Destino

Capitulo 4

                                         Existen momentos en la vida de toda persona en la que replantearse su misión en la vida puede resultar contradictorio; este era el caso de Roy Leonhart, un joven de 23 años, experto en todo tipo de luchas y todo tipo de armas, fue ascendido a coronel con solo 20 años de edad, entrena en la academia desde que tiene memoria, no posee ningún tipo de poder sobrenatural, como gran parte de sus amigos y compañeros, pero fue obligado a entrenar desde muy pequeño, tanto que jamás se cuestionó el por qué, ha dedicado su vida a la lucha, y hoy era el entrenador más joven de la academia, había logrado tener un escuadrón de patrulla a su cargo. Algo solitario pero amigo de sus amigos. El coronel Leonhart se encontraba entrenando con un par de niños a los que ayudaba a controlar su poder, hacían pequeños remolinos en la tierra, que de la nada se convertían en pequeños tornados.

- debes relajarte Patrick, sino jamás podrás controlarlo. -le dijo con voz firme pero suave al más pequeño de los dos.

- ¿así está bien Roy? -pregunto el mayor

- vas por buen camino Martin, pero no debes perder la concentración. - le respondió

- hey, Roy, ya te toca. - en un extremo del campo un chico de la misma edad del coronel le hablo, el aludido solo dio un asentimiento de cabeza y le hablo a los hermanos.

- ha terminado el entrenamiento por hoy, debo ir a hacer guardia.

- ¿pero no estaba vigilando Suki? -pregunto el pequeño

- sí, estaba. pero Dean vino a avisarme que ya me toca, así que ustedes dos regresen a su cabaña. -les desordeno el cabello antes de que los chicos emprendieran camino corriendo -no destrocen nada en el camino. -les grito y los muchachos soltaron una carcajada y siguieron corriendo.

Roy Leonhart se desplazaba por la academia sin que nadie lo notara, había aprendido a moverse entre las sombras y a agudizar todos sus sentidos, si debía ser un simple humano, se esforzaría hasta su último aliento en ser el mejor, llego a las puertas de la academia donde le tocaba hacer la guardia de la tarde. En realidad, se turnaban cada 3 horas para cambiar vigía, aunque era algo por mera precaución extra en caso de que algún enemigo se acercara a ellos; trepo hasta lo alto de las puertas, puso sobre su cabeza la capucha de su uniforme y así poder mimetizarse mejor, agudizo la vista y noto la presencia de alguien a solo unos pasos de la entrada.

- ahí eres blanco fácil para cualquiera. - le hablo a la chica de cabello turquesa que se encontraba sentada apoyada en un árbol.

- desde cuándo te interesa lo que suceda conmigo, lo último que supe es que habías terminado conmigo la semana pasada, ya no tengo que rendirte cuentas. - la chica se levantó de su lugar cruzando los brazos y alzando la vista

- ya sé lo que hice, y no te hablo como ex novio. Le habla su coronel teniente Shimura; sigues estando a mi cargo y soy responsable por tu seguridad; de igual manera tu turno acabo así que puedes regresar si lo deseas. - su lado de coronel hablo por él, la chica solo hizo un mohín y atravesó las puertas de entrada.

Roy se puso de cuclillas y se preparó para las próximas tres horas más aburridas, hacer guardia para el joven era un momento de reflexión, sin presiones y sin ojos sobre él.

Desde el último tiempo se sentía extraño, sabía que su vida necesitaba un cambio, si bien amaba ser quien era y lo que hacía, sentía que algo le hacía falta.

Quince minutos antes de que acabase su guardia unas voces a lo lejos lo despertaron de sus reflexiones, alzo la cabeza y se encontró con dos personas que venían corriendo directamente a la academia, sus instintos guerreros lo pusieron alerta, cuando los extraños se encontraban a pocos metros, salto desde su posición y desenvaino sus espadas cortas, sin darles tiempo a nada.

  • que se les ha perdido por aquí forasteros. -

Darien miro a Elizabeth de reojo y negó de manera imperceptible, diciéndole con los ojos que no hiciese nada imprudente, lentamente comenzó a levantar sus manos en señal de rendición. Elizabeth por su parte miraba desafiante al chico que tenía enfrente, antes de que nadie pudiese decir nada, las puertas de la academia volvieron a abrirse, de ellas salió una chica de unos 20 años, con largo cabello negro y ojos miel.

- ¿Qué sucede?, ¿Quiénes son estas personas coronel? -pregunto en tono profesional

- es lo que estoy a punto de averiguar teniente Dallaras. - contesto Roy sin perder su posición ni sacar los ojos de los dos extraños, la muchacha se situó a un costado del joven coronel.




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