Azel estaciona el auto en un pequeño aparcamiento que está rodeado por filas de enormes árboles. Al bajar del auto, los rayos del sol me abrazan, los olores inundan mis sentidos, personas pululan de aquí para allá. No puedo esperar más, quisiera recorrer todos los caminos del bosque y descubrir aquellos lugares secretos a los que nadie ha entrado.
— Alina – Olivia toca mi hombro – ¿Estás sorprendida por esto?
Olivia abre los brazos para dar énfasis a sus palabras y frunce el ceño. Los demás están tomando las mochilas.
— Esta es la primera vez que visito un lugar así — Sonrío — toda mi vida estuve rodeada de grandes edificios, cambiando de ciudad en ciudad. Sí, visité algunos parques naturales pero nada como esto.
— Entonces te has perdido de muchas cosas, Ali. Te llevaremos a un lugar de ensueño — la sonrisa de Azel me roba la respiración.
— Si no comenzamos a movernos, entonces nunca va a conocer ese lugar de ensueños, casanova.
Y así, Laura se encarga de regresarme a la realidad. No puedo evitar todas estas sensaciones, eso no me agrada. Azel solo está tomándome el pelo cada vez que tiene la oportunidad.
“Pero no puedes negar que hay algo en él que te atrae.”
— No quiero darle la razón a Laura pero esta vez no se puede evitar. Si queremos regresar antes del anochecer debemos movernos.
Azel está a punto de abrir la boca cuando es interrumpido por Olivia.
— Entonces, ¿nos vamos?
— Dejen de hablar tanto y vámonos ya – estoy comenzando a impacientarme, eso no es nada bueno
— ¡Allá vamos!
El grito de Alex me aturde. Siento la necesidad de estirar mi mano y cerrarle la boca.
— Vamos, Alina – Olivia toma mi brazo con delicadeza y me lleva con ella.
Laura camina al otro lado de Olivia. Azel va unos pasos por delante de nosotras, mientras que Alex corre a su lado, tropieza con una roca y Azel lo ayuda a colocarse derecho. No puedo evitar sonreír.
Seguimos un pequeño sendero, la sombra de los árboles cubre el camino. Después de caminar unos minutos nos detenemos.
— Bien, chicos – Alex cruza las manos detrás de la espalda – Ahora tomaremos el camino a nuestro lugar secreto.
— Estamos muy cerca – Azel mira a su alrededor mientras las chicas guardan silencio.
— Están exagerando. ¿Me llevarán a su guarida o algo así? – no puedo evitar el comentario sarcástico.
— Espero que no compartas cómo llegar allí con nadie, o yo misma me encargaré de buscarte.
Laura me regala una sonrisa aterradora.
“Esto está bien raro. Primeros amigos que consigues y todos son extraños.”
Las carcajadas estallan a mi alrededor. Comprendo que me han estado tomando el pelo.
— No es para que pongas esa cara, Ali.
— Solo estamos bromeando. Disculpa la seriedad y sí, para llegar a dónde queremos ir tendremos que salir un poco del camino acostumbrado – Alex le resta importancia.
— No le hagas caso a las miradas de Laura – Olivia me da un pequeño empujón – Ella mira a todo el mundo con odio.
— ¡Oye! Eso no es cierto.
Dejo a las chicas discutiendo. Azel está mirando a su alrededor y algo en su postura llama mi atención. Su rostro inclinado hacia arriba, ojos cerrados, olfatea algo y no puedo evitar acercarme.
— ¿Qué haces?
— Ven, Ali – toma mi mano y me coloca a su lado – Hueles ese aroma.
— ¿Qué aroma? – muy sutilmente quito su mano – No sé de qué hablas.
La brisa alborota su cabello rubio y sus ojos, por alguna razón, se ven más brillantes a la luz del sol.
“Me gusta”
“Cállate”
— Pero no estoy hablando – Azel frunce el ceño.
— No era contigo, lo siento – siento mis orejas calientes – Es que hay ocasiones que no puedo controlar lo que digo.
— No importa – Sonríe – hazme caso y cierra tus ojos.
“Hazlo rápido.”
Podría jurar que la sonrisa de Azel se ensancha al tener otro de mis pensamientos invasivos, pero es imposible.
— ¿Por qué debería hacerlo?
— Vamos, no es momento de que muestres esos colmillos.
Debería llamarlo Azel, el experto en hacerme enojar.
“Piensa que puede darme órdenes, solo porque tenga una cara sexy y esos ojos irresistibles.”
Azel se ríe a mi lado hasta el punto de sujetarse el estómago. Miro detrás de mí y veo a los chicos mirando a nuestra dirección. Al percatarse, tratan de mirar a otro lado, en lo cual fallan.
— No me digas que lo volví a hacer.
— Sí, Alina – se seca pequeñas lágrimas – Aunque encuentro adorable ese lado y me gusta el hecho de que mi cara sea sexy.
¡Qué vergüenza!
Azel pasa a mi lado, se reúne con los demás. Olivia me llama y retomamos la marcha. Es como había explicado Alex, salimos del camino. Olivia comienza a hablar del trabajo que debemos entregar para el lunes.
Llega un punto en el que ya no presto atención a sus palabras. Este lugar hace que algo en mi interior comience a moverse inquieto. La brisa mece las ramas de los árboles, pequeñas ardillas corretean de aquí para allá, el canto de las aves es música a mis oídos y hago lo que Azel me había pedido.
Me detengo un instante, cierro los ojos y lo escucho todo. Estamos cerca de algún lugar donde el agua corre. Puedo escuchar los pasos de los chicos, sus respiraciones, el bramar de un ciervo en algún lugar y unos nuevos pasos a unos metros detrás de mí.
“Espera. ¿Pasos detrás de ti?”
Abro los ojos de golpe, volteo y así encuentro un enorme lobo negro entre los árboles observándome fijamente. Ojos verdes con demasiada inteligencia en ellos para ser de un animal corriente.
“Corre.”
Mis piernas no se mueven. Comienzo a hiperventilar. Un sabor metálico inunda mis sentidos. Me he vuelto a morder el labio. El lobo olfatea en mi dirección, da un paso al frente y retrocedo.
— ¿Alina? – una mano pequeña se posa en mi hombro.