No es eso. Te diré algo. Tal vez sea extraño, pero es verdad- asentí. –Muchas personas viven buscando a la persona a la que están predestinados y con quien pasarán el resto de sus vidas. En nuestra familia sabemos eso desde que nacimos. Por lo cual nuestros padres arreglan nuestros matrimonios desde pequeños. Kira es esa persona para William y Caroline es la mía- dice.

-Pero, Caroline y tú no son pareja- respondo.

-Aún no, somos amigo y no había pensado en hacerlo- dice. -Mañana anunciaremos oficialmente nuestra relación- su voz sonaba un poco desanimada.

-No pareces muy feliz de eso- respondí.   

-No me malinterpretes. Caroline es perfecta para mí. Y estoy seguro de que no hay otra persona con la que quiera pasar el resto de mi vida. Pero me gustaría ir más lento. Y probablemente ella se sentirá muy incómoda a partir de mañana. No he sido la persona perfecta y tengo miedo de que ella se dé cuenta de eso- puse mi mano en su hombro.

-Estoy segura de que ella siente lo mismo por ti. Además no tienes nada de qué preocuparte. Al menos tú ya sabes que te casarás. Algunos no tenemos ese honor- respondí.

-Pronto- sonrió.

-Sinceramente, espero que nunca llegue esa persona- o morirá.

-Cuando te enamores cambiarás tus pensamientos- no lo creo.

-O desearé con mayor intensidad irme de este lugar- contesté.

-¿Quieres irte?- preguntó.




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