Destino

Capitulo 2

Capítulo 2.

Eros.

Me encontraba sentado desayunando mientras veía mi cuenta de Facebook, mirando vídeos. A mi lado izquierdo estaba mi abuela, en el frente mi padre y entre mi padre y mi abuela, estaba mi abuelo. Vivo con mi padre, mi abuela y mi abuelo. Mi madre, me abandono cuando tenía 4 años dejándome con mi padre, quien, con ayuda de mis abuelos, me ha criado.

—Eros —escuche la fría voz de mi progenitor pronunciar mi nombre.

Levante mi mirada de mi móvil para mirarlo a los ojos. No tenemos una buena relación, no como las típicas, padre e hijo. Para nada, nuestra relación es más como de conocidos, ni siquiera de familia o personas cercanas, somos fríos y hostiles al hablar entre nosotros.

—Si, padre.

—Tu hermana vendrá —dijo para después beber de su taza de café—. Debes ir al...

—Aeropuerto por ella —termine de decir por él, blanquee los ojos y asentí.

—Así es —afirmo.

—No iras a recogerla —ordeno mi abuelo—, mandare a uno de mis guardaespaldas por ella. Eros, hazme el favor de acompañar a tu abuela a sus citas al médico, hoy tiene que ir en la tarde —pidió.

Dirigí mi mirada hacia mi abuelo.

—Si abuelo, debo ir a la universidad por unas cosas y volveré para acompañarla —sonreí.

—Gracias, Eros —sonrió.

Mi padre no refuto, pero pude notar su mirada sobre mí. Ya era costumbre su mirada fría y hostil hacia mí, no me molestaba o incomodaba, después de años me acostumbre a aquella mirada sobre mí.

—Bueno, me retiro, adiós —se despidió mi padre, mientras se levantaba de la mesa, acomodando su saco.

—Adiós, cariño —se escuchó la voz de mi abuela por primera vez—. Ten mucho cuidado.

—Adiós mamá, Adiós padre —salió del lugar.

Mi abuela se levantó y entro a la cocina.

Mi abuelo chasqueo la lengua cuando su hijo se retiró. Jamás supe la razón por la cual mi padre y mi abuelo tenga una relación tan hostil, no se llevan para nada bien. Al parecer es algo hereditario, puesto que tampoco tengo buena relación con mi progenitor. Menuda mierda.

—Maldito desgraciado —susurro algo inaudible, pero que alcance a escuchar.

—Papá —llame a mi abuelo.

Desde pequeño, llamo a mi abuelo, papá y a mi abuela, mamá. A ninguno le molesta que les llame así. Ellos siempre serán mis padres, ellos fueron quienes me criaron, ellos fueron quienes me amaron, ellos fueron quienes me cuidaron.

—Dime, hijo —me miro con ternura.

—¿Qué tal va la empresa? —pregunte.

—Hemos estado subiendo en ventas, están pidiendo más mercancía, tanto en el país, como en el extranjero —dijo, miro su reloj y se levantó de su asiento—. Me voy, adiós — beso mi frente y llamó a mi abuela— Eris, amor me voy.

Mi abuela salió de la cocina con un delantal de cocina, mientras secaba sus manos en este,

—Oh, adiós mi vida —le dio un beso—. Ten cuidado, me llamas si necesitas algo —dijo con sobreprotección, haciendo reír a mi abuelo, golpeo con suavidad su hombro, para luego, acunar el rostro de su esposo en sus manos— Te amo — lo volvió a besar.

— Te amo — dijo mi abuelo, respondiendo a su beso.

—Bueno, ve que se te hace tarde — dijo mi abuela, arreglando el cuello de la camisa de mi abuelo.

—Si señora —respondió mi abuelo saliendo, pero antes de irse me besa la frente y yo le sonrió.

—Adiós papá, te quiero —dije.

—Adiós hijo, cuida a tu abuela, por favor —pidió.

—Si señor.

—Yo no soy una niña — dijo mi abuela haciendo un puchero cruzándose de brazos, causando ternura, se veía realmente tierna.

—Si, eres mi niña —dijo mi abuelo elevando la voz, guiño un ojo y salió de la casa —para no decir mansión— cerrando la puerta.

Mi abuela se sonrojo y sonrió.

—Lo amo tanto, Dios —dijo mirando hacia la nada.

Mi abuela es hermosa, su tez bastante blanca, suave y fina, sus labios finos de color rosado pálido, sus dientes blancos relucientes, su nariz fina, sus ojos de color azul celeste, sus pestañas largas y sus cejas perfiladas, su cabello azabache oscuro como la noche, con brillo, largo y rizado, su cuerpo fino, piernas largas, sus manos delicadas y sus uñas medianamente largas. Hoy estaba vestida con un vestido azul rey, que llegaba un poco abajo de sus rodillas, con mangas hasta los codos y unas bailarinas de color negro.

—Mamá, me debo ir —avise.

—Oh, claro querido, adiós, ten mucho cuidado, nos vemos en la tarde, mi amor. —se acercó a mí y me abrazo, le devolví el gesto—. Te amo. — beso mis mejillas.

—Si mamá —dije dándole un beso en la mejilla—. Te amo —la solté y salí de casa.

Mi familia es de una posición privilegiada, vivimos en un conjunto privado, donde hay varias casas, divididas por sectores, el sector A, es el más privilegiado hay mansiones en ese sector, el sector B, es un poco menos privilegiado allí hay casas grandes y el sector C, en ese sector las casas un poco más pequeñas que las del sector B, nosotros vivimos en el sector A, ya que gracias a mi abuelo, por su trabajo en la empresa que creo hace mucho tiempo, le dio la posibilidad de tener una casa en este sector.

Al salir del sendero que me dirige a la salida, me encontré con mi mejor amigo, Michael.

—Hola Mick —lo salude.

—Hola Eros —saluda sonriente.

— ¿A dónde teníamos que ir primero? —pregunte acercándome a él, para caminar a su lado.

—Mmm, creo que primero debemos ir por Sophie, Janne y Ada. Ethan llegara a parte —revisa su celular y carcajea, lo miro con curiosidad y continua—: Y emprendamos camino ahora, porque si no, Ada nos golpeara ni llegamos tarde.

—Bien vamos ahora, no quiero que me golpee de nuevo — murmure recordando las veces que nos ha golpeado, de tan solo recordar aquel golpee de hace unos meses, me dan escalofríos

—Oh créeme, yo tampoco quiero — dice con diversión caminando rápidamente.

—Ey, espérame —dije corriendo detrás de él.

—Apúrate, tortuga — exclama burlón mientras corre.



#25169 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, famila

Editado: 01.07.2021

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