No hablamos en todo el camino. De tanto en tanto lo miraba de reojo, pero su cara de seriedad no me invitaba a hacer ninguna pregunta.
No sabía a dónde iríamos, aunque estaba segura de que sería un lugar tranquilo y con poca gente. No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando quise darme cuenta, ya estábamos en el parque donde nos habíamos visto un par de veces antes.
—Llegamos —dijo sin quitarme la mirada de encima.
—Bien —respondí mientras me bajaba del auto al igual que él.
Caminamos uno al lado del otro. Xavier empezó a hablarme sobre cómo el parque había cambiado desde que se fue. Alcancé a decirle que sí, aunque mi mente estaba en otro lugar.
Llegamos al sitio donde nos dimos nuestro primer beso. Aunque el tiempo había pasado, en ese momento se sintió como si no hubiera transcurrido en absoluto.
—Ven, siéntate —me pidió, señalando un banco.
Traté de acomodarme sin mirarlo.
—Cloe, sé que esto es raro para ti. Volver a estar juntos después de tanto tiempo… —su voz se entrecortó.
—¿Por qué desapareciste? —No lo dejé terminar y le lancé la pregunta. Hizo una pequeña pausa y me pidió que lo mirara a la cara.
—Porque… hubo una persona que no permitió que esto se pudiera concretar.
—¿Quién? —Me giré para verlo mejor y sin dejar de verlo a los ojos.
—Tu mamá.
Lo quedé mirando perpleja. No podía creer lo que estaba diciendo.
—¿Cómo? —volví a preguntar, pensando que el shock de volver a verlo estaba afectando mis sentidos.
—Tu mamá, Cloe. Ella fue quien no quiso que nosotros estuviéramos juntos. — Lo decía con un pesar.
Recordé aquella vez cuando me dijo que en una semana todo estaría resuelto. Continuó hablando.
—Sí, fue la semana más difícil desde entonces. —Le contesté y de imprevisto, me tocó la mejilla.
—Cuánto lo siento, mi pequeña. Para mí también fue difícil estar lejos de ti, pero le hice una promesa a tu madre, y debía cumplirla.
—¿Qué clase de promesa? —No sabía si creerle o qué pensar. Me sentía completamente desorientada.
—Esa semana descubrí que Juan Pablo había entregado las fotos a Amara, y ella fue quien se comunicó con tu madre y descubrió lo nuestro. Así que fui a tu casa cuando estabas en la escuela y tuvimos una larga charla.
Tu mamá estaba muy enojada conmigo porque pensaba que yo me quería aprovechar de la situación. Me dijo que, si realmente te quería, debía desaparecer de tu vida al menos por unos años. Según ella, si éramos el uno para el otro, el tiempo nos volvería a unir. —Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. No podía procesar semejante confesión.
Todos estos años pensando lo peor, y jamás imaginé que mi madre estuviera detrás de todo.
—Cloe, sé que es difícil, pero cumplí con mi palabra y estoy dispuesto a todo. Jamás te he mentido. Mis sentimientos siempre han sido sinceros.
—Xavier, todo este tiempo he estado mal, preguntándome por qué te fuiste sin siquiera darme una explicación. ¡Fuiste cruel!
—Te pido perdón por haberte hecho sufrir. Yo también la pasé mal. Después de un tiempo, pude contactar a Bea y, tras recibir algunos retos de su parte, le expliqué todo. Este evento fue solo una excusa para volver.
Se acercó y me abrazó. Empecé a llorar con más fuerza, como si toda la amargura acumulada durante esos años brotara de golpe.
—Sé que estuvo mal, Cloe, pero tenía que cumplir con lo que tu madre me pidió. Era la única manera de que me aceptara en tu vida. —Intenté apartarlo, pero me volvió a abrazar con fuerza.
—No me apartes. Ya he tenido suficiente con estar lejos de ti.
Traté de tranquilizarme, lo cual me llevó al menos media hora. Él me sostuvo entre sus brazos todo ese tiempo, sin soltarme ni un momento.
—Xavier —le pedí finalmente que me soltara, necesito verte a los ojos.
—Se quedó mirándome fijamente.
—No puedo creerte ninguna palabra de lo que me has dicho. —Intentaba contenerme, pero las lágrimas amenazaban con salir de nuevo. Él solo me observaba, y en sus ojos había una expresión de dolor y desesperación.
—Vienes como si nada y esperas que te crea. Esto no está bien. Me lastimaste mucho. Yo te quería —un nudo en la garganta me impidió continuar. Sabía que le estaba mintiendo, pero lo que me contaba parecía absurdo. Jamás pensé que mi madre fuera capaz de algo así.
—Cloe, si no me crees, ahora mismo vamos a aclarar las cosas. Como te dije antes, no estoy dispuesto a volver atrás.
—¿Cómo?
—Como lo escuchaste. En este momento vamos a tu casa para aclarar todo con tu mamá. —Me tomó de la mano y empezamos a caminar hacia mi hogar.