Destino.

Capítulo 4.

Habían pasado algunos días desde la plática con sus padres, y Alissa apenas los había visto.

Una gran parte se debía a que ellos seguían asistiendo al hospital a trabajar como regularmente hacían, pero también se debía a que Alissa casi no había salido de su habitación desde aquel día, Leyla iba frecuentemente a verla para convencerla de que salieran a algún lugar, pero se negaba rotundamente.

Por eso esa mañana, cuando la puerta de la casa y, posteriormente, la de su habitación se abrieron, ni siquiera se molestó en darse la vuelta para comprobar quién era.

  ─No, Leyla, hoy tampoco quiero salir a por un helado o espiar al hijo de los Taylor o intentar hacer enojar a Luca o...

  ─¿De verdad que esa es una de sus actividades para pasar el rato?─Alissa se dio la vuelta al notar que no era Leyla quién estaba en su casa─, creí que Eyla y tu me tenían más aprecio.

Luca estaba recargado sobre el marco de la puerta mirándola con una sonrisa en el rostro.

  ─¿Tu eres la "artillería pesada"?─dijo Alissa haciendo comillas con sus manos mientras recordaba su última conversación con Leyla─ , no te ves tan... ya sabes... pesado.

Él rió.

  ─Bueno, no lo parezco, pero ¿qué no eras tú la que decía que no juzgara un libro por su portada?.

  ─Y lo sostengo─resopló─, la portada parece una vida normal en un pueblo aburrido y al abrirlo, te encuentras con un montón de secretos y mentiras que cambian tu forma de ver las cosas─ella volvió a darle la espalda.

  ─Así que te lo contaron todo, ¿cierto?─Luca se acercó a ella─¿Y tú reacción es quedarte escondida en tu habitación?, vamos, ¿no tienes un poco de curiosidad acerca de lo que puedes hacer con tus poderes?.

Alissa no respondió, aunque era algo que le preocupaba.

Un día antes, después de que Leyla saliera enojada de la casa dando un portazo, Alissa había intentado repetir la hazaña de los mellizos con una pluma solitaria que encontró cerca de su cama.

Puso uno de sus brazos extendido con la palma de su mano elevada encima de la pluma y cerró los ojos pensando en lo que quería que pasara.

Cuando los abrió la pluma flotaba por la habitación, pero de un momento a otro se incendió dejando cenizas en el suelo.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando recordó el incidente.

  ─Vamos, Lissa, no puedes evadir esto por siempre.

  ─Claro que puedo, no le estoy haciendo daño a nadie quedándome aquí.

  ─Si, lo haces─dijo duramente─, cada minuto que pasas encerrada, es un minuto perdido para entrenarte, y no sólo estás desperdiciando el tiempo, también estás poniendo en peligro a tus padres─Alissa miró a Luca─, sí no estás preparada cuando la orden te encuentre, ellos van a sacrificarse por ti y sabes que no estoy mintiendo. 

  ─Estoy asustada, no entiendo mucho de lo que pasa y... todo sigue pareciendo irreal.

  ─Te entiendo, creeme que Leyla y yo no lo tomamos tan bien como tú cuando nos enteramos, pero al menos nos teníamos el uno al otro─Luca tomó su mano─, y tú nos tienes a nosotros ahora. No voy a mentir, lo que viene va a ser intenso, pero no estás sola en esto, lo único que debes hacer es dejar de esconderte.

  ─No soy la única que parece estar evitando algo de todos modos─Alissa cambió de tema.

  ─¿De qué hablas, Lissa?─Alissa le dio una mirada significativa─, ¿de nosotros?─ella asintió─, ¿crees que quiero evitarlo? ¿por qué?

  ─No lo sé, vienes a mi casa y de lo único que hablas es sobre poderes, entrenamientos, aprovechar el tiempo... no pareces muy dispuesto a hablar de lo que sucederá con nosotros.

Luca suspiró.

  ─Bueno, Lissa, no parecía correcto hablar de eso cuando estás tan abrumada por todo lo que te contaron tus padres─Luca le tapó la boca a Alissa cuando intentó hablar─, no, no vas a interrumpirme, si quieres que hable de ese tema, voy a hablar.

>Lo cierto, Alissa, es que te quiero, y estar separado de ti fue la cosa más difícil que he tenido que hacer, pero sí me dijeran que debo hacerlo de nuevo para que tú estés bien, entonces lo haría.

No me importa pasar mi vida siendo miserable alejado de ti si con eso sé que nadie va a hacerte daño. Y no, no he querido evitar el tema, porque cada segundo alejado de ti es como tener un peso en el pecho que no me deja respirar, sólo quería darte espacio para que ordenaras tu mente.

Te oí hablando con Leyla el otro día, escuché cuando dijiste que pensabas que había alguien más, y me dolió. Jamás podría querer a otra chica que no seas tú, estoy enamorado de ti desde que tenía diez años. Tus ojos, tu voz, tu piel, eres la única que podría hacer vibrar a mi corazón, creí que lo sabías.

Llevo mucho tiempo amándote, tanto que me es difícil imaginarme sin hacerlo. Prefiero estar sólo que compartir mi vida con alguien diferente. Te amo y lo haré hasta mis últimos minutos de vida.<



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En el texto hay: brujos

Editado: 16.03.2018

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