Destino.

Capítulo 3.

A pesar de que vieron todas sus películas favoritas, Alissa no pudo concentrarse en la televisión, sin importar cuanto lo intentara su mente siempre viajaba de algún modo a lo que sus padres tuvieran que decirle acerca de toda la situación.

Alissa pensó en lo rara que se había vuelto su vida en pocos días y lo incómodo que era todo. ¿A caso había señales de que algo como eso ocurría y ella no lo había notado?

A las 7 pm Leyla y Luca se despidieron argumentando que su madre se volvería loca si no volvían ni para la cena.

  ─De verdad, Lissa, no sabes lo delicada que es en esos asuntos, "nunca pasan tiempo en casa, somos una familia, deberíamos ser más unidos"─dijo lo último con una mala imitación de la voz de Thara, su madre.

Luca rió.

  ─Volveremos mañana, tus padres deben estar de camino─Luca tomó la mano de Alissa─, linda, ellos no deben saber que te contamos ¿de acuerdo?, ya mañana podremos hablar más tranquilamente, cuando ya hayas entendido más de esto.

Alissa sólo asintió con la cabeza y dejó que los mellizos se fueran.

Fue directo a su habitación y se sentó sobre su cama, el silencio era tan abrumador que incluso podía oír las manecillas del reloj moverse.

Unos diez minutos más tarde la puerta de la entrada se abrió haciéndola sobresaltarse.

Se paró y se miró al espejo rápidamente, su cara parecía claramente preocupada, así que respiró un poco y luego puso la mejor sonrisa que tenía.

Salió de la habitación y se dirigió a la cocina para encontrarse con sus padres, ambos parecían cansados y su madre ya estaba sirviendo tres tazas de café.

  ─Hola, ¿cómo he estado el trabajo?, ¿un día agitado?─Alissa tomó su asiento usual en la mesa.

  ─Si, cariño, hoy hemos hecho horas en la clínica.

  ─¿Cómo estuvo tu tarde? ¿Todo bien?

La sonrisa de Alissa pareció fallar por un momento, pero se recuperó rápidamente.

  ─Todo excelente, si.

Su padre le dio un trago a su café y luego dijo.

  ─Tenemos algo que decirte, cielo.- se aclaró la garganta un poco─, es un poco complicado de explicar y no sabemos como vas a tomarlo.

  ─Desde que naciste, lo único que hemos querido es tu bienestar─está vez era su madre la que hablaba─, todas las decisiones siempre las tomamos basados en lo que creemos que es lo mejor para ti.

  ─Lo sé, mamá─Alissa estaba siendo sincera─, creeme que lo sé y se los agradezco.

  ─Escucha Alissa, tu padre y yo no nacimos aquí, nosotros somos de otro lugar que está un poco alejado─Sarah hizo una pausa─, nosotros... huimos un día después de que naciste por...

  ─... Porque era lo correcto para ti, hay muchas cosas en nuestro pasado de las que no nos enorgullecemos.

  ─No entiendo─fue lo único que pudo decir Alissa.

  ─Hace muchos cientos de años, Dios mandó ángeles a la tierra, pero algunos de ellos sucumbieron al deseo y buscaron entre las hijas de los hombres algunas para tener descendencia. Sus hijos, los gigantes, se volvieron en contra de los hombres comiéndose sus cosechas, pero cuando eso dejó de satisfacerlos comenzaron a devorar a los hombres también.

  ─Eso es un fragmento del libro de Enoc─Alissa fruncio el ceño─, está en el estudio, lo recuerdo, lo leí hace unos años.

  ─Dios dejó la situación en manos de sus favoritos, los arcángeles, pero Miguel, Rafael, Uriel y Gabriel, no querían ensuciar su divinidad, así que buscaron a un pueblo digno que pudiera servirles en nombre del Eterno.

  ─Ese pueblo fue Scarlevart, el lugar de donde tu padre y yo provenimos, el lugar que también te pertenece.

  ─Sigo sin entender lo que sucede─Alissa hizo su mejor cara de confusión─, ¿y qué si los ángeles escogieron ese pueblo? ¿qué tiene que ver con nosotros?.

Sus padres intercambiaron miradas.

  ─Los arcángeles les otorgaron habilidades divinas a las familias que habitaban el lugar y esos poderes fueron pasando de generación en generación y sería así hasta que la misión se concretara─hubo una pausa─, a esas familias se les ha llamado de muchas maneras a lo largo de los años; los protectores, los guardianes, pero la más común son los Kayrell.

  ─¿Esto quiere decir que ustedes...?, es decir, ¿nosotros somos...?.

  ─Kayrell, si. Pero lo que tu madre y yo queremos que entiendas es que... Tuvimos una buena razón para alejarnos─su padre miró su café buscando las siguientes palabras en su cabeza─, los arcángeles, o la orden como comúnmente les llamamos los Kayrells, encontraron una profecía.

  ─Espera, ¿no se supone que Dios es el que planea todo?, eso dice la biblia ¿o no?.

  ─Si, eso es lo que dice, pero no todo lo que se dice es completamente cierto─Will continuó─, cada cierto tiempo entre los humanos se descubre una nueva profecía, pero ésta... ésta le interesó específicamente a la orden.

  ─La profecía, Alissa, hablaba sobre los Kayrell, decía que nacería una niña entre ellos que sería capaz de detectar a los Awwim, los hijos de los ángeles caídos, y que su poder podría acabar con ellos para siempre─su madre tomó una de las manos de Alissa sobre la mesa─, por supuesto la orden buscó entre todas las niñas nacidas alguna que fuera diferente, pero no tuvieron éxito.



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En el texto hay: brujos

Editado: 16.03.2018

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