"Destino"

Capitulo 1

¿Por qué existirán los días lunes ? O mejor aún ¿Por qué las vacaciones no duran un poco más?

Detesto los inicios y todo lo que conlleva. Nos mudamos a Telluride, es un lugar hermoso, con un bosque muy amplio, pero aún así detesto los comienzos, al principio todos te tratan bien hasta que se dan que no eres tan interesante como pensaban, y a parte se me da fatal mantener un tema de conversación por más de un minuto, me distraigo con mucha facilidad.

Mi madre dice que soy algo diferente, que debo esforzarme más y ser fuerte.

—Alína...— Habla mamá al otro lado del auto — Todo saldrá bien.

Volteo y me encuentro con sus grandes ojos marrones, desvío la mirada, la fijo una vez más en la preparatoria a la que voy a ingresar, pillo a varios estudiantes curiosos echando un vistazo en nuestra dirección.

No me siento lista para empezar en una nueva escuela; siento un apretón en la mano y cuentro la mirada intensa de mi madre.

— ¿Por que tuvimos que mudarnos?

Su pequeña boca se vuelve una línea delgada.

— Sabes que era necesario Alína.

Aquí vamos otra vez, siempre dice que es necesario y no me explica nada.

— Mamá, no lo entiendes — Suelto algo exasperada — Estoy cansada de esto, ¿por que simplemente no cambias de trabajo?

Retira su mano de forma brusca.

— No es tan simple Alína, algún día entenderás que todo lo hago por tu bien.

Escucho destrabar el seguro del auto y me hace señas para que salga.

— Entra o llegarás tarde.

— Mamá...

— Alína.

Solo con el tono de su voz puedo imaginar sus próximas palabras.

— No hagas que me enfade, sabes que no me gusta enfadarme contigo cariño — Sua dedos acarician mi mejilla.

No puedo evitar el pequeño temblor que le sigue, no es bueno cuando se enoja, debo tener cuidado.

—No me decepciones.

Su mano se retira de mi mejilla y me alegro. Abro la puerta, bajo del auto y ya puedo sentir las miradas sobre mí, al voltear veo como el auto de mamá sale del estacionamiento.

El ruido, los olores fuertes y las multitudes me aturde.

Camino rápidamente hasta la entrada de la preparatoria, al cruzar la puerta me encuentro con largos pasillos, hileras de Casilleros a los costados y unas escaleras que llevan a algún piso superior, camino hasta hallar unas oficina, después de pensarlo un poco me animo a tocar la puerta.

— Pasa — Responde una voz apagada al otro lado.

Abro con cuidado para mi sorpresa me encuentro con la típica secretaria de escuela, baja, llenita y con anteojos.

— En que te puedo ayudar dulzura.

¿Dulzura ? Solo trato de ser una dulzura con mi madre. Sacudo esos pensamientos y respira profundo dos veces antes de responder.

— Soy nueva, vengo a retirar mi horario — Contesto.

—¿ Cuál es tu nombre ?

— Alína Collins .

La secretaria levanta la mirada, me observa detenidamente, a su vez miro a otro lado un poco avergonzada por su escrutinio.

— Bueno Alína, no eres lo que yo esperaba, ven aquí.

Está persona no me agrada, una voz en mi cabeza me grita que le responda, que le haga saber que no me importa su opinión. Una vez más respiro profundo.

Vuelvo a mirar al frente, esta vez su atención está fija en su computadora, imprime rápidamente lo que me imagino es mi horario y me los extiende.

— Este es tu horario, se supone que debías retirarlo la semana pasada.

Leo cuál es la primera clase.

—Lo siento, es que acabamos de mudarnos y estaba un poco ocupada.

Su atención vuelve al ordenador, aprovecho la oportunidad y me retiro rápidamente, que mal educada son las personas de este lugar, espero que no todas sean así.

Recorro los pasillos tratando de aceptar mi nuevo entorno, no puedo evitar mirar mi reloj, por la hora, se que llegaré tarde, doy con el salón, tal vez si paso muy rápido el profesor no se dará cuenta y no me veré en la obligación de presentarme delante de todos.

El profesor está entretenido viendo el pizarrón, bajo la mirada, paso lo más rápido que puedo, se que todos me estan mirando, trato de hacer lo más pequeña posible.

— Señorita, sería tan amable de volver aquí y decirme su nombre .

Volteo lentamente, camino hasta el frente de la clase y observo los zapatos del profesor.

—¿Por qué está llegando a esta hora ? Tiene 20 minutos de retraso.

Levanto la mirada lentamente , con lo primero que me encuentro es con el ceño fruncido de un hombre alto y corpulento, este cruza los brazos.

—Mi nombre es Alína, disculpe la hora, no suelo llegar tarde — Suelto apenada — es que tuve que retirar mi horario.

— Bien Alína — El profesor se mueve a su escritorio y comienza a buscar algo.

Un calor se instala en mi rostro por la vergüenza de estar bajo el escrutinio de todos. Y de nuevo un pensamiento de querer gritarles que dejen de observarme.

— Acabo de verificar y estás en la lista, mi nombre es Alejandro.

El profesor lleva una carpeta en sus manos, anota algo rápido, en un instante su atención regresa a mí.

—Soy tu profesor de Álgebra — Se voltea, diciéndole la palabra todos en el salón — Chicos, espero que sean amables con Alína, sean de ayuda para que se adapte rápidamente a la preparatoria Telluride. Puedes sentarte.

Antes de poder avanzar soy atraída por un estudiante en particular, este está sentado en uno de los primeros puesto.

Levantó el rostro lentamente, para encontrar unos ojos azules hipnotizantes, cabello rubio, mandíbula cuadrada, hombros anchos, tiene los brazos cruzados y allí se queda mi atención por un instante.

Vuelvo a ver sus ojos, su fosas nasales se ensanchan ligeramente, no puedo respirar.

Escucho risas, esto ocasiona que vuelva a la realidad, las facciones del chico se vuelven duras, de nuevo el calor se precipita a mi rostro y cuello. Preciono los labios para evitar decir un mal comentario.

— Al parecer.

las palabras del profesor me detienen un instante.




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