Destino

Capítulo 22: Descubierta

Al bajar del auto, sentía que las piernas no me respondían. Traté de caminar lo mejor posible hasta casa, pero la exaltación de mi mamá rondaba en mi mente, haciéndome perder la poca compostura que tenía. Sabía que iba a enfrentar algo difícil y estaba segura de que esto me traería grandes quebrantos.

Al entrar a mi hogar, mi madre estaba sentada en el comedor. Sobre la mesa había una copa y una botella de vino. Cuando me vio acercarme, su expresión cambió, y me llamó con una seña para que me sentara frente a ella. El ambiente se sentía hostil, y no volaba ni una mosca. Al llegar al "banquillo de los acusados", me acomodé lo mejor que pude.

—¿Dónde estabas, Cloe? —Su voz sonaba contundente, con vestigios de enojo.

Antes de que pudiera empezar a dar mi discurso, me interrumpió. Me dijo que pensara bien lo que iba a decir porque tenía pruebas para refutar cualquier mentira. Eso me asustó bastante, así que no tuve más remedio que decirle la verdad.

—Estuve con un chico en el parque.

—¿Con quién exactamente?

Si había algo que me molestaba eran los interrogatorios, pero no tenía escapatoria.

—¿No te basta con saber eso nada más?

—No, hija. Quiero saber por qué me ocultas cosas y desde cuándo. Estoy tratando de controlar mis nervios.

Sus palabras me estaban haciendo confesar, pero no por voluntad, sino por coerción. Por eso, atiné a provocarla con una pregunta para que me dijera lo que sabía.

—¿Quiero saber qué tanto te molesta que conozca a alguien?

—El tema no es que conozcas a alguien, sino que me mentiste. Desde que empezó el torneo te noté rara, y en varias oportunidades me dijiste que no te pasaba nada. Pero ahora me cuadra todo, después de haber recibido fotos.

Me quedé inmóvil cuando mencionó lo de las fotos. Sabía que alguien nos había estado siguiendo a mí y a Xavier. Tomé coraje y le dije:

—Quiero que me muestres esas fotos que tanto me involucran.

Sacó su celular y me mostró varias fotos mías con Xavier en el parque. En una de ellas, estábamos besándonos. Me quedé atónita ante la evidencia.

—¿Qué es esto?

No sabía qué responderle. Estaba tan shockeada que las estrategias para afrontar la situación incómoda se habían esfumado frente a aquellas imágenes.

—Hija, este muchacho es uno de los que estaban en el torneo. Tienes que cortar todo tipo de contacto. Es un hombre, y tú, una adolescente. No voy a permitir que tengas ningún acercamiento con él.

—¡Mamá! ¿Por qué te tienes que meter? —Las palabras casi no me salían. Batallaba con las pocas armas que me quedaban. Si no llegaba a un acuerdo con ella, ya no tendría contacto con Xavier. Creo que le asustó que él fuera tan grande. A mí también, pero decidí arriesgarme. Una gran tristeza me empezó a embargar.

—¿Por qué no fuiste sincera conmigo? ¿Por qué no me contaste esto?

—Porque yo tampoco sabía qué sentía por él. En verdad me gusta y jamás ha sido irrespetuoso conmigo. ¡Tienes que creerme!

—Hija, yo no dudo de tus sentimientos, pero no confío en él. No quiero que trunques tu camino siendo tan joven.

—¿En qué me puede truncar? No te entiendo. —Me levanté de la silla y me acerqué hacia donde estaba ella.

—¡En que es muy grande! Ya tiene una vida hecha y tú no conoces nada aún. No voy a dejar que te desgracies la vida. —Se levantó de su asiento, y quedamos una frente a la otra.

—¿No te importan mis sentimientos? —le dije.

—Se te va a pasar, hija. No va a ser el único hombre que te va a gustar. Estás encaprichada.

—No, mamá. Es la primera vez que alguien llama mi atención, y quiero saber si realmente esto tiene futuro.

—¿Pero de qué futuro hablas? ¡No te das cuenta!

—De lo único que me doy cuenta es que proyectas en mí tu vida. Piensas que todos los hombres son como papá.

En ese momento, ella se acercó y me dio un golpe con la mano abierta en la mejilla. Las lágrimas salieron de mis ojos, y ya no quise seguir hablando del tema. Subí corriendo a mi habitación, sin hacer caso a sus palabras. Me dolía el alma haber tenido una pelea como esta, sabiendo que se podía hablar en un tono civilizado.

Me acosté en mi cama y seguí sollozando. En mi mente, los pensamientos me invadían, y ante ellos me sentía derrotada.

Pasaron unas dos horas. En el silencio de mi habitación, decidí mandarle un mensaje a Xavier:

"Xavier, quiero avisarte que ya no vamos a poder vernos. He tenido una pelea con mi mamá. Le llegaron fotos nuestras de hoy en el parque, y ella no quiere que tengamos ningún tipo de relación. No me llames, porque no me siento bien para hablar contigo."

"Cloe, estaba preocupado por ti. No te preocupes, esto se va a solucionar. Es normal que tu madre se sienta abrumada; esto fue inesperado para todos los que estamos involucrados. Trata de descansar, y mañana veremos cómo solucionamos esto. Te quiero, mi dulce princesa."




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