Un golpe me despierta, sobresaltada busco el origen del ruido, observo a mi madre entrar a la pequeña sala, va vestida totalmente de negro, trato de no moverme, no quiero que se fije en mi.
"no debí quedarme dormida en el sofá "
Hoy es una de esas noches donde desearía estar en otro lugar, tener otro tipo de vida; sus fríos ojos me examinan, enciende la luz y no sé qué asimilar primero, sus guantes llenos de algún liquido rojo, su cabello hecho un desastre o el olor metálico y desagradable que me inunda.
— Alína, cariño ¿Qué haces ahí?
Algo primitivo se enciende en mi interior, me grita que corra o que pelee en contra de lo que viene.
"No"
El silencio reina, la otra Alína calla.
"Si me defiendo es peor"
— Cariño, qué te he dicho sobre no responder.
— Lo siento Madre, me distraje, es que estoy preocupada por ti ¿ Qué es eso rojo ?
— Alína, no hagas preguntas obvias, sabes que trabajo haciendo algunos trabajos para el gobierno.
Tengo la garganta seca y las manos me sudan; comienza a acercase. Se que trabaja en el gobierno, pero nunca me a dejado conocer cuáles son esos tipos de "trabajos" que la alejan de casa para luego regresar así.
— Voy a subir a mi habitación.
— Oh, claro que no cielo, acabo de llegar y quiero saber cómo te fue.
Cada vez está más cerca, quiero huir, se lo que va a pasar si me toca, ella también lo sabe y por su mirada sé lo que quiere, le encanta la adrenalina del momento.
Ahora está solo a tres pasos, sus ojos desquiciados fijos en su presa, da otro paso, ahora nos separa un pequeño tramo.
— No lo hagas mami, la última vez estuve en casa durante tres días sin poder moverme y duele.
Lagrimas gordas y pesadas se derraman salpicando a mis pies, por un instante muy pequeño creo ver dolor en su mirada, pero tal vez estaba equivocada porque al minuto siguiente estira sus brazos y me olvido de todo.
*****
La alarma me despierta y desearía que no lo hiciera, cada respiro me resulta más difícil que el anterior, estoy sola en mi habitación, las cajas que aún me faltan por desempacar están alrededor, lo bueno es que nunca recuerdo lo que ocurre al día siguiente.
Estuve leyendo algo que dice que en ocasiones tu cerebro se encarga de borrar esos recuerdos crueles, pero no borran el miedo, cada vez que tengo a mi madre cerca o los moretones que encuentro en su rostro después de noches como esas.
Levanto la camisa y tocó los pequeños moretones, al igual que heridas repartidas en mi cuerpo, pequeño golpes el la puerta me indican que aún está en casa, no espera que responda y entra invadiendo mi espacio.
- ¡Cariño! - camina rápidamente hasta estar a pocos pasos - Sabes que lo hago por tu bien.
Las mismas palabras que escucho desde hace años atrás.
- Es que hay que romper esa resistencia que hay en ti - estira su mano y no logro evitar encogerme - Sabes que esa parte tiene morir, necesitas ser mejor y yo te ayudaré a serlo.
Presiono las manos en la colcha para disimular los temblores, su mano me acaricia el pelo, esta tan cerca y me alegra ver el gran moretón que cubre el lado derecho de su rostro.
- Háblame Alína, dime qué entiendes.
- Si madre - respondo lo que quiere oír.
- Estás hecha un desastre - se aleja nuevamente - Será mejor que te duches y acabo de llamar a la escuela avisando que estas enferme y no podrás asistir.
Como quisiera nunca haber salido de la escuela, quiero volver, me gustan las nuevas personas que conocí, hacen que me olvide de todo.
- No te preocupes cariño, no toque tu rostro, creo que mañana podrás volver a clases.
Me regala una sonrisa deslumbra y sale de mi habitación dejándome sola con mi dolor, cobro conciencia de la última conversación y me doy cuenta que está vez me puedo mover más, en verdad no fue tan dura conmigo.
Coloco los pies fuera de la cama, me duele un poco el cuerpo pero no como en ocasiones anteriores, por lo menos esto hará que la otra Alína haga silencio por un tiempo y mi madre no será tan dura quizá por unas semanas.
Con dificultad camino al cuarto de baño me meto en la ducha aún vestida y dejo que agua tibia se derrame en mi, como me gustaría que no solo limpiará mi cuerpo sino también mis miedos.